Incoherencia infantil
Está como de moda el criticar a tirios y troyanos. En los diferentes medios de información se leen furibundas expresiones para el Sr. Maduro y, a veces sin solución de continuidad, contra Henrique Capriles, con reclamos de que hay que salir a la calle ya; o que la oposición no actúa y muchas otras objeciones, cómodamente emanadas de escritorios y computadores que tienen fresco aire que no es, precisamente, el de Maracaibo o de Él Baúl.
Desde el ángulo opuesto, funcionarios del gobierno pero que no funcionan, reclaman que el Gobernador de Miranda no se ocupa de su Estado, porque está en permanente campaña, como sí lo estuvo el desaparecido Comandante y el actual dudoso ocupante de Miraflores, cuya especialidad científica parece ser el orden de las aves paseriformes, área sobre la cual, por cierto, es de bondad el recomendarle que tenga mucho cuidado, no vaya a ser que, en este país de mamadores de gallo, vayan a decir, algún día, aquello tan funesto de “quedó como un pajarito.”
Pero retornando a la seriedad que exige la muy grave situación en la que está desde hace tiempo Venezuela, en la que las dos últimas devaluaciones han devorado despiadadamente la capacidad de adquirir bienes para la alimentación, o las medicinas, o los gastos normales de un hogar modesto; cuando los profesores de las Universidades, con años de dedicación, preparación y entrega personal para cumplir la noble tarea de preparar y formar las nuevas generaciones de venezolanos que concurren a las aulas universitarias y no encuentran una remuneración por sus esfuerzos que sea, digamos, al menos suficiente para sus gastos normales de vida familiar; en el que las personas y familias de los sectores más desprotegidos tampoco cuentan con un mínimo indispensable para que el grupo familiar pueda tener aunque sea un solo almuerzo al día, pero que sea suficiente para mantener activos a los miembros de la familia.
En esta falsa Venezuela en la que mortalidad por crímenes sin causa, que diariamente realiza el hampa desbordada y que se traduce, anualmente, en más de veinte mil difuntos por año y que cada año es mayor; en esta Venezuela que fuera, desde 1958, ejemplo de auténtica democracia para toda la América Latina, con sus errores que están mucho más allá de todas las falsedades expresadas por los factores de una tiranía con aspiraciones totalitarias, pero rechazada por casi toda la población.
En fin, en esta Patria libertaria que, desde sus inicios fue luz para todo el sub-continente, tenemos los venezolanos, si en verdad estamos conscientes de la responsabilidad que tenemos ante el pasado y de cara al futuro de nuestros hijos, nietos y posteriores generaciones, es obligatorio de conciencia el dar el todo por el todo para recuperar la dignidad y el honor que nos ha sido mancillado en estos años de ruina y deshonor.
Tal rescate de nuestros valores y dignidad debe alcanzarse por el aporte de todos los ciudadanos, no mediante la violencia irresponsable que conduce a mayor ruina, sino con la verdad y el coraje que por vía pacífica, pero no pasiva, el país está convocando, con gritos que se escuchan en nuestras conciencias para que, terminantemente, superemos estos tiempos que, en hora mala, hemos vivido y que Dios y la Patria nos lo exigen a todos.
¡Si hay futuro! ¡Si hay camino!!