Opinión Nacional

Vanessa Gómez y Dorian Grey

Es llover sobre mojado referirse al vocabulario agresivo, amenazante, prepotente y generalmente soez del Iluminado de Sabaneta. Insulta y amenaza a quien se le ocurra y el tono de la amenaza y el insulto parecen depender de la calidad y la cantidad injerida del producto, que según su dicho, le suministra periódicamente su subalterno Evo Morales.

Tal conducta, aberrante en cualquier ciudadano lo es más cuando se trata de un jefe de estado o un alto funcionario del gobierno. Sin embargo, uno observa como todas las focas tratan de imitar a su “domador”. Así como el Iluminado trata de hablar como Fidel y hasta ha adquirido un acento y una cadencia cubanoide en su discurso, así las focas tratan de imitarlo, unos con más éxito que otros. Así uno ve y oye a personajillos de la picaresca chavista, como El Aisami o su paisano Saab y no puede pasar por alto el esfuerzo que hacen por imitar al Iluminado de Sabaneta, no solamente en los gestos y en el lenguaje grosero y violento, sino en sus necedades y estupideces. Otros, como Maduro, tratan infructuosamente de hablar en tono y cadencia cubana y a pesar de sus desplantes de azote de barrio y su carga violencia, complejos y ordinariez, no alcanza a ser una buena imitación del Iluminado. Pero el intento es suficiente a los efectos de la jalada.

Pero ahora ha saltado a la palestra de los amenazadores y violentos una señora, que a pesar de su pesada carga de años y la importante posición que ocupa, no puede escapar a la necesidad de convertirse imitadora de la violencia verbal de su jefe, el Iluminado. Se trata nada más y nada menos que de la presidente del “Tribunal Supremo de Justicia”, así entre comillas.

En rueda de prensa la periodista Vanessa Gómez Quiroz, de El Nacional, le pidió a la presidenta del TSJ, Luisa Estella Morales, su opinión sobre las críticas que numerosos juristas han hecho a la actuación de la Sala Constitucional. En respuesta Vanessa Gómez Quiroz obtuvo una clara amenaza: “Bueno, Vanessa (…) tal vez si me conocieras desde antes, como otros que sí me conocen, ¿verdad, Eligio (Rojas)? Es peligroso meterse conmigo porque yo también soy como el espinito, que en la sabana florea; ustedes todavía no me conocen, pero revisen”.

Se refería al periodista Eligio Rojas, de Últimas Noticias, a quien por solicitud de Luisa Estella Morales, el director de ese diario, Eleazar Díaz Rangel, retiró de de la fuente del TSJ desde abril de 2007, luego de que escribiera una nota sobre la orden de Morales prohibiendo la circulación, dentro del TSJ, de los periódicos Reporte y La Razón y la revista Zeta.

La verdad es que no sabía si reírme o indignarme cuando vi a esta foca amenazando a la periodista Vanessa Gómez, una joven profesional dedicada a tiempo completo a su trabajo, en el que tiene que soportar los atropellos y maltratos de jueces, alguaciles, tinterillos, guardias nacionales y toda clase de malvivientes.

Por una parte daba pena ajena esta señora, ya entrada en años, imitando a su jefe, el Iluminado de Sabaneta, que una vez, dirigiéndose al Presidente Fox, recitó “Yo soy como el espinito, / que en la sabana florea: / le doy aroma al que pasa / y espino al que me menea…” Y le dice esta desvergonzada jalabolas, para que le llegue el mensaje a su jefe, “YO TAMBIEN soy como el espinito”, es decir que ella TAMBIEN es como Chávez. ¡Gran vaina!. Pero se equivoca, Chávez es el dueño del circo y ella no es sino un payaso más, porque ni siquiera es quien dirige la troupé de payasos.

Y en su amenaza, le advierte a Vanessa: “Es peligroso meterse conmigo”. Y yo le diría que ella es peligrosa no porque sea como el “espinito”, que se corta de un machetazo, sino porque su sola presencia en ese tribunal, constituye un peligro para la sociedad, la justicia, la libertad y los derechos ciudadanos. Es peligrosa, porque una persona servil y sumisa no puede ni debe ser juez. Es peligrosa porque un juez ignorante y servil del poder, es más peligroso que mono con revólver. Estoy seguro de que Vanessa, quien lleva años cubriendo la fuente, no necesitaba que ella le advirtiera sobre su peligrosidad. Eso lo sabemos todos los venezolanos, lo sabe Forero, lo sabe Simonovis, lo sabe Usón y lo saben centenares de familiares de los presos, perseguidos y exiliados políticos y las miles de víctimas de los abusos gubernamentales. Usted es simplemente la sierva que encabeza el vergonzoso poder judicial venezolano.

Pero pasada la indignación, no puedo dejar de reírme de la cara y los gestos de la “magistrada”. ¡Que cara de perdonavidas de teatro barato!. Va a tener que tomar clases con Lina Ron o la Fosforito. Y que gesto y sonrisita amenazante, propios de la mala de un culebrón de las dos de la tarde. Pero uno, en vez de reírse, a veces tiene que ser comprensivo con el prójimo. Esta señora, como todos los chavistas, comenzando por el Iluminado, son resentidos. Resentidos sociales, o resentidos políticos, o resentidos sexuales, o víctimas de traumas familiares o todos juntos. Y algunos, con razón, son resentidos contra la naturaleza. Y es en esta categoría donde encaja, con toda seguridad y con razón, este nuevo azote de barrio en pantaletas.

Y es que cuando la “magistrada” sale de su casa, en su carrote con chofer, no podrá dejar de observar la belleza natural del común de la mujer venezolana, expresión de la perfección de la naturaleza, a pesar de que el Gordo Barreto las califique de animales. Y me imagino, que cuando Luisa Estella se levanta por las mañanas y va a su baño y se ve en el espejo, se estrella contra una cruel realidad al contemplar una imagen contraria a la belleza natural de la inmensa mayoría de las venezolanas. En su fuero interno debe sentirse traicionada por la naturaleza y alguien debe pagar los platos rotos. No hay maquillaje ni retoque que cambie esa cara, que como en el retrato de Dorian Grey, parece ser el fiel reflejo de la maldad, la perversidad y la deshonestidad que destila en cada una de sus actuaciones, negando la justicia, burlándose de la Constitución y las leyes y atropellando los derechos ciudadanos.

No le pares Vanessa, que en Caracas no hay sabana ni el espinito por aquí florea.

PD. Se me olvidaba “Espinito”, no creas que no te conocemos y que no hemos revisado. Hemos revisado y seguimos revisando. No te hagas ilusiones. Te conoce y te revisa toda Venezuela. No temas, que nadie te va a dar un machetazo, pero no te salvas de un juicio.

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