Maduro lo necesita en coma
No creo en la matriz de opinión que augura un relajado triunfo a Nicolás Maduro en unas posibles presidenciales sucedáneas del fallecimiento de Esteban.
Hace poco, en CNN en español, el ponderado Andrés Oppenheimer se sumó a esa línea de predicción bajo la premisa de una réplica, en Venezuela, del escenario que ocurrió en Argentina al fallecer Néstor Kirchner; quien supuestamente legó a su mujer un galopante triunfo presidencial con 54% de los votos.
¿La viuda afortunada?
Es innegable que algún voto típicamente mecánico de izquierda se ganó Cristina con la muerte del marido. La izquierda es así en América Latina, lo apoyo porqué sí, aunque sea pedófilo, asesino, ladrón o súper corrupto. Pero a Cristina hay que reconocerle que capitalizó el boom económico que vivió Argentina en el 2011, que superó el 9% (gracias a los chinos); a su distanciamiento del discurso explosivo del fallecido y a la debilidad de la oposición argentina que, como la nuestra, adoraba mirarse su propio ombligo.
¿Maduro o pasmado?
Nicolás Maduro es un ex sindicalista del Metro de Caracas, casado con la Procuradora General de Venezuela y una ficha clave de los hermanos Castro (y sus socios Ortega, Morales y Kirchner) para mantener las regalías de petrodólares a esas naciones. A esas fortalezas no se le suma la simpatía-conmiseración automática de los chavistas de base, quienes llevan al menos una década justificando homicidios, robos, subempleo (sólo reciben becas mensuales o trabajos a destajo que alcanzan los US$50 si se calculan a la tarifa de bonos que rige la economía) y escándalos de corrupción bajo la premisa: “el Comandante seguro no lo sabe, alguien debe decírselo”. Además, Maduro ha sido un hábil escalador en la sombra, lo cual le ha pasmado hasta el extremo sus habilidades para hilar un discurso más allá de los clichés y no tiene el humor y la contundencia de Esteban cuando aborda a las masas. Adicionalmente, para esa audiencia Maduro está bajo sospecha como parte de banda de forajidos que se “aprovecharon” de las buenas intenciones de Hugo Chávez.
Esto no le daría un triunfo automático a una oposición debilitada y empecinada en hablar «Clase Media» y no en el lenguaje populista que la mayoría del país reclama.
Ante este escenario, a Maduro y sus cómplices les conviene más la jugada de un Esteban en coma, que sí funciona como aglutinador afectivo (caso elecciones de gobernadores) y, por si acaso, les permite confiscar el país gracias al pleno control de los Poderes Públicos.
@ivanxcaracas