El milagro de las pistolas

Antes que nada debo aclarar que no sé nada o casi nada de armas: no distingo una pistola de un revolver, no entiendo que es una “Colt 45”. Lo poco o nada que sé si es que algo sé es por las películas que hablan de la” Colt 45”.

Tampoco sé que es una “Smith & Wesson de la especial”. Lo único que sé es que Rubén Blades habla de la Smith & Wesson en la canción titulada “Pedro Navaja”

Tampoco sé que es un “Calibre 38”: algunos policías como que la utilizan. Tampoco sé porque había un gangster que llamaban “Dos Pistolas Crowley”

No sé que tipos de pistola utilizó el pistolero JOAO DE GOBELLA cuando el 6 de diciembre de 2002 mató a tanta gente en la Plaza Altamira. Ni tampoco sé que tipo de pistolas utilizaron el 11 de abril de 2002 los Pistoleros de Puente LLaguno. Ni tampoco sé cuales fueron las que utilizaron los Pistoleros de Plaza Altamira cuando el 16 de agosto de 2004 mataron a Maritza Ron; ese fue el día posterior al Referéndum Revocatorio del que mejor no hablamos en este momento.

Lo que sí sé es que todo lo antes dicho son armas capaces de matar. Para los efectos prácticos de este trabajo voy a utilizar el término “pistola” y no “revolver”

Ayer fui al Centro comercial Santa Marta, había dejado a Irene mi esposa en la casa y seguí para allá. Este Centro comercial queda muy cerca de la casa, llegué como a las 7 y media de la noche. Iba a la tintorería, quería recoger el arreglo que le habían hecho a una chaqueta que recién me había regalado Irene mi esposa por motivo de mi cumpleaños.

Tenía tiempo yendo de noche a dicha tintorería que la cierran a la 8 de la noche. Era algo rutinario. A las siete y media de la noche y en ese sitio hay poca gente, y además no se por qué pero ese centro comercial no tiene vigilancia.

Los pistoleros de los que a continuación hablaré eran hombres jóvenes, fornidos, altos y con cachucha. Solo diré una palabra para describirlos: eran unos tierrúos. Es de notar que la tintorería queda en la parte de abajo del Centro Comercial está muy cerca de tres bancos y de tres cajeros. Esto lo aclaro porque creo que los pistoleros creían que iba para alguno de los cajeros y no para la tintorería. Es de notar que cuando llegué había una mujer en uno de los cajeros: mas adelante nos volveremos a referir a esta misteriosa mujer.

Cuando llego me paro justo frente a la tintorería y hago lo que siempre hacía de manera mecánica: con mi mano derecha saco la llave del suiche y con la izquierda procedía a abrir la puerta del mismo lado.

Justo en ese instante llega un pistolero y me pone su pistola sobre mi sien izquierda. El otro pistolero se mete en el carro por la puerta delantera derecha y con su mano derecha me clava su pistola en mi abdomen.

El Pistolero de la derecha con su mano izquierda pujaba para tirarme para atrás del carro pero como estoy muy gordo no podía conmigo que estoy convertido en una mole. En este momento me estoy recordando del la epístola de San Pablo donde se exhorta a convertir nuestras debilidades en fortalezas (2 Corintios, 12: 9).

Las pistolas que sentí en mi cuerpo no eran ni pistolitas de regalo de piñatas ni pistolitas de aguas, lo que sentí que oprimía mi cuerpo era lo que llaman un “hierro”.

El pistolero del lado derecho me dice:

“Mira pana, dame las llaves, pásate pa tras y cállate porque si hablas te voy a “matal”

Lo que hice y que voy a narrar a continuación no fue pensado, quizás fue instintivo, quizás fue espontáneo pero nunca fue pensado.

-“Yo tengo cuatro hijos pana, no te voy a dar nada, ni te voy a obedecer pana”.

El pistolero de la derecha insistió:

-“Mira pana, te repito que no te pongas cómico, ni nos des “chala” (charla), pásate “pa tras” ya, dame esa vaina (la llave) o te “quieblo” ahorita”

-¿”Es que no entiendes pana que tengo cuatro hijos? Ni te voy a dar la llave ni se van a llevar el carro, Váyanse al carajo”

Hay que aclarar que en el medio de aquel forcejeo y discusión pasaba a la vez lo siguiente: El pistolero de la izquierda me pegaba con la cacha de su pistola en mi cabeza, dolores que aun siento pero cada vez menos. Mi brazo izquierdo me lo cortó, no sé con qué. Felizmente fue una herida superficial felizmente ya cicatrizada.

En medio de todo aquello me vino como una fuerza inexplicable del Cielo:

«Todo lo puedo en Aquel que me conforta» (Filipenses 4,13)

En consecuencia le di un manotón con mi mano izquierda a la puerta del mismo lado y me llevé por delante al pistolero de la izquierda que a la vez me apuntaba en mi sien izquierda, en consecuencia pude salir corriendo del carro y comencé a gritar:

“Ladrón, ladrón, ladrón”

Mientras esto pasaba comenzó a acercarse más y mas gente que estaban en la parte de arriba del Centro Comercial Santa Marta donde usualmente está mas iluminado y hay mas gente. Además se dispararon las alarmas del carro y los empleados de la tintorería que por una inexplicable estaban en la parte de atrás de la misma valientemente se vinieron hacia el carro a ver que pasaba.

Es de observar que los pistoleros no estaban solos: habían dos malandros más que vigilaban la calle. Estos malandros y los pistoleros son también unos antisociales y desadaptados. Como se ve: se trataba de una banda, pero no de expertos sino de choros.

Los otros dos malandros prenden un carro Toyota verde llevándose también a los pistoleros; la banda huye y de repente aquel sitio se llenó de gente.

Tengo la sospecha que la mujer que estaba en uno de los cajeros era parte de la banda. Ella estaba muy cerca de la escena del delito o como se quiera llamar y no hizo nada. Creo que ella vigilaba esa parte. Cuando la banda huyó en el carro ella sin que le preguntara nada me dijo:

“Yo creía que eran sus amigos”

Y se fue casi que corriendo. ¡Por favor!

Ahí mismo alguien a PoliBaruta. Llegaron rápido, me explicaron muchas cosas: me dijeron que muy probablemente se trataba de un secuestro Express ya se querían llevar tanto al carro como a mí, etc.

Puse la denuncia, me escoltaron hasta mi casa, se portaron muy bien.

He hablado con varia gente y muchos no entienden como fue que los pistoleros no dispararon, sobre todo cuando gritaba y gritaba, y cuando abrí violentamente la puerta y salí corriendo del carro.

No sé como es que estoy vivo. Lo atribuyo a mi devoción a la Virgen María, a la que le rezo todos los días mínimo tres Ave Marías. La única explicación que tengo fue que se trató de otro milagro más de la Virgen María que no permitió que las pistolas de los pistoleros se dispararan.

Juan Pablo II dijo que fue la Virgen María bajo la advocación de la Virgen de Fátima la que frenó la bala mortal que venía de la pistola de Ali Agca, el día 13 de mayo de 1981, en la plaza San Pedro, en Roma.

Dicha bala fue mandada a poner por Juan Pablo II como agradecimiento en la corona de la imagen de la advocación de la Virgen de Fátima que precisamente se encuentra en Fátima.

En las actuales circunstancias me voy obligado a añadir esto:

Bien le dijo Leopoldo López a CNN que Caracas era la ciudad más insegura del mundo y que Venezuela era el país más inseguro de Latinoamérica. Chávez le respondió que eso era una conspiración mediática dirigida desde el “Imperio” para desestabilizar a su gobierno ya que en Venezuela no había actualmente inseguridad porque él no le había pasado nada. Además dijo que la inseguridad fue un problema en los años ochenta y que ya no.

Además de indolente hay que tener la cara de piedra y ser un cínico para decir semejante barbaridad y atrocidad. Chávez tiene 10 años rigiendo nuestro país y no le ha importado nuestra seguridad. Solo la de él y la de sus focas que lo aplauden. Pretende seguir los pasos de Fidel Castro ya que pretende gobernarnos hasta el 2049, es decir cuando tenga 94 años.

NO se lo pedemos permitir: el 15 de febrero a votar NO y a defender ese voto.

La Virgen María nos ayudará como me acaba de ayudar a mí. Ella tiene muchas devociones o advocaciones pero es una sola Virgen, madre de Dios y madre nuestra.