Sadismo islamico – chavemadurista
Por Américo Gollo Chávez
En Arabia Saudita, La Comisión para la Promoción de la Virtud y Prevención del vicio considera que el balanceo alienta a los hombres a acosar o llevar a cabo abusos sexuales
Una embarazada, condenada a ser lapidada hasta la muerte por adulterio, en Emiratos Árabes Unidos. Abu Dabi. Mayo 2014
Una mujer de 25 años, embarazada, ha sido lapidada hasta la muerte por su propia familia, su primer novio, frente a uno de los principales tribunales de Pakistán este martes, para resguardar el honor, pues ella estaba preñada…
“Simonovis está en manos de la justicia. Solo la justicia puede emitir medidas humanitarias si el caso lo ameritara. Yo estoy impedido por la ley porque él cometió delitos de lesa humanidad” (La Masacre de Puente Llaguno Nico Maduro).
Ruego a usted, lector, que verifique estas citas en Internet, todas, verá su reproducción en infinitud de medios y todas son actuales, pues, si bien la de Jomeini es “vieja” su vigencia en su criminalidad permanece, la última, la de Maduro, está en todos en todos los medios y en las cadenas que impone el presidente, de cuya legalidad siempre hay razones para dudar, baste pensar en la complicidad y subordinación del CNE al PSUV, etc. pero si se pudiese hacer una concesión a la legalidad, de la ilegitimidad no tengo dudas, ni nadie sensato, si la ética determina el juicio; en efecto, la persecución, el apartheid, el hambre, la inseguridad, la corrupción, la impunidad, la falta de agua, electricidad, comida, papel, violación de los derechos humanos, de la mujer, del niño, persecución y tortura a estudiantes, etc., son tales que si fuese legal su elección, los cual es un supuesto negado, pues no hay legalidad sin acatamiento a la constitución y demás leyes, la legalidad surge del origen de la elección y del irrestricto cumplimiento de la ley, lo cual jamás hace el chavemadurismo, es pues un régimen jurídicamente ilegal, pero en el universo de la ilegitimidad que surge por la ineticidad del régimen, su carácter totalitario, terrorista de estado, francamente fascista, solo que muy mucho menos ilustrados sus ministros que los de Hitler, pongamos por caso, aquí bajo este régimen no hay un ápice de legitimad. Maduro, si valores tuviese, tendría que renunciar. Tendría más gloria que Bonaparte, porque evitaría su Waterloo y su terrorífico miedo de ser solicitado por el imperio. Podría vivir flamante en Cuba, la isla de la felicidad, lejos de Santa Elena, y no correr el riesgo de que le rehabiliten Alcatraz.
Pues bien, estas aberraciones, estos crímenes de lesa humanidad, los que se dan en el universo islámico y aquí violan todos los acuerdos firmados en la ONU, los derechos humanos, de la mujer, del niño, la simple equidad. Son la negación de la libertad, es decir, de la vida. Hubo tiempos bíblicos en los cuales el adulterio provocaba una condena que en circunstancias incluían al par, empero casi siempre la culpabilidad mayor era de la mujer y aun hoy se conserva en buenos hogares para justificar los abusos del varón, desde Eva la seductora es la mujer y Eva sigue siendo la mujer seduciente, sin importar los años del seducido ( la vieja seduce al joven, la joven induce al viejo!) y, en ese viaje, todos conocen la monstruosa “santa Inquisición” y algunos adminículos medievales para la protección de la pureza, como lo fueron los cinturones de castidad, a los cuales se recurría para evitar violaciones, y no, como la higiene y sana lógica permiten inferir, la expresión de varones celosos o soldados que se iban a la guerra, las cruzadas, quien se iba llevaba una llave y el cura se quedaba con la otra, con derecho a abrir el candado de la fidelidad si a los cuatro años no regresaba el anhelado héroe. ¡Cuantas intimidades de las llaves de los buenos curas se cuentan! Mucho mas linda la actitud de Penélope… tejía, tejía… y la castidad de Homero calló historias y hay sospechas de que hacia concesiones a la aguja. Pienso en Joyce. Pero, en fin… fueron aquellos tiempos que creíamos peores que estos.
Sean esas referencias mera ilustración, el punto de hoy es algo más complejo, aun cuando en todos los tiempos tiene el mismo “desvalor”. La mujer en todas las culturas, desde los mas antiguos tiempos ha sido bien mera cosa para el uso bien objeto de trabajo secundario bien por problemas ideológico religiosos u otros, su subestimación permanece en nuestra era en todo el mundo, incluido los altamente desarrollados. Situaciones duras para la mujer, discriminación de género, discriminación en el trabajo de modo que los cuerpos de gerencias, por ejemplo, la inmensa mayoría está en manos de hombres… Los derechos políticos de la mujer son de muy reciente data, la muy atrasada Venezuela dio derecho al voto a la mujer antes que la muy democrática y adelantada Suiza. Y por problemas demenciales, que bien pudiéramos tocar próximamente, por psicopatías, en la Venezuela actual las mujeres al servicio del gobierno son esclavas del jeque, del presidente y jefe del estado y de gobierno. Vale decir, el ejercicio del poder, lejos de liberarlas, las esclaviza. Pero como somos el país de las contradicciones, una inmensa cantidad de damas, de todas las edades, se levantan, tienen la voz que poder alguno puede silenciar. Un ejemplo de superior dignidad, hidalga, valor, comprensión humana, la señora esposa de Simonovis, las dirigentes estudiantiles, la diputada María Corina, las alcaldesas… y miles y miles de mamas que se han zafado de la enfermedad de la sumisión, de la esclavitud y hacen de la libertad de todos, su mas sublime meta. Que salen razón y amor en mano en defensa de sus hijos, de todos los hijos y de todos, corren su riesgo por la libertad, pues la vida no existe si no se es libre.
Decimos que este problema, reducido a las citas arriba dispuestas, es un problema ético, si por tal entendemos que el estadio superior humano de la ética es la conquista y vivencia de y en libertad, consciencia critica activa y existencia libre en la cotidianidad. Reconocimiento del otro, reconocimiento de sí. Reconocimiento de lo social y de la singularidad. La ética es entonces una relación dialógica consciente, en donde ser libre significa no ser presa ni estar preso de ninguna alienación, sea esta política, religiosa, erótica, económica, libre de todo dogmatismo, libre de todo fundamentalismo. Y esta aquí el problema, ¿que ha hecho que la mujer se haya sentido feliz en la esclavitud? Safo alzó su voz desde la antigua Grecia, Hipatia pagò con su vida su audacia por amar la libertad de pensar y hacer, saber y conocer, Hannah Arendt, Madame Curie… Teresa Carreño… y cientos mas son la mas alta evidencia de que si no son “superiores!” al varón no hay varón superior a ellas. Esta es un a ley universal sobre la cual se tiene que sustentar toda lucha ética para que la mujer alcance la igualdad, digo mejor su libertad.
En este marco las patologías culturales, como el islamismo fundamentalista, que abarca todo su universo de pensamiento y obra, el fundamentalismo político, como el que se practica en Venezuela, son de la misma naturaleza, son una enfermedad propia del poder sin gloria, del poder como fuerza, del poder como terrorismo de estado, todo lo cual conduce al estado de terror en cada uno, en todos. Esta enfermedad nace del miedo del opresor. Todo dictador, todo autócrata, padece de la misma enfermedad, pánico a la libertad, pero él mismo es presa de su propio miedo y por tanto recurre a la mentira para justificarse y a la muerte del otro para defenderse, porque en ello cree poder sepultar la razón, sepultar la verdad. El dictador, autócrata, su mayor enfermedad existencial es el miedo a la libertad. Y ese miedo a la libertad que padece lo induce a odiar la libertad que el otro tiene.
Volvamos a las citas escogidas. Que un país serio, con poder económico casi sin par como Arabia Saudita tenga “La Comisión para la Promoción de la Virtud y Prevención del vicio considera que el balanceo alienta a los hombres a acosar o llevar a cabo abusos sexuales” nos resulta casi inconcebible, pero está y se justifica, como los casos de los Emiratos y de Pakistán abominables, pero son “dictámenes” de hombres para garantizarse su poder. Representa igualmente una ideología de la dominación, en donde la verdad se sustituye por la falacia de la cultura que da al varón privilegios sacros. La postura de maduro ante Simonovis, los estudiantes, la mujer, el país, es del mismo tipo, el terror de perder el poder, por un lado, y, por el otro, como carece de ideología religiosa, se empecina en crear por la fuerza, la ideología que hace del mediático, inconsistente, Chávez, el redentor de América, el Salvador de la humanidad, homologado a Cristo y superior a Bolívar. (Deténgase un instante: Cristo, Bolívar, Chávez, una “singular” Trinidad) Las ideologías culturales, en sentido muy general, no solo afectan al poder y a sus autócratas, verdugos, etc., sino también al hombre y la mujer “comunes” de todas las latitudes. Hace tiempo se decía en Venezuela, “viva dios viva la patria, viva la revolución, viva la mujer que pare el primer hijo varón”, vale decir el soldado para la guerra y el autócrata para mandar. Y he escuchado, como si fuere una saudita, que la mujer es culpable de los acosos, por estimular los instintos del varón, bien porque lo provocan bien porque los seducen o inducen.
Todo cuanto queda a grandes pincelazos esbozado quiere apuntar a una consideración que permita retomar el humanismo crítico, en donde la libertad es meta y lecho para vivir, en donde el amor se construya con la razón y la piel. En donde la igualdad empiece por reconocer la individualidad y que cada quien sea lo que es sin que ello sea límite para crecer y mejor ser cada día. La lucha de la mujer en el planeta es mas compleja, porque tiene que derrotar la marcada alienación de sentirse sumisa al varón, de considerarse, de alguna manera subordinada a un ser superior y, las mas compleja, sustituir el poder del varón por su propio poder. Entonces su lucha es por la verdad y con ella la libertad y ello implica la libertad de la humanidad. El hombre se hace esclavo del poder y el miedo lo domina y lo impulsa a odiar la libertad y la verdad. Como a todos, conocer la verdad nos hace libres.