Ven a mí que tengo flor
Inventor de payasadas, esa frase Ven a mí que tengo flor sintetiza el carácter arrogante, avasallante y totalitario de un gobierno nacional que trata de arrebatarle todo al ciudadano venezolano, desde su empresa, su finca, su propiedad privada, hasta el derecho vivir en sosiego, sin guerras ficticias que se usan como excusas para comprar armamentos y pelear con países vecinos.
Cada vez que sale de la boca del gobierno nacional esa expresión autoritaria sencillamente simboliza el carácter de este gobierno socialista y comunista que trata por la fuerza de implantarse en un país negado totalmente a cualquier modelo distinto a la democracia social.
Ven a mí que tengo flor es la burda ironía de aquel que nos gobierna y trata ahora por la fuerza de convencernos a votar por candidatos escogidos a dedo, por verdaderos serviles al régimen que tienen por misión seguir destruyendo la Asamblea Nacional y ponerla a los pies del comunismo para quitarnos cualquier signo de libertad.
Ya el gobierno nacional anuncia las “Cédulas del Buen Vivir” que, al entenderlas en su perspectiva correcta, reflejan que en la actualidad Venezuela atraviesa por El Mal Vivir. Si esas Cédulas son para vivir bien es porque, entonces vivimos mal, y es totalmente cierto con una inflación disparada en agosto a casi 20% y que a finales de año consolidará en más del 35%, ratificándonos como el segundo peor país del mundo (después de Zimbague) en materia de inflación.
Lo peor es que esas célebres “Cédulas del Buen Vivir” son la versión mejorada de la tarjeta de racionamiento cubana, aunque en una primera etapa sirvan para endeudarnos y hacernos la ilusión de que podemos comprar electrodomésticos y diversidad de productos.
Ven a mí que tengo flor equivale a comunismo, al más desmedido autoritarismo y la única forma institucional de frenar que esa pérfida frase de apodere del contexto venezolano es votando el 26 de septiembre por candidatos demócratas, quienes tienen muy clara su misión de defender el Poder Legislativo para reconstruir la Venezuela que anhelamos, donde nadie podrá inventar políticas ni frases edulcoradas para arrebatarnos nuestra libertad.