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Unificación cambiaria

El gobierno ha planteado su intención de lograr una unificación cambiaria, lo cual es positivo, ya que las distorsiones y conflictos que genera el mantenimiento de cuatro tipos de cambio exige la implementación de un sistema cambiario más racional. Sin embargo, ese anuncio también ha generado expectativas e incertidumbres. ¿Cuál es la unificación que se está buscando?, ¿qué tan rápido desea lograrse?, ¿se intenta alcanzar un único tipo de cambio en un esquema de libre convertibilidad, o lo que se busca es unificar las tres tasas oficiales existentes pero manteniendo el control de cambios? Por lo que se ha dicho, parece que la segunda opción es la que se está considerando.

De ser así, y de tenerse éxito en la unificación de las tres tasas oficiales, pasaríamos a tener dos tipos de cambio, el oficial y el libre, no uno solo. Surge entonces otra pregunta, ¿a cuánto se va a unificar?, ¿será a un nivel cercano a 6,30 bolívares?, ¿a los 10,80 del sicad 1?, ¿a los 50 del sicad 2?, ¿a un nivel intermedio, digamos 25 o 30 bolívares? No lo sabemos, pero lo que sí es cierto es que la decisión que se tome tendrá implicaciones muy diversas e importantes. Si se busca mantener la tasa de cambio en un nivel bajo para evitar el encarecimiento abrupto de los productos básicos, no se corregiría el grave problema de la sobrevaluación del bolívar. Eso mantendría la avidez por obtener divisas artificialmente baratas, lo cual potenciaría la escasez de moneda extranjera, la corrupción y la inoperatividad de los controles, además de mantener el divorcio entre la tasa libre y la oficial, lo cual avivaría la inflación.

Si, por el contrario, se busca unificar de manera inmediata o en un breve lapso en torno a los 50 bolívares por dólar, se generaría una disparada de los precios, particularmente de los alimentos y medicinas, creándose una escalada inflacionaria muy intensa, un tsunami cambiario, con consecuencias devastadoras para la población, particularmente para los más desposeídos, generándose peligros de erupción social y consecuencias políticas adversas.

La búsqueda de una tasa intermedia no es una tarea fácil; ello implicaría, por una parte, una importante depreciación de la moneda que se destina a comprar dólares a 6,30, o incluso a 10 u 11 bolívares, lo cual generaría importantes encarecimientos de los productos básicos y, por la otra, un abaratamiento de los dólares del sicad 2, estimulando esto la demanda de divisas que hoy se adquieren en ese mercado. Estas consecuencias podrían mitigarse si se busca alcanzar la unificación de forma progresiva, haciendo que converjan las tres tasas oficiales paulatinamente hasta alcanzarse la tasa deseada en un lapso prudencial, digamos seis o nueve meses, permitiéndose luego ajustes periódicos de la misma.

En cualquier caso, el gobierno tiene que tener claro que el logro de una unificación funcional de las tasas oficiales dependerá en gran medida de que se disponga de los dólares suficientes para alimentar el mercado, no solo el controlado, sino también el libre, el cual  debe ser lícito, pues su ilegalidad lo que hace es presionar el tipo de cambio paralelo, separándolo del oficial, con lo cual se aviva el deseo de obtener dólares preferenciales y se alimenta la inflación.

Pero no solo de la oferta debe preocuparse el gobierno. Es crucial que se logre limitar substancialmente la demanda de divisas, tanto en el mercado controlado como en el libre, para lo cual es necesario limitar la cantidad de bolívares que se puedan canalizar al mercado cambiario. De allí la necesidad de que paralelamente se hagan esfuerzos para corregir los desequilibrios fiscales y monetarios que han dislocado la creación de dinero, a lo cual coadyuvaría el incremento de los ingresos de Pdvsa y del fisco que generaría un aumento del tipo de cambio oficial.

Más aún, es indispensable tener presente que la corrección de la cuestión cambiaria no puede atacarse aisladamente, tiene que ser parte de un ajuste integral que busque corregir los múltiples desequilibrios que hoy aquejan a la economía.

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