Estadísticas laborales en pico e’zamuro
El sacudón presidencial resultó más bien un flay al catcher ante las expectativas generadas en la población venezolana ante la devastadora inflación, desempleo, precariedad laboral, bajo poder adquisitivo, escasez y desabastecimiento que acogota a todo el pueblo trabajador. Resultó incomprensible que luego de más dos meses de anuncios y rumores de medidas económicas el mandatario presentara como solución el enrevesado enroque ministerial, donde resalta la capacidad trepadora de funcionarios multifacéticos cuya cualidad es conservar una posición o una cartera ministerial.
A la larga cadena presidencial iniciada con el clásico guion del comandante eterno, referido a la denuncia de las tropelías desde que Colón descubrió el continente, las maldades colonizadoras y la denuncia pertinaz de las tropelías de la IVA. República, fue seguida por el segundo punto del guion donde llegó la redención bolivariana a salvarnos de la tragedia. El mismo cuento de la China maoísta donde al extranjero le mostraban un solo film, el del terraniente malvado culpable de la miseria del campesino hasta que aparecieron a rescatarlo las guardias rojos de la revolución cultural.
Para rematar luego con el presente 2014 revolucionario donde el hijo de Chávez ha reducido la pobreza al mínimo, rumbo a las metas del milenio de pobreza cero para el 2019. Cuando observamos las trémulas estadísticas presidenciales en materia laboral comienza a rodar el caballo del INE (Instituto Nacional de Estadísticas) empeñado en aportar datos manipulados a un mandatario que desconoce lo que está leyendo.
Cuando Nicolás lee que existe un 6.3% de desempleo supone que de casi 14.000.000 de trabajadores componentes de la Población Económica Activa 13.100.000 tienen un puesto de trabajo de «calidad» como se jactaba el discurso presidencial. Desconociendo que lo suministrado por el INE en materia de desempleo y de población ocupada, no es más que la sumatoria improvisada de 7.400.000 de la población formal y 5.700.000 de la población informal, dando como mágico resultado 93.7% de empleo en Venezuela. Quien se cree esa cova presidencial, por supuesto nadie.
Lo que hace el INE es una maroma sociológica de otorgarle empleo a un trabajador de la economía informal que labore por 3 horas en una semana, a aquellos que están en un semáforo vendiendo frutas y perciben ingreso para el INE es una población ocupada. Cuando en realidad lo que está es preocupada por no saber qué va a comer él y su familia de desayuno y almuerzo ese día al despertarse.
Por supuesto no mencionó que una de las principales causas del desempleo es la criminal política importadora de economía de puertos, la distribución discrecional de divisas, la desindustrialización nacional, el cerco a las fuentes de empleo privadas y la ruina y la quiebra de las empresas estatales.
Que pasa en realidad con la población formal, pues que 2.550.000 laboral en el sector público, el resto 5.000.000 laboran en el sector privado. Pues bien Nicolás habla de trabajo de calidad lo que supone que es el concepto de trabajo digno de la OIT, cuando es el peor patrono que existe en el país, sino pregúntenselo a los trabajadores de Guayana y específicamente a los de SIDOR, quienes llevaron gas del bueno y plan por las costillas para que le contrabandearan el contrato colectivo que ellos hoy no han aprobado. Entre tanto los 2.000.000 de trabajadores en el sector público de alcaldías, ministerios, gobernaciones e institutos autónomos tienen represado el contrato marco sin aprobarlo, debiendo subsistir con salarios cercanos al salario mínimo…
Y qué dijo el mandatario nacional de la INFLACIÓN y del poder adquisitivo donde Venezuela batirá el record mundial este año con una tasa cercana al 70% y de 100% en alimentos absolutamente nada. Y que planteó ante el desabastecimiento y la escasez solo referirse al chiste del momento como es el control biométrico…
Una vez más una oportunidad perdida para un gobierno que sume en la precariedad y la miseria a la población venezolana. Por tanto hay que rechazar rotundamente el famoso sacudón y convocar a los sindicatos y trabajadores a movilizarse contra un gobierno incapaz.
