¿La revolución de los espalderos?
La revolución que comenzó Hugo Chávez después de su salida de la cárcel de Yare, buscó las mil y una forma de cambiar y reformar el país de manera pacífica y electoral, cuando los políticos se negaban a debatir y reformar las leyes que amparaban a algunas personas de las remuneraciones salariales de los altos cargos de la Administración del Estado y de los cargos electos cuando éstos cesaban y que muchos de ellos estaban luchando por seguir con los viejos vicios que Chávez buscaba de acabar. Sin duda esta reforma a la baja tendría la bondad de la ejemplaridad, sobre todo por el agravio comparativo que supone el desafuero actual para algunos ciudadanos que perdían los privilegios, además del recorte implícito de gasto público que beneficiaría a la comunidad en un tiempo de vacas flacas. El objetivo era acabar con todos esos privilegios que le daba la cuarta república a todo los amigos cercanos de los políticos de turno, como era en ponerle unos escoltas del personal de las policías por la simple razón de que ellos se sentían desprotegidos en su seguridad personal y mientras, la policía no hacia su función como tal que era de encargarse de mantener el orden público y la seguridad de los ciudadanos porque se encontraba sometida a las órdenes de las autoridades políticas. Muchos de esos escoltan se calificaban como Guardia Pretoriana para parafrasear al cuerpo militar que servía de escolta y protección a los emperadores romanos.
Esta revolución que Hugo predicó cuando llegó al poder pretendía quitarles esos privilegios que gozaban los amigos del poder y prometió que en su gobierno nunca iba pasar eso de darles escoltas a sus amigos. Sus primeras luchas consistieron en quitarles los escoltas a los ex funcionarios públicos como: ex presidentes de la República de Venezuela, ex ministros, ex senadores, ex diputados, entre otros. Muchos apoyamos esa actitud heroica y aplaudimos con mucho fervor porque le quitó esos privilegios a estos ciudadanos, que tenían no era uno sino varios escoltas en diferentes propiedades como: casas, fincas, aras, hatos, entre otras y fui testigo de eso cuando un senador de la época de la cuarta república no tenia nada que ver con el Estado donde era electo y solo se conocía que tenía propiedades porque ellos estaban protegidos por la DISIP y se veía un grupo de policial alrededor de esas propiedades.
Fue peor el remedio que la enfermedad, los revolucionarios, no solo fue que se pusieron escoltas como los de la IV República sino que lo hicieron en mas cantidad que los que habían antes, se le dio un lote grande a la familia real, la familia de Hugo Chávez, entre los padres y los hermanos, y también entre tíos, primos, sobrinos, entre otros que hoy suman a mas de 150 efectivos a sus órdenes. En el caso de Barinas, cada funcionario tiene un escolta, algunos diputados del Consejo legislativo, los Alcaldes y cada uno de los miembros del tren ejecutivo de la Gobernación tienen escoltas policiales así como centenares de vehículos, motos destinadas a la custodia de altos personeros del gobierno regional, mientras que la acción hamponil crece desmesuradamente en todo el estado y acosa a los barineses. Todos sabemos de que la política del Estado y del Municipio está destinada a combatir el auge delictivo que pareciera que nuestro presidente la estuviera pintando roja rojita y eso es verdaderamente cierto porque se está tiñendo de ese color por la sangre de centenares de barineses que mueren a manos del hampa todos los días sin que el gobierno implemente dispositivos que permitan hacerle frente a ese flagelo que nos acosa diariamente. Los jerarcas de este régimen son eficientes asignando escoltas a todos los funcionarios públicos de esta mal llamada revolución. Se trata de algunos funcionarios que bien pudieran estar cumpliendo labores de protección a la ciudadanía, pero los tienen como escoltas así me comenta que hay un grupo de policías custodiando algunos boliburgueses de esta revolución que ellos aducen que son amenazados de secuestro y estas personas les tienen asignado un policía a cada uno y que supuestamente vienen por órdenes expresas del Gobernador de Barinas, y ejecutadas por el comandante de la policía del Estado quien les dió supuestas instrucciones al segundo comandante y al Jefe de personal para que se ejecutaran, pero los policías se siente indispuesto en cumplir esa orden que manda el ejecutivo regional. Denuncian a un personaje de apellido Ojeda, ganadero, que tiene asignados policías como escolta solo por ser amigo cercano del hermano menor del presidente Adelis Chávez Frías, en donde muchos barineses saben que Ojeda tiene suficiente real para pagar un escolta privado y no utilizar los recursos del pueblo para su seguridad. Recuerdo cuando fui amenazado de muerte por haber denunciado ciertos hechos de corrupción que se cometían en el CAAEZ denuncie este hecho antes la Fiscalía Superior del Ministerio Publico y un juez ordeno una medida de protección a mi persona, pero esta medida nunca se cumplió pues la policía de Barinas en la persona del mismo comandante musipán que comandaba la Comanpoli dijo que no iba cumplir esa orden judicial por no tener personal suficiente para custodiarme o pasarme una recorrida en la morada donde vivo.
Muchos sabemos el significado de nepotismo que es la preferencia que tienen algunos gobernantes o funcionarios públicos para dar empleos públicos a familiares o amigos sin tomar en cuenta la competencia de los mismos para la labor. Les recuerdo a los que manejan a la policía del Estado Barinas que les puede pasar lo mismo que le pasó al entonces comandante de la Comandancia de la Policía del Estado Barinas Vivian Duran García que lo sacaron de la misma policía por no oír a la tropa, por no atender sus quejas acerca de como sentían que se manejaba ese órgano policial, les recuerdos a los jefes de ese cuerpo que deben rectificar y corregir esos errores. Muy bien lo decía Simón Bolívar quien nos dejo una enseñanza muy hermosa que es de rectificar a tiempo que es: … el que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y, después de oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males que produzcan los errores.