¡Listo, Venezuela con Tarjeta de Racionamiento!

La primera es que la mayor parte del desabastecimiento es consecuencia de haber descuidado soezmente el aparato productivo de la nación, sencillamente el gobierno se dedicó a importar más del 70% de los alimentos que, hace más de 10 años, se producían en Venezuela casi con total autosuficiencia, ello como represalia contra el sector económico ante una trasnochada visión socialista clásica, donde se anhela que todos los medios de producción y generadores de empleo caigan en manos del Estado o, en su defecto, en manos de figuras de propiedad comunitaria, ambos esquemas como vértice económico de un país, no han tenido éxito en ningún lugar ni momento donde se haya aplicado a lo largo de la humanidad, dejando funestas consecuencias. La segunda acepción de las importaciones es porque ellas producen sustanciales ganancias a quienes la controlan, a quienes la administran, a través de las jugosas comisiones en divisa extranjera que generan. La segunda vertiente es que, según el gobierno, se achaca el desabastecimiento al contrabando, al respecto hay que inferir que sí ello fuera cierto, imagínese estimado lector, las gigantescas cantidades de alimentos y demás productos que se trasladarían por la frontera, sencillamente, sería imposible no divisarlos, siendo así, esto se debería a una ineptitud de dimensiones faraónicas en el resguardo de nuestras fronteras o descarada complicidad por parte de todos los organismos e instituciones gubernamentales responsables de que ello no ocurra. Aun así, el contrabando, sea en las dimensiones que sea, se corrige radicalmente aplicando tecnología en las fronteras, con puestos de controles con cámaras de seguridad, escáner, mejorando, entrenando y redoblando a los efectivos militares que resguardan los límites de nuestra paria. Por último, la tarjeta de racionamiento (con la gambeta de nombre que le coloquen) es una herramienta que castiga al pueblo, debiendo comprar lo que el gobierno permita, cuando y donde quiera, es un mecanismo intransigente que equipara las necesidades de todos por igual sin diferenciación de ningún tipo, una violación a la libertad que poseemos los venezolanos de adquirir conforme a nuestro albedrío y capacidad lo que deseamos. La tarjeta de racionamiento es un control igual al control de cambio, solo genera castración de vida, sometimiento, restricción al vivir. Pero lo que sí es, sin espacio a ningún tipo de dudas, es otra nefasta consecuencia de una paupérrima conducción del país que finalmente pagamos los más pendejos ¿o usted cree que los gobernantes la usarán?