Asumiendo una nueva mentalidad política. Ser y-y
Desde hace algunos años para acá se ha venido utilizando la expresión ni-ni como medio de identificación política de aquellas personas que “ni” están con Chávez “ni” tampoco con la oposición. Más allá del lenguaje cotidiano aplicado, queda claro que éste vocablo comporta una falacia si la pasamos por los rayos X de la lógica científica. Tan sencillo como que si usted no apoya a Chávez es porque se le opone -políticamente hablando.
En el gran problema de la política venezolana de la era Chávez, es que vivimos inmersos en el subjetivismo político, es decir, juzgamos la acción política basados en el sujeto que la emite o hacia quien se emite y no en el objeto que su sustancia. Así, para los chavistas, todo lo que hace y dice Chávez se considera acertado políticamente por el mero hecho de que provino de él. Lo mismo pasa en la oposición pero con una configuración diferente. Todo lo que sea contra Chávez es considerado correcto y apropiado. Ha sido ese fanatismo en torno a la figura del Presidente, tanto de quienes lo “aman” como quienes lo “odian” lo que ha permitido tantos eventos absurdos en estos nueve años- menciono algunos: La pérdida de billones de dólares del FIEM, el golpe de estado del 2002, la despedida de 10.000 trabajadores de PDVSA, el (aun no se sabe fraude del referéndum), el ingenuo acuerdo político, y pare de contar. En este hermético mundo del subjetivismo parcial son pocos los analistas que han visto con seriedad la situación del país.
Es un error pesar que el gobierno de Chávez sólo cuenta con pasivos en la hoja de balance. Eso es actuar igual que él cuando blasfema sobre los aportes de la IV república, lo que Moisés Naim llamó “las terribles simplificaciones”. Hay que ver a Venezuela y sus gobiernos en lo bueno y lo malo, sólo así entenderemos que debemos hacer para salir adelante como nación.
Los invitamos entusiastamente a que den un paso al frente y manifiesten que ustedes, al igual que nosotros, ya no tienen ningún dilema porque “somos” y-y. En otras palabras, y somos partidarios de la inclusión que Chávez ha dado a los más necesitados, y somos partidarios de los respetos a la libertad y la democracia a los que aboga la oposición, y queremos un país que no sea una colonia Estadounidense, y queremos un país que genere riqueza insertándose en el comercio global; en fin, somos partidarios de los mejor del oficialismo y lo mejor de la oposición- y porque no- la verdad no es monopolio de nadie.
Quien sería capaz de negar que la mayoría de los venezolanos no está aspirando todas estas y-y mencionadas y que se traducen, además, en esperanzas sociales (algunos lo llaman bien común). La verdad es que lo anterior trasciende ideologías (socialismo vs. democracia) y se centra en el ámbito de las necesidades humanas y en los derechos humanos porque, en definitiva, nadie quiere que lo maten indignamente en la calle y tampoco nadie quiere ser pobre.
Como debe ser el país, rojo, azul o amarillo. Citamos a Deng Xiaoping: No importa que el gato sea blanco o negro, lo que importa es que cace ratones. Vamos a unirnos en un y-y para que nuestro gato (el estado) rojo o azul, cace ratones (elimine la pobreza).