Puro cuento de memoria
A las 14:22 horas, horario militar como corresponde en un país militarizado, llegaba al edificio del Capitolio Federal, sede de una Asamblea Nacional unicolor, el teniente coronel felón que desde hace diez año comanda la república, donde los diputados, algunos miembros del cuerpo diplomático y del alto mando militar, delegaciones pacifistas del Hamas, FARC, ETA, FLB y clakes oficialistas con su bufanda palestina lo esperaron por mas de 3 horas, para oír lo que se suponía debería ser la Memoria y Cuenta de un gobernante democrático. Una vez cumplidos, no muy ortodoxamente, los protocolos correspondiente a este tipo de acto y del “espontáneo” grito de “Uh, ah, la enmienda si va”, el jefe del cuartel se apoderó de la silla que le corresponde a la presidenta del poder Legislativo como para dejar claramente sentado quién es quien manda en esta tierra de gracia, y comenzó una intervención que terminó a las 21:56 horas.
Luego de cumplidos los saludos iniciales, algunos protocolares, otros familiares y algunos del mas allá, arrancó la cadena nacional que duraría 7 horas y 56 minutos, record Guiness según se informó después. Es importante destacar que todo el tiempo que duró su disertación él estuvo sentado y tomando agua y café, bueno suponemos que era agua y café, no sabemos si ese será ahora el protocolo para este tipo de actos. El país todo se enteró (bueno es un decir porque muchos opinan que esa cadena tuvo un rating muy bajo y muchos de los asistentes se entregaron a Morfeo) de lo que esta revolución, según el jefe de la misma, ha hecho en estos diez largos años. Aclaró que ya el socialismo debería dejar de ser un “socialismo clandestino”, y preguntándose si sería que “nos acostumbramos a la clandestinidad”, para dar a conocer la inmensa cantidad de obras realizadas en estas dos décadas. “Venezuela no lo sabe y puede ser victima de una campaña mediática”. No solo no lo sabe sino que no lo ve ni lo siente diríamos nosotros. Entre anécdotas, cuentos, chistes, cantos, burlas y amenazas, jorungando carpetas, notas, cuadernos, libros y papeles, iba mencionando logros, lo de este año y lo de los nueve anteriores. Cuantas manos de cambur, sacos de papa y cebollas se han vendido en los mercales; el excedente de producción de leche, carne, azúcar arroz y café; cuantas consultas pasadas en los barrio adentro; cuantos alfabetizados; el número de empleos generados; la disminución de la pobreza (por cierto que olvidó decir que los pobres antes comían perrarina y ahora comen Corn Flake, Jessi Chacón dixit); la alta eficiencia del sistema eléctrico, telefónico, hidráulico, bancario, cementero y cabillero y demás empresas y servicios estatizados; la exportación de productos provenientes de los gallineros verticales, las siembras hidropónicas, los fundos zamoranos y las cooperativas endógenas. De cuando en cuando se le oía decir “yo no me voy, no me quiero ir, ni quiero ni puedo”… “A mi no me saca el pueblo, ni el tiempo”. Democracia pura. La cantidad de autopistas, puentes, metros, carreteras, viviendas, escuelas y universidades construidas. Y Fidel, y Evo y el Che. Y el imperio y los oligarcas. Y Bolívar y Rodríguez y Zamora y Maisanta. Y los judíos y Bush. Y Cristo mi comandante en jefe y curas bandidos. Muela y más muela. Gamelote y más gamelote. Cuento y más cuento. Desmemoria.
Claro que no pudo referirse a fondo de algunos temas de poca importancia, no por no querer hacerlo sino por falta de tiempo y consideración a los asistentes, temas como la inseguridad, la escasez, la inflación, la corrupción, los maletines, el armamentismo, las regalías internacionales, los viajes, los presos políticos, el deterioro institucional, el estado crítico de la economía y de PDVSA, las fallas eléctricas, la falta de viviendas, cómo pagará las estatizaciones de empresas y otros temas de igual o menor importancia. Cuando finalizaba su cadena se oyó, desde lo mas profundo del hemiciclo, a un diputado que vestía una franela con el lema de “No a la enmienda”, que decía a todo pulmón “el avión, el avión”. Paz a los resto del gran actor latino Ricardo Montalbán.