Década pérdida
Diez años lleva ya de presidente aquel señor que el 04 de febrero de 1992 intento por la vía autoritaria y armada derrocar al entonces presidente Carlos Andrés Pérez, quien logró entender posteriormente que podría conquistar la Presidencia de la República y el poder por la vía electoral y democrática, si que por ello pueda ser calificado de demócrata. Lo cierto del caso es que en las elecciones del domingo 6 de diciembre de 1998 el pueblo venezolano manifestaría su descontento y cierto hartazgo hacia los partidos tradicionales votando por el cambio, con certidumbre por intermedio del ex gobernador Henrique Salas Römer o votando por el cambio con incertidumbre por medio del teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías.
No hay la menor duda que la sociedad venezolana en su gran mayoría estaba en búsqueda de un cambio el mismo que diez años después está más vivo que nunca al no haberse materializado. Lo cierto del caso es que Chávez fue electo ese domingo 6 de diciembre de 1998 con tres millones seiscientos setenta mil votos, votación esta que se ha magnificado y todos debemos de recordar que esa misma la votación la obtuvo diez años antes Carlos Andrés Pérez el 4 de diciembre de 1988 con un Registro Electoral bastante menor. Sin embargo, lo relevante de todo está en que nadie desconoce que Chávez fue en su momento un aluvión y torrente en el sentido de haber disfrutado de gran apoyo popular, tanto así que se dio el lujo de convocar una Asamblea Nacional Constituyente con mayoría absoluta, de lo cual es producto la Constitución Bolivariana de Venezuela de 1999 que el mismo intento asaltar el pasado 2 de diciembre de 2007 y hoy nuevamente lo pretende.
De tal manera que en esta década los venezolanos hemos visto de todo. Los experimentos y buenas intensiones han estado siempre presentes. Sin embargo, con poder, apoyo popular, gobernadores, Constitución y para usted de contar, el Presidente de la República no ha podido aterrizar su revolución, generar un genuino proceso de cambio radical, hemos visto como se impulsaron los gallineros verticales, la economía endógena, las cooperativas, los fundos zamoranos, las invasiones, los consejos comunales y más. Hoy registramos no sólo que muchas de esas figuras quedaron para el recuerdo, otras fueron politizadas y hoy son usadas únicamente con fines de proselitismo y movilización político electoral. Las misiones soy un paño de agua caliente que permite a muchos paliar la crisis y sobrevivir pero lejos de promover esfuerzo, ingenio, talento y cambio han terminado creando un tipo de venezolano cómodo, conformista y no emprendedor.
Seriamente si evaluamos esta década por sus contenidos, sus procedimientos y sus resultados no hay la menor duda que Chávez sale reprobado. Un presidente con 870 mil millones de dólares no ha podido erradicar los niños de la calle, no erradico la pobreza y miseria, somos el país más violento e inseguro de América Latina, el desempleo, la destrucción del aparato productivo, la corrupción y la inflación son una constante que define a la revolución venezolana no digamos bolivariana por ha quedado claro que Chávez ha falseado y mal interpretado el pensamiento de Simón Bolívar.
Por tanto tenemos suficiente razones no sólo para apostar al país, a un cambio, a otros horizontes de menos incertidumbre y menos azarosos, más democráticos y cívicos, de esperanzas, de crecimiento, desarrollo y progreso humano, material e inmaterial. Por ello votaremos el venidero domingo 15 de febrero un rotundo y razonado NO. No al culto a la personalidad, no a la manipulación del pensamiento de Bolívar, no a la violencia, no a la regaladora de recursos y la promoción de una supuesta revolución que lo que produce es hambre, inseguridad y deterioro de los niveles de vida de los venezolanos, hace diez años un grupo de venezolanos voto por la esperanza y el cambio. Diez años después el país perdió oportunidades, se deterioro, se hizo más inseguro, violento, producimos menos. Hoy asistimos a un jolgorio con día no laborable y demás que no lo vimos ni siquiera cuando la nacionalización de nuestra industria petrolera. En fin, estamos en frente de la década perdida de Chávez que lamentablemente nos arropa a todos
(*) Profesor de la Universidad de los Andes