El imperio de las Luisas
Hay una máxima entre demócratas: “Dejad que impere la Ley para que sobreviva la República”. Nada casuística esta sentencia si consideramos que forma parte de los planteamientos de Rousseau, Voltaire y Montesquieu expresados en el gobierno que se dio Francia, luego de la Revolución Francesa que se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte diez años después. Esa revolución dejaba atrás al denominado ‘antiguo régimen’ encarnado por Luis XVI y dio a luz a un régimen nuevo donde la burguesía, y en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la fuerza política dominante en el país, sistema que serviría de ejemplo y modelo en la modernidad de Occidente.
Aunque parezca extraño o paradójico, en Venezuela vivimos actualmente los mismos ‘cólicos revolucionarios’, esta vez contra un Rey y sus dos Luisas, (la Morales del TSJ y la Ortega de la Fiscalía General ) quienes le han dado piso político y soporte legal a un régimen que desde ‘el revolcatorio’ que se le dio en el 2007 tiene sus días contados, aunque como lo sentencia el adagio aquel… “Nunca está más oscuro que cuando la aurora se aproxima”.
La luisa justiciera fue una de las primeras en vociferar aquel “Uh…Ah… Chávez no se va” desde el salón de sesiones plenarias del máximo tribunal de la República, un grito nada justiciero que desde ese entonces la inhabilita, moral y legalmente para ejercer el cargo que detenta, aunque tal vez la causa más importante que la descalifica como magistrada, y que pone en tela de juicio sus experticias como Abogada de la República, es el haber aseverado que las sentencias emitidas contra la Nación por la OEA no son de obligatorio cumplimiento, dándole así una patada al supuesto Estado de Derecho que presuntamente impera en Venezuela.
La luisa que presuntamente fiscaliza rechazó el informe del Departamento de Estado de Estados Unidos por considerar que atenta contra la soberanía y la autodeterminación del país, al tiempo que calificó dicho documento de irresponsable, tendencioso y carente de sustento investigativo. Mientras esta dama se ‘rasga las vestiduras’ y afirma que todo está ‘legal’ en el país y que el Presidente puede emplazar al resto de los poderes públicos, el 74% de los procesados en las cárceles venezolanas tienen un promedio de tres años en espera de sentencias y en los tribunales de la República se acumulan montañas de expedientes de todo tipo.
Así como la Revolución francesa significó el tránsito de la sociedad estamental, heredera del feudalismo, a la sociedad capitalista basada en una economía de mercado, del mismo modo Venezuela deberá transitar, más antes de lo que muchos nos imaginamos, el camino de una Revolución retrógrada y elemental, heredera de los peores foquismos del Socialismo del Siglo XX, hacia un régimen democrático, representativo, de poderes verdaderamente independientes, con el mínimo de poder necesario para vivir con la máxima libertad posible. Eso si… No le deseamos a estas luisas un final tan ‘descabellado’ como el de Luis XVI y su María Antonieta.
