Lectura conveniente para chavista y ninís
El domingo 15 de febrero culmina un nuevo proceso electoral, y la decisión que cada quien tome al decidirse por el SI o por el NO, más allá de inclinar la balanza en favor de un bando, sirve para definir los principios democráticos y la convicción de que se está actuando por el libre albedrío personal, no empujado por factores provenientes del sectarismo partidista o el chantaje individualizado. Les ruego y agradezco a los lectores se tomen el tiempo necesario para recorrer este artículo y meditar en torno a las consideraciones que contiene, manteniéndolas presentes al momento de escoger el vocablo positivo o negativo, por las consecuencias que esa decisión va a producir para cada uno de nosotros y el país en su conjunto.
1. La Constitución es el conjunto de leyes esenciales de una sociedad, enmarcada en un territorio, con un bagaje cultural e histórico común a todos sus miembros. Debe reflejar el interés de la mayoría, e inclusive establecer prevenciones para defender a las minorías y garantizar los derechos de todos. Algunas de sus partes pueden ser modificadas mediante una Reforma o una Enmienda, pero la porción que expresa los fundamentos de la Constitución, es inmune a modificaciones, precisamente porque integra los elementos esenciales, las bases, sin las cuales la estructura legal que nos define como Nación serían vulneradas peligrosamente y dejaríamos de ser lo que ya fue definido en un Diseño por Consenso general o mayoritario. No se pueden reformar o enmendar los artículos que nos comprometen a todos a mantener el carácter Democrático, Republicano, Descentralizado, Alternativo, de Venezuela, ni siquiera por decisión electoral del cincuenta por ciento más uno de los sufragantes. Por ello, van en contra del espíritu de la Constitución que nos rige a todos, tanto la Reforma que nos impusieron en el 2007, rechazada mayoritariamente, como la Enmienda que también nos imponen ahora. Independientemente de la posición que cada persona tenga respecto de cada uno de los gobiernos del siglo 20 (Castro, Gómez, López Contreras, Medina Angarita, Delgado, Suárez Flamerich, Pérez Jiménez, Larrazábal, Sanabria, Betancourt, Leoni, Caldera, Pérez, Herrera, Lusinchi, Pérez II, Caldera II), favorable o cuestionadora de algunas o todas esas gestiones, la condición ciudadana nos obliga a ser respetuosos de la Constitución, acatarla, cumplirla, y a impedir que sea violada cualquiera de sus partes. Lo contrario es la arbitrariedad y la barbarie.
2. Tanto la Reforma como ahora la Enmienda surgen a raíz de la necesidad de Chávez de amoldar su contenido a su personal conveniencia. Aunque participó en su redacción y la promovió como «la mejor Constitución del mundo», a sólo siete años de su promulgación intentó inconstitucionalmente reformarla, abuso rechazado, y repite ahora tras la fachada de simple enmienda, únicamente porque en su texto se establece límite de dos períodos para el ejercicio de la Presidencia de la República (alargados de cinco a seis años, y que en el caso singular de Chávez, se convierten en catorce, y aun así no se siente satisfecho). En la mal llamada «cuarta república» cada presidente tenía cinco años para llevar a cabo su Programa de Gobierno, y dependiendo de los logros obtenidos era sucedido por un candidato de su partido o uno de otra corriente, y sólo podía participar nuevamente luego de diez años de terminado su ejercicio presidencial, precisamente para evitar el ventajismo inherente a la candidatura de quien, violando las normativas, puede utilizar su posición y los recursos del Estado para favorecer su campaña, al comprar votos mediante reparto de dinero y prebendas, y disminuir el respaldo al adversario electoral a través de la criminalización de la disidencia con su respectiva represión. Los casos de Stalin, Mao, Chapita Trujillo, Franco y Fidel Castro demuestran que desde el poder se puede prostituir la institución electoral para dar resultados siempre favorables al caudillo de turno, a lo largo de décadas de despotismo y abusos.
3. Debemos preguntarnos; ¿ Porqué Chávez se empeña en la Reelección, habiendo sido presidente por diez años, y teniendo pendientes cuatro años más en la presidencia ?. Su saldo en la actualidad es negativo. No tiene obra tangible proporcional al tiempo transcurrido en el gobierno y al dinero que ha manejado a su antojo (ochocientos mil millones de dólares en diez años, más dinero que todo el que ingresó al país desde 1901 hasta 1999). Si en diez años no transformó el mayoritario apoyo popular que tuvo y esa monstruosa cantidad de dinero, en resultados concretos y dignos de aplauso, en los cuatro años que aun le quedan, ahora con apoyo minoritario y menos de la mitad del presupuesto por ingresos petroleros, es imposible que convierta en realidades el chorro de promesas, ya descoloridas de tanto repetirlas.
4. También intriga que quien ha tenido tanto poder, tiempo y dinero, en lugar de imponer cambios en «la mejor Constitución del mundo», no se haya dedicado a cumplir lo que en ella está establecido. La Reelección, no sólo lo beneficia exclusivamente a él (excluyó a gobernadores y alcaldes con el argumento de que serían caudillos locales y regionales -lo cual es cierto y extensible a escala presidencial-, los incluyó, ante la falta de apoyo popular a su capricho personal), sino que perjudica a la mayoría de los venezolanos, especialmente a los jóvenes, nuestros hijos y nietos, que verían truncados sus derechos y legítimas aspiraciones a ocupar uno de esos cargos, transformados en vitalicios y cuidado si hereditarios, a consecuencia de la grosera y cínica enmienda. Estos esfuerzos ha podido dedicarlos a disminuir el Horario Laboral, extender la Protección Social a trabajadores informales y amas de casa, mejorar el sistema de Prestaciones laborales, dotar Escuelas y Hospitales, construir Viviendas, aumentar la Producción y la productividad, combatir la Corrupción, la Inflación y, muy especialmente, la Inseguridad, todo lo cual forma parte de sus funciones y aparece contemplado en la Constitución que ha querido reformar y enmendar. Es rarísimo que, aparte de discursear hasta el cansancio, no ataque los problemas de fondo que en su condición de candidato denunciaba en 1998, y haya permitido que se mantengan o aumenten, y simultáneamente exija que todos los funcionarios del gobierno rojo rojito, en lugar de ocuparse de trabajar, de justificar sus sueldos, se dediquen exclusiva y únicamente a lograr su Reelección, que como ustedes y yo sabemos, ni genera empleos, ni produce viviendas o alimentos, ni mejora hospitales y escuelas, ni reduce la delincuencia, ni enfrenta la Corrupción (de ejercicio exclusivo para quienes están en el Gobierno, ahora y siempre).
5. A menos que orgullosamente reconozcas que eres ignorante, resentido, panchero, o pusilánime dispuesto a dejarte naricear (por amenaza o por dádiva), tienes oportunidad de expresar el domingo 15 tu rechazo a la megalomanía, a la desmedida ambición, al abuso desde el poder, a las humillaciones y el chantaje sobre los empleados públicos, a las amenazas a quienes piensen distinto y ejerzan su derecho a expresarse en contra de la consolidación de una dictadura militar e incapaz, a los excesos represivos que mañana invariablemente pudieran volcarse contra tus seres queridos, cuando vayan a exigir que el gobierno cumpla lo tantas veces prometido, y porque, en definitiva, la consigna de un buen ciudadano, comprometido con sus principios y el país, ha de ser;
¡ «Con hambre o sin hambre, con empleo y sin empleo, con la Democracia me resteo» !