¿Qué nos espera a los venezolanos?
Con relación al gobierno oficial, del Presidente Maduro depende generar los cambios que le urgen al país, no se trata de querer, no querer o postergarlos por pertinencia política, la Venezuela de hoy económicamente se encuentra en su peor crisis estructural, repercutiendo desde luego en lo social, castigando a la población a infernales niveles inflacionarios, de escasez, de aumento de pasivos laborales, la no discusión de contratos colectivos, entre otros.
El ejecutivo nacional debe inexorablemente apoyarse en el sector privado sin falsos temores, decimos falsos temores porque el capitalismo o economía de mercado es tan bueno o malo como lo sean las instituciones públicas, lea detenidamente; sí la institucionalidad del país es buena y logra evitar haya explotación laboral, evasión de impuestos y usura en los precios la economía y la calidad de vida de todos los venezolanos se incrementaría exponencialmente, es lo que ocurre en los países que llamamos del primer mundo.
Ahora bien, sí las instituciones del Estado no cumplen con su labor, son corruptas, no profesionales y desatienden sus objetivos la economía se viene al piso, todos (productores, comerciantes, incluso, la institucionalidad misma) querrán sacar provecho generando un pandemónium, que es exactamente lo que ocurre en Venezuela desde hace tiempo, donde se desaparecen más de 25 mil millones de dólares del BCV sin explicaciones ni detenidos o se contrabandean productos fuera del país con complicidad funcionarial. El modelo de economía centralizada, con control de cambio, con empresas públicas o de producción social como principal vértice de producción nacional, no ha funcionado jamás en la historia de la humanidad, por el contrario, genera graves penurias en los países donde se ha intentado aplicar, es lo que estamos viviendo, pasamos a engrosar esas lúgubres estadísticas de la historia universal, basta intentar hacer mercado para afrontar parte de nuestra indecorosa realidad.
El Presidente Maduro debe apartar el modelo económico socialista y dar paso a un modelo productivo basado en el sector privado ¡Eso sí! estrictamente observado, pero por una institucionalidad eficiente apegada a la ley, no a ideologías políticas ni a ningún partido, sino genera esos cambios el país seguirá su declive cada vez más a prisa ¡Usted lo está viviendo! Con relación al lado opositor el panorama tampoco es muy feliz, este sector debe deslastrarse de sus gríngolas partidistas y acceder formen parte activa, decisiva y protagónica sectores nacionales como el educativo, el de la salud, trabajadores, productores, entre otros, sí lo hace finalmente podría ser oído por el país, sus ofertas llegarían a los venezolanos con una conectividad racional y emocional, cosa que carecen desde hace tiempo. Sí lo hace podría influir en la toma de decisiones del gobierno a través de la presión social, o incluso llegar a él, sí no lo hace la oposición está condenada a vivir siendo ignorada, paradójicamente, por un país al que le urgen opciones de cambio distintas al gobierno.
El problema es que se han pospuesto las decisiones en materia económica porque la visión política del gobierno radica fundamentalmente en encontrar la fórmula que permita la transición de un capitalismo de Estado a un socialismo (comunismo) y al mismo tiempo conservar el poder, independientemente de quien sea el presidente. Y es que esa fórmula no existe ni la tienen disponible en este momento salvo que se aplique la ya conocida del »socialismo real» tipo ex URSS o caso cubano. Fórmulas que se aplicaron ante el imperativo de una realidad económica donde la generación de riqueza y eliminación de la propiedad privada, dejó dichos países en una situación de bancarrota. Hoy, admitido su fracaso, han ido avanzando en términos de organizar una economía de mercado que va funcionando con mayor o menor éxito según sus posibilidades y oportunidades, pero lo cierto es que van en esa dirección.
En el caso venezolano se ha ido adelantando una política de ir desmontando el capitalismo de Estado por medio del procedimiento no expedito, de ir sometiendo y quebrando las empresas privadas pero a través de un proceso lleno de altibajos, de avances y retrocesos. Unas veces ha sido expropiando, otras nacionalizando, otras entregándole los activos al »poder popular», llámense Comunas o como se les quiera denominar. La idea es que dentro del Plan de la Patria el objetivo central es la creación del Estado comunal como reflejo del modelo socialista (comunista), pero hasta el presente ello no ha sido posible y la mayoría de tales experiencias han fracasado. Ellos quieren copiar la organización y la eficiencia de la empresa privada pero ni tienen capacidad organizativa ni el personal calificado para acometer tal tarea ; y, si a ello le va aunado el sesgo político – ideológico, el resultado es desastroso.
En base a lo anterior, la presente etapa se caracteriza por no haber alcanzado los objetivos iniciales y no poder generar suficientes bienes y servicios para satisfacer las ingentes necesidades de la población. Y si a eso le agregamos el haber optado por un modelo importador sin contar con los ingentes recursos en divisas para ello, resulta evidente que les ha explosionado la crisis en pleno rostro y se han visto en la necesidad de enfrentar la escasez con un racionamiento digno de una economía de guerra. En parte o por ahora, ello ha permitido la supervivencia de la empresa privada pues el Estado se ve obligado a » transigir » en un conjunto de medidas sectoriales que le permitan importar un poco de aquello mas importante para medio mantener a flote el aparato económico. El problema es que tal estrategia no es viable en el largo plazo y ahí es donde entran en juego lo del »sacudón » y las »cinco revoluciones »
Y es que con el triunfo del ala militar y los sectores mas radicales dentro del PSUV , pareciera que la opción ha seleccionar es el adelantar los tiempos ; es decir, profundizar la revolución política e ir de una buena vez al modelo socialista (comunista) y dejar para su momento la aplicación de los ajustes económicos propiamente dichos. Y es que no pareciera importarles mucho las elecciones del 2015, quizás porque están persuadidos de que el modelo representativo a nivel de una A.N.,es un aparataje político – burgués innecesario que puede ser remplazado por un modelo verdaderamente popular y revolucionario. El enemigo a vencer es la corrupción y la incompetencia ; y en todo caso, están en condiciones de llevar el concepto de »guerra económica » hasta las últimas consecuencias. Ya se encargarán de ejecutar una reforma formal de la Constitución para salvar las apariencias y alcanzar sus objetivos. Tienen todo el poder y los recursos para ello.
En base a lo anteriormente expuesto la situación de la oposición es extremadamente comprometida y poco alentadora. El problema fundamental es que su instrumento de acción política se mueve dentro del marco de la Constitución y las leyes cuando precisamente se han violado permanentemente y no pasan de ser meros enunciados que nunca han sido de fiel cumplimiento ; todo lo contrario, las leyes se hacen y deshacen según las conveniencias del momento y en función de intereses muy específicos, como es la conservación del poder al precio que sea.
Pensar que el señor Maduro abandone el objetivo de implantar el modelo socialista (comunista ) ; o, como muchos piensan está a las puertas de su final como presidente, me parece una equivocación. El presidente esta ahí porque las fuerzas que lo mantienen no solo son poderosas sino que les interesa que siga como tal ; y para ello tienen los recursos y los instrumentos para hacer valer su permanencia en el poder. Y quien intente revertir ese pacto va a tener que salir a la calle y pelear como hombre para que pueda cambiar la situación. Y es que por los vientos que soplan, tal eventualidad es poco probable que ocurra. Mejor dicho, la oposición ni esta mentalizada ni preparada para ello, pese a que las condiciones nos indican que se acerca el momento de mayores y mas riesgozas decisiones. Falta ver quien »le pone el cascabel al gato».
En la medida que el venezolano no demande de esta pandilla de pillos que desgobiernan al pais el establecimiento de medidas que produzcan bienestar al pueblo, este gobierno corrupto y titere de los Castros continuara destruyendo y empobreciendo al pais. La destruccion del pais es una estrategia politica del regimen ordenada desde la Habana, ante este panorama hay que salir del titere y su pandilla aunque sea a fuego. El pais lo demanda y no habra otra manera de hacerlo. Si las Fuerzas Armadas hasta ahora no han mostrado tener los cojones bien puestos para esta tarea, debe establecerse mecanismos que lleven a estos titeres de la Habana a acompañar al residente del infierno el propiciador de toda esta desgracia que vive el pais. Se require cojones que los narcosoles no tienen y no podemos esperar ninguna iniciativa que propicie cambios de los que saquean al pais.