El Bipartidismo en Venezuela, realidad y ficción
La Venezuela de nuestros días, presente y porvenir, se debate ante uno de los dilemas más grandes de su historia. La democracia lucha contra la dictadura.
Una heterogénea mayoría democrática integrada por innumerables partidos políticos nacionales y regionales se empeña en conservar pequeñas y liliputienses parcelas de poder para cada una de ellas, con pequeños matices diferenciales en cuanto a cómo superar esta etapa pero con grandes abismos individualistas.
Por otra parte una cuartelaría y férrea dirección populista disfrazada de socialismo nos conduce hacia el espejismo fidelista y agrupa, con diferentes estrategias, a variados sectores de la sociedad venezolana aunada tras la rebatiña de la riqueza petrolera y la dadiva paupérrima de sobrevivencia. Este sector está integrado por una minoría ideológicamente desviada, una burocracia atosigante y grupos importantes de recolectores de dadivas insignificantes de sobrevivencia.
Mientras el sector de tendencia democrática está disperso, con algunas manifestaciones unitarias muy costosas; el militarismo pro cubano se encuentra bajo una sola dirección.
La realidad que no quiere asumirse es que estamos en presencia real de dos maneras de concebir al país y el manejo de su dirección, absolutamente diferenciadas.
Se hace necesario que la tendencia democrática promueva la recuperación de la sindéresis nacional conformando una sola fuerza con un liderazgo consensuado y compartido para así enfrentar con éxito a quienes pretenden conducirnos por un despeñadero.
Se hace necesaria la realización de un congreso nacional integrado por todos los factores democráticos, partidos políticos nacionales y regionales, organizaciones civiles, instituciones gremiales y sindicales, universidades y personalidades sin militancia política, para consensuar una estrategia y designar democráticamente una coordinación nacional que nos permita abordar con éxito el objetivo de reconducir a la patria por senderos democráticos, federativos, de poderes independientes y de progreso económico para todos.
Todo ello, antes que ocurra lo que luce como anunciado, sin exclusiones odiosas, con la más absoluta transparencia, con la certeza de que nos duele Venezuela y transitar así los caminos que la Constitución venezolana habilita en circunstancias de esta naturaleza.