Opinión Nacional

¿Repostería nuclear o carpintería atómica?

Otros dineros perdidos. Nos llenarán de convenios de papel, que se llevan el dinero y no traen nada a cambio.

Hugo vuelve a calentar la silla del avioncito. Se nos va del país por doce dias, lo cual nos brinda la gloriosa oportunidad de ver el comienzo de la temporada de pelota, sin sus malsanas interrupciones en cadena. A cambio de ese respiro, nos vaciará las arcas, jugando al emprendedor en un periplo, que como todos los anteriores, nos llenará de convenios binacionales que no nos dejan nada. Le deberíamos exigir una auditoria de convenios firmados y convenios cumplidos, en los últimos doce años.

Ahora se nos va a Rusia, Ucrania, Irán, Bielorrusia, Portugal y Siria. Me hubiese gustado que se diera una vueltica por Chile, para ver si se le pega algo del presidente Piñera, que despunta como un líder con capacidad de hacer caminar a su país en la dirección de un merecido progreso. Cada quien escoge a quien se arrima y Hugo ha demostrado un criterio un  poco fallo en esa materia.

Hugo nos amenaza con llevarnos de la mano para avanzar en el desarrollo de la energía nuclear. Un país que tiene un satélite, también debe tener una planta de energía nuclear. No importa si todavía no hemos aprendido a recoger la basura de las calles, planear nuestra trama urbana, operar los hospitales y controlar la anarquía de los que andan en dos ruedas. Eso no es importante. Importante es lo nuevo que se le ocurre a Hugo cada semana. Pronto la Unefa estará desarrollando las carreras de Carpintería Nuclear y de Repostería Atómica, pues con toda seguridad, no sólo le compraremos una planta nuclear a los rusos, sino que recibiremos la tecnología, por lo que debemos preparar profesionales para estar en la cresta de la ola de esos novísimos conocimientos.

No importa si después de perder viajes y sentadas de discusión, terminamos no enviando nuestra parte de inversión para la refinería de Pernambuco en Brasil, donde el gobierno había firmado y reafirmado convenios de inversión. Menos importa si la prometida planta de producción de satélites, que nos montarían los chinos, no arranca nunca, ni la de bicicletas iraníes. A eso le echamos tierrita. Ahora compraremos tecnología de construcción y una plantica nuclear. Otro puñado de mentiras frescas.

El país se nos cae a pedazos y cada día que pasa perdemos nuevas oportunidades de darle un rumbo adecuado a nuestro accionar económico. La industria petrolera pierde capacidad productiva y roza con dificultad los dos millones doscientos mil barriles, casi un tercio menos que hace diez años. Basta de juegos y viajes inútiles. El único convenio que nos ayudaría es la compra de un barco de humildad que los ayude a reconocer la torta que están poniendo.

A Hugo tendremos que retenerle el pasaporte, para que deje de jugar al emprendedor y se ponga a trabajar en lo urgente y necesario.

                                                          

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