¿Irse o no irse? He allí el problema
Pensando en las decisiones que muchos venezolanos debemos tomar ante el rumbo hacia una dictadura comunista, a la que quiere llevarnos Maduro, bajo los designios de los hermanos Castro del que es un simple títere, me vino a la mente el diálogo de Hamlet en el que plantea si lo más noble es vivir en ignominia, en la desgracia más ominosa o quitarse la vida para dejar de sufrir.
He querido parodiar el soliloquio pero no plantearlo sobre la alternativa de ser o no ser, sino más bien la de irse o no irse del país. Después de todo cada día aumenta el número de venezolanos que deciden irse del país para dejar de sufrir.
La parodia quedaría más o menos bajo los siguientes términos:
Irse o no irse: he allí el problema
¿Es acaso más sensato sufrir
Las lesiones de la desgracia
O más bien oponerse a ellas
Con todas las fuerzas, para acabarlas?
Irse o no irse, dejar de sufrir
Pensando que con una ida
Pondremos ponerles fin
A nuestras dolencias
A la violencia que nos invade
A la escasez, la inseguridad,
La impunidad, la injusticia
La mala atención a la salud,
La carencia de servicios básicos
Y los males que la dictadura impone
Irse o no irse, nada más eso;
Pero en la ida hay inconvenientes
Ya que en esa vida que es ruptura
No sabemos lo que depara el exilio
Aquel del que tal vez no se regrese
Es algo que traba la decisión
Y las esperanzas de una vida mejor
Pronto se desvanecen al pensar
Lo que dejamos atrás
¿Será mejor huir de todas las angustias
que ir a ciegas hacia lo que no sabemos?
¿Conciencia: Somos valientes o cobardes?
Pienso que somos muchos a quienes se nos plantea la duda sobre si debemos exilarnos, para huir de una dictadura, o quedarnos aquí, luchando por el retorno de la libertad y la democracia.
Tal como los animales tienen una respuesta fisiológica de huir o luchar (flee or fight) frente a la percepción de un ataque, en nuestro cuerpo hay un respuesta innata que lo prepara para luchar contra o huir en caso de percibir un ataque o una amenaza contra nuestra vida. Pero frente a la amenaza de dictadura oprobiosa la reacción no debe ser la primitiva que tenemos al igual que la tienen los animales, sino una muy bien pensada acerca de las consecuencias de la alternativa. No hay que enterrar la cabeza ante los males, hay que luchar para acabar con ellos.