Reacción del Grupo Ávila a las pretensiones de Guyana
Carolyn Rodriguez-Birkett, ministro de Asuntos Exteriores de Guyana, anunció en febrero de este año que Guyana reactivó la solicitud que presentó en septiembre del 2011, de extender su plataforma continental, incluyendo la correspondiente a la Guayana Esequiba, de 200 millas a 350 millas, de acuerdo a lo estipulado en el artículo 76 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
Recordemos que la solicitud de Guyana afecta considerablemente nuestros derechos soberanos no sólo en la fachada atlántica que proyecta la Zona en Reclamación del Esequibo sino también la correspondiente al estado Delta Amacuro.
El 9 de marzo del 2012, el Gobierno, respondiendo al clamor de la opinión pública venezolana, expresado en forma reiterada durante varios meses, envió una nota diplomática reafirmando nuestros derechos dirigida al Secretario General de la ONU, quien la transmitió a la Comisión de Límites de la Convención del Mar, que decidió suspender el proceso de la solicitud, pasando el tema a una subcomisión. Esta todavía no se ha pronunciado.
Hay que mencionar que en el Reglamento de la Comisión de Límites de la ONU, se establece que no se puede presentar una solicitud de ampliación de la plataforma continental, si hay una disputa territorial en el área correspondiente.
La Canciller Rodriguez, como respuesta a la carta venezolana envió otra carta al Secretario general de la ONU, manifestando que el Acuerdo de Ginebra de 1966 tiene que ver sólo con definir la validez o nulidad del laudo de 1899, desconociendo que existe una controversia territorial con Venezuela que debe ser resuelta a través de una “solución satisfactoria para el arreglo práctico de la controversia”. Esta carta, por cierto, todavía no ha sido respondida, públicamente, por parte del gobierno venezolano.
El 17 de octubre del 2013, después del incidente del buque Teknic Perdana, apresado por la Armada venezolana en la Zona Económica Exclusiva de la fachada atlántica que proyecta el estado Delta Amacuro, los cancilleres Jaua y Rodriguez en un comunicado conjunto, “acordaron explorar mecanismos en el marco del derecho internacional para abordar el tema de la delimitación marítima y que en los próximos cuatro meses un equipo técnico se reúna para intercambiar opiniones al respecto”.
El 17 de febrero se vencieron los cuatro meses. ¿Qué pasó con los equipos técnicos? ¿Quiénes son los técnicos venezolanos? Han pasado siete meses y Guyana no sólo ha reactivado su solicitud a la ONU, sino que el 24 de marzo la canciller Rodrigues-Birkett declaró sobre una represa hidroeléctrica a ser construida conjuntamente con el Gobierno del Brasil en la Zona en Reclamación, y se refirió a la Reclamación Territorial venezolana; señalando, que aunque ella no puede predecir el futuro, ella no visualiza ninguna consecuencia con la nación vecina ya que esa área no es más considerada como “disputada”.
Además en mayo, hace pocos días, en otra declaración Rodriguez Birkett afirma que Punta Playa será el punto terrestre a partir del cual se negociará con Venezuela en las próximas negociaciones técnicas con Venezuela sobre la delimitación marítima.
Que Guyana diga y haga todo esto para afirmar sus intereses es normal, lo que no es normal es que el Gobierno de Venezuela calle. En Derecho Internacional el silencio otorga derechos, por vía de la “aquiescencia”.
Estos hechos, así como la solicitud de Guyana en ampliar su plataforma continental demuestra la necesidad de reactivar la negociación bilateral. La reciente muerte del buen oficiante Norman Girvan crea la necesidad de nombrar un nuevo buen oficiante, quien representa al Secretario General de la ONU y ayuda a las partes a negociar.
En la anterior ocasión en la cual Oliver Jackman otro buen oficiante murió en el cargo, pasaron tres años (2007-2010) para el nombramiento de Girvan. Recordemos que Venezuela es la interesada en la negociación y no Guyana que tiene la posesión del territorio. Lo que es indispensable y urgente es nombrar un negociador-facilitador por Venezuela a tiempo completo, apoyado además por un pequeño equipo de apoyo que le permita hacer un adecuado “lobby” en la ONU y en la comunidad internacional en general, particularmente en el Caribe.
El actual negociador Roy Chaderton es también Embajador en la OEA, representante de Venezuela en las negociaciones de paz entre las FARC y el gobierno colombiano, miembro del Consejo de Estado, Diputado principal en el Parlamento Latinoamericano y para colmo hace poco lo encargaron también de negociar con EEUU el restablecimiento de las relaciones diplomáticas a nivel de embajadores. Esto demuestra la irresponsabilidad y la falta de interés que el gobierno ha tenido en la reclamación.
Además, frente a la reiteración de la solicitud guyanesa de ampliar la plataforma continental, Venezuela debe:
1) Reafirmar públicamente que la salida libre al Atlántico no es negociable
2) El patrullaje tradicional de la Armada en nuestra fachada atlántica debe mantenerse.
3) La reclamación del Esequibo y la defensa de nuestros derechos en la fachada atlántica del delta del Orinoco son dos temas distintos pero íntimamente relacionados.
Se debe exigir que las negociaciones, anunciadas en el comunicado conjunto de los Cancilleres Jaua-Rodrigues-Birkett, deben darse en un ambiente de transparencia, los nombres de los negociadores por Venezuela deben ser conocidos.
Guyana buscará negociar una línea de delimitación marítima, dejando de lado la negociación sobre la zona en reclamación y aunque teóricamente no sería imposible delimitar, reservando nuestros derechos sobre la zona en reclamación, en la práctica entregaríamos uno de los pocos mecanismos de presión que Venezuela tiene sobre Guyana para que negocie un arreglo práctico a la controversia, porque una vez logrado un acuerdo sobre una línea de delimitación de áreas marinas y submarinas entre el estado Delta Amacuro y la Zona en Reclamación, aunque nos reservemos los derechos sobre la misma, Guyana se sentiría en libertad de reiniciar el otorgamiento de concesiones a transnacionales sobre la base de la delimitación acordada con Venezuela.
Además, obviamente, se haría mucho más difícil encontrar un arreglo práctico a la controversia, porque Guyana tendría todavía menos interés en negociar. Recordemos que el status quo favorece a Guyana.
La reclamación venezolana sobre el Esequibo y la integridad de la fachada atlántica del delta del Orinoco forman parte de los intereses permanentes del Estado venezolano, cuya defensa debería ser un objetivo común de todos los venezolanos, independientemente de su posición política.