El podrido Saman de Guere
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Chávez es un samán aparentemente frondoso e imponente, con un tronco podrido, carcomido por la corrupción, la ineficacia, el latrocinio, la criminalidad.
Si quienes nos desgobiernan no estuviesen convencidos de que son minoría y de que la desaprobación popular contra su régimen dictatorial crece como la espuma, amenazando con un tsunami social de proporciones incalculables, no hubiesen reaccionado con tanto encono contra la decisión de los partidos opositores de unirse en una mesa de trabajo. Es la primera señal de que están a la defensiva.
Por lo menos desde el 23 de noviembre y el triunfo electoral de la oposición democrática, el régimen ha dejado de gobernar: no ha hecho otra cosa que ocuparse en desmontar el poder de alcaldes y gobernadores, en violar sistemáticamente la Constitución para sacar del juego a quienes se asoman como los líderes que la circunstancia reclama. Ello explica la desesperación, la contumacia, la violencia desatada contra Manuel Rosales, contra César Pérez Vivas y particularmente contra Antonio Ledezma. Ello explica los ataques desaforados contra Globovisión y los aprestos que se adelantan contra todos los medios que no son afectos al oficialismo. Ello da cuenta del asalto a nuestras universidades y los ataques a la Iglesia.
Ello explica también la decisión de pasar del ámbito seudo legal de la Asamblea Nacional, convertida en guarida de sapos y esbirros, al de los brutales hechos de desatada violencia contra personas y cosas. Fuerzas de choque al mejor estilo hitleriano asolan las instalaciones de las universidades, impiden el ejercicio de los comunicadores sociales, arrebatan cámaras y provocan robos a decanos y rectores. Son grupos absolutamente minoritarios decididos a emplear métodos de bandidaje y hamponato callejero, que no trepidan en usar el terror. Delincuentes encargados de ejercer la violencia contra la dirigencia y la militancia opositora. Terrorismo de Estado. Fascismo puro.
Los ataques sufridos por la rectora de la UCV Cecilia García Arocha, quien acompañada por decanos y profesores fuera literalmente asaltada por estas bandas fascistas, demuestran la decisión del régimen no sólo por impedir, frenar y obstaculizar el desempeño de nuestras instituciones, sino incluso por amenazar la vida de las personas. Como lo hacen a diario contra la Alcaldía Metropolitana. Como lo han hecho con su brutal asalto a la Casa Monagas. Las camisas no son pardas: son rojo-rojitas. Contribución del nazismo castrista a la tradición del fascio.
Todos estos hechos desenmascaran un gobierno acorralado que se desintegra a pasos agigantados. Un gobierno sumido en sus contradicciones, campo de luchas encarnizadas por el botín libradas por los reyezuelos y mafiosos que pululan en la corte de quien ha quedado desnudo nacional e internacionalmente. Que un simple desafío a librar un debate de ideas le provocara un colapso como el que lo sacara de juego durante días y días, demuestra la verdad del chavismo: Chávez es un árbol aparentemente frondoso e imponente, con un tronco podrido, carcomido por la corrupción, la ineficacia, el latrocinio, la criminalidad. Ya comienza a secarse su ramaje. La suma de contratiempos, descalabros y contrariedades, como los que cunden y se multiplican en barrios, pueblos y ciudades, terminará provocando su caída.
Debemos unirnos para acelerarla.