Ofensiva contra Derechos Sociales
Chávez atropella los derechos sociales esta vez con una arremetida que obliga a una parte de los trabajadores que lo venían apoyando a plantearse el dilema:
subordinación al autócrata o defensa de los trabajadores. Como era de esperarse la decisión para algunos dirigentes calificados es la de colocarse al lado de kis asakaradis.
No es que me deleite llamando al autócrata ignorante, pero en esta materia tiene una ignorancia supina. Da la impresión de no haber leído –no digo estudiado— la historia del movimiento internacional y la venezolana en particular. Uno de los tantos temas problemáticos confrontado en el socialismo real léase Unión Soviética y demás) es el del papel del sindicato en “el socialismo. La paradoja consistía que precisamente en gobiernos titulados de los trabajadores”, éstos tenían que renunciar a la lucha reivindicativa y los sindicatos convertirse en meras figuras decorativas para la exportación.
Este debate duró décadas, se escribieron numerosos libros sobre el particular, pero la práctica era una sola: los trabajadores no debían solicitar aumentos de salarios, ni realizar huelgas, ni nada por el estilo. Esta mecánica fue más de una vez rota en países del “socialismo real”.
En Cuba, ni hablar, allí desaparecieron ese tipo de líderes como Lázaro Peña, Jesús Meléndez, entre otros. Lideres corajudos que eran ejemplo para los cubanos y para el resto de América Latina. La situación hoy es la virtual desaparición de las organizaciones sindicales en Corea del Norte, en Cuba, en China para citar casos emblemáticos.
Este “modelo” es el sueño de Chávez. Y así lo ha proclamado. Se opone a que, por ejemplo, los trabajadores cobren horas extras, vale decir el esfuerzo que se realiza después de la jornada. Pero su demagogia llegó al colmo, ahora nada dice sobre esto, de proponer la reducción de la jornada de trabajo para hacer pasar su punto reeleccionista que era a fin de cuentas lo que le interesaba. La cuestión estuvo en el debate sobre los valores “morales” y “materiales”. Es sabido cómo el Ché llegó a los extremos, hasta que se resolvió lo del término medio: valores morales y materiales. “No sólo de pan vive el hombre.”
Resulta que no estamos en ningún socialismo en Venezuela. Chávez quisiera marchar hacia el comunismo. Pero la complejidad de Venezuela, el músculo democrático del país, se lo ha impedido. Y, esto es fundamental, existe una Constitución donde se asienta que Venezuela es y será para siempre democrática. Y en esa Constitución se describen los derechos sociales a los que debe someterse todo gobernante: derecho de contratación colectiva (sustituida por decretos), derecho de huelga, libertad sindical, seguridad social (incapaz en diez años de haberla formulado).