Ética y algo más (IV)
De todos los textos por mí leídos en estos tiempos, quizá, el de más alto desvalor sea el proyecto de ley orgánica de educación propuesta por el gobierno, cuya demostración más evidente de su origen está en que Navarro sea el “adalid” civil en defensa de la necesidad y bondades del proyecto, y no, por ejemplo, la profesora de Queipo y menos un solo diputado, como si, a fin de cuentas, seres son para la obediencia que prueba su sumisión con la mano en alto. Se necesita una inmensa dosis de paciencia para abordarlo. Loas a quien ya lo ha hecho y ha podido demostrar sus “defectos” – dicho con piedad suprema – sin que la indignación lo signe. Prevención a quienes lo rechazan sin más razones que la ausencia de ellas. Agradezco a usted, lector, su vigilancia para evitarme incurrir en las fallas, falacias, incoherencias, que puedo descubrir en otros y, desde luego, en el texto objeto de esta consideración. A riesgo, pues, de muchos errores, empecemos por observar la ausencia de exposición de motivos. No es ésta una ley cualquiera, razón tienen quienes la consideran en orden institucional, aun de mayor significación y trascendencia que la Constitución. Me inclino, con particular insistencia, que los fundamentos de cualquier constitución, a esta altura de la existencia humana, deben estar cuidadosamente sustentados, de modo que, al lado de las grandes conquistas de la humanidad, (derechos humanos, políticos, culturales, económicos, etc.), de los avances de la ciencia, la tecnología, de los alcances, conquistas, creaciones del arte, sería ideal que fuese una doctrina abierta de la educación la que iluminase la constitución, habida cuenta que, como lo establece la propia Constitución, artículo 23, los tratados, acuerdos, etc. internacionales por nosotros suscritos, sobre derechos humanos, (la educación, la vida, etc.) son supra constitucionales, dicho mejor, han de sustentar principios básicos que orientan, fundamentan, toda la constitución en esta era. Señalemos dos ejemplos que iluminan esta afirmación. Las resoluciones y recomendaciones de la UNESCO-Paris 98, sobre la educación superior, y especialmente sobre la universidad, conclusión del trabajo mas riguroso, amplio y abnegado del mundo de hoy para orientar, ilustrar, y aun resolver con sabiduría, los problemas de la educación superior y la cualidad de sus instituciones. Las universidades especialmente. Y otros como Bioética y educación. Diversidad cultural. La fundamental declaración de Principios sobre la Tolerancia, etc., allí están si no todas las respuestas, las fundamentales hasta ahora, a las interrogantes formuladas.
Sea esta la primera observación a esta cosa. Desconocer que Venezuela es y existe en el mundo. Y que para poder ser en el mundo y existir en él, solo disponemos de la ciencia y el arte, las técnicas. Las técnicas y la ciencia nos permiten reconocer qué somos, cuál nuestra ser, mientras el arte nos traduce lo qué somos. La Ciencia y la tecnología nos permiten la presencia en correspondencia con la libertad del mundo y en el mundo, el arte nos permite el desarrollo crítico de nuestra particularidad como cultura, su desarrollo y crecimiento. El arte hace humano al hombre y por eso nos permite, en grado especial, saber qué somos y como crecer libres en cuanto somos. Tal vez mas gráficamente descrito, la ciencia y la técnica, en la medida en que son parte de nuestra propia cultura, en correspondencia con su desarrollo mundial, nos permite superar la dependencia casi abismal, casi imposible de acortar, de eso que por mucha mezquindad, mucha imbecilidad, se llama el imperio y que malintencionadamente se reduce a la expresión mas lograda del capitalismo, los Estados Unidos, tal como si Europa no existiese, Japón estuviera en otra galaxia, Australia, Sur África, Israel, etc.…habitantes serían de otros mundos. Como si el capitalismo chino, comunismo fuera. Pero no, allí están, aquí están y estamos. Y necesitamos estar y vivir con ellos, no contra ellos; pero para que no nos devoren -por su propia dinámica – tenemos que crecer cualitativamente, y en eso la ciencia, además de necesaria es imprescindible. Y es el arte la única posibilidad de permanecer en el mundo con identidad propia. Existir y ser en el mundo. Desconocer que estamos en el mundo así no queramos, es pisotear La Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, La Declaración de Principios sobre la Tolerancia, etc., y este desconocimiento nos conduce al abismo. Para simplificar, en vez de tolerancia, el proyecto reafirma la intolerancia, y para garantizar el poder de la intolerancia, de la arbitrariedad, concede al Estado, en su expresión más pobre, violenta por ontogénesis, al poder el ejecutivo, convertido en poder absoluto, sin discreción, sin posibilidades de analizar sus decisiones y de enmienda necesaria. Se torna al Estado su absoluto dominio sobre la verdad, vale decir, la verdad es la verdad del estado-ejecutivo. La verdad se hace del dominio absoluto del ejecutivo. Los verbos de ese absolutismo son regular, supervisar y controlar. Planifica, ejecuta, coordina políticas y programas. etc. etc. y deja abierta mas atribuciones absolutas al ejecutivo en las leyes derivadas y que se proponen adelantar a toda marcha. (Pido lector que lea conmigo una vez más el proyecto de Chávez, Navarro,…) Me ahorra espacio para observar y negar cada una de las evidentes demostraciones autoritarias, autocráticas, que dan muerte a la educación. (Perdone esto que pareciera ser irónico: ¿no es la muerte de la inteligencia, la forma más expedita hacia el socialismo? O como afirma Giordani, que la pobreza la garante de hacer posible el socialismo.
Una segunda observación, permite asegurar que esa ausencia de exposición de motivos, que en buen grado es la expresión teórica hecha palabra de la legitimidad de una ley, de su orientación, de su norte para la interpretación, etc., no es, en modo alguno, casual. Es cálculo perverso, pues, no habiendo “semáforos” la fuerza queda en manos del sargento. Así ha trabajado el presidente y su combo, desde Diosdado a Lina Ron, desde la Piedrita a las pedradas de Navarro. Ese vacio teórico se quiere suplir con expresiones que, como el caso del Articulo 1., colmado de – francamente estupideces – como aquello de desarrollar principios rectores, etc., orientados por “valores ético humanistas para la transformación social”. Desconozco y no se quienes son – en buena gracia de Dios- los favoritos del rey en esta “materia”, digamos filosófica. No hace falta señalar que la adjetivación de valores éticos presupone la existencia de valores inéticos o no éticos y mas supone el ideolema, la existencia de valores ético humanistas, claro queda en el enunciado la existencia de su opuesto. Pero, qué vamos a hacer. Pero hagamos. Una de las grandes confusiones de este socialismo y que se hace concreta en este proyecto, la LOE, es el manejo arbitrario del lenguaje, el desconocimiento de constructos y categorías, de la historia y del saber mismo. Así, el humanismo tiene una larga historia que arranca justamente como movimiento del espíritu crítico que anima al Renacimiento. El amor a la cultura, a la sabiduría griega, al arte, a la lengua, y la sabia incorporación de ese reconocimiento al Renacimiento, que por algo se llama así. Pues bien, este inmenso aporte de la humanidad sigue su curso y sin detenerme en él, basta saber que es imprescindible hoy, si se asume la expresión de este movimiento espiritual, humanismo, forma cómoda para no definirlo, ha de caracterizarse, ha de determinarse, más allá de definirse. Así entonces, como es imposible saber qué es socialismo indoamericano, originario, bolivariano, robinsoniano, zamorano, humanista,… mas complejo se hace a este lenguaje incorporar estas “categorías” a la ley. De qué humanismo se trata, de mantener su vigencia? ¿Del Cristiano? ¿Del Marxista? ¿Del existencialista? ¿Del –así se habla aun hoy – del humanismo nazi?
Y aquí Rodas, salta aquí! Hay en el documento en consideración un marcado olor racista, salvo que hecho en nombre de las culturas originarias, las afro- descendientes. Nada mas soez para nuestra cultura que negar lo que somos: ni blancos, ni negros, ni indios (si a razas vamos, pero Bolívar no era imbécil, se trataba de mucho más: de culturas) somos un nuevo ser que de allí se hace y es ese nuevo ser el que está en juego. Ese tufo racista asquea el alma y taladra los huesos. Y en este ya inmenso conjunto de desproporciones, de ignorancia, no pude faltar una, la pseudo-dogmática, “el obligatorio cumplimiento de LA EDCUACION en la doctrina de la educación de Simón Bolívar”. Pobre Bolívar. No tiene el Libertador una doctrina de la educación, atisbos geniales, sí, tantos y tanto más importante cuanto que son un tratado de tolerancia, amor a la ciencia y al arte. Un rechazo al poder de las espadas y un culto al valor del ciudadano. Nada de esto hay aquí. Solo la usurpación de un ser que a todos pertenece. Bolivar amó la libertad, por ella luchó, con el mayor desprendimiento que conoce la historia, pues tenía mucho que perder y lo perdió, en efecto, por amor a la historia, a la libertad. Amó a la mujer, en muchas mujeres, por ellas sufrió, se alegró, vivió, lloró, pataleó. Deploró la traición e hizo de la amistad un supremo valor. Se equivocó en la Constitución de Bolivia, pero para evitar al dictador, a esa presidencia permanente colmó de tantos impedimentos que lo hacían un rey eunuco, un trono sin poder. Pero, dejó muchas más cosas bellas y que se repiten. El Discurso de Angostura es su mejor documento teórico político, donde, por cierto, el modelo de Chávez no tiene espacio. Y el inmenso documento de los estatutos de la UCV, son piedra angular para verlo en su dignidad trascedente.
Finalmente este proyecto es la expresión más primitiva en contra de la ética. Hoy ésta es dialógica en las relaciones con la naturaleza. Es dialógica en sus relaciones con el arte y la ciencia. Es dialógica en el reconocimiento del ser social y del individuo. Es dialógica entre el ser social, el individuo, la naturaleza y el estado. Pero, por si fuese poco, este documento es la traición mas grave contra Marx, y en este caso contra la revolución humana hacia la superación de toda alienación, y por ello el Estado debe desaparecer y ese es el desiderátum ético mas importante para poder superar la violencia, la fuerza de las hegemonías, cualquiera sea su nombre y sus actores. Será ese de Marx su mas elevado objetivo, en donde a cada quien según sus capacidades y según sean sus necesidades.