Opinión Nacional

El detalle que faltaría

El domingo 26, los venezolanos votarán para elegir a los miembros de la Asamblea Nacional, y a diferencia de los comicios parlamentarios de 2005, cuando la oposición se retiró por las condiciones fraudulentas del proceso electoral, esta vez, con más ventajismo y abuso oficial, la Mesa de Unidad Democrática (MUD), que agrupa a más de 30 organizaciones políticas, ha decidido participar, tras asimilar la dura lección de una Latinoamérica que, cuando se trata de autocracias con fachada democrática como la de Fujimori luego del autogolpe de 2002,  se hace la vista gorda.

                ¿Qué cambió, además de la comprensión de la oposición venezolana de que ni los Kirchner, ni Lula, y ni siquiera, Sebastián Piñera o Juan Manuel Santos arriesgarán los intereses económicos de sus países ante la cada vez más empobrecida rica Venezuela, por principios democráticos, para que la oposición se las  juegue en una elección manipulada?

                Primero, más allá de toda encuesta, que en la mayoría de los casos le da una victoria al MUD – algunas, cómoda, y otras, apretada – se presume que la presencia de una minoría pluralista en la Asamblea obligará al gobierno a transmitir por el canal de esta institución, los debates, y las posiciones divergentes al gran caudillo venezolano. Esta suposición es lógica, pero no necesariamente cierta, pues Chávez podría cerrar ese medio de comunicación o exigir que solo se transmitan las participaciones de diputados del oficialismo.

                Se presume que si el MUD obtiene la mayoría parlamentaria, podrá detener varios procesos inconstitucionales que la Asamblea, siguiendo órdenes de Chávez, ha convertido en ley. Sin embargo, lo más probable es que el caudillo gobierne por decretos del Ejecutivo. En caso de que la oposición tenga menos asambleístas que el oficialismo se podría bloquear la promulgación de algunas leyes que requieren mayorías abultadas. Sin embargo, hace años, el caudillo hace lo que quiere, con o sin aprobación de la Asamblea, que junto a la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía, la Corte Suprema y el mismo Consejo Electoral (CNE), todos trabajan para él (En el caso del CNE ya ni siquiera se disimula al permitir al presidente hacer propaganda en sus frecuentes cadenas, criticar a los miembros que indican su ventajismo económico y mediático, e incluso, se cambiaron los circuitos electorales para dar más valor a los votos donde el chavismo es fuerte, y así, poder ganar, aun obteniendo menos votos que el MUD).

                Si el domingo se consumara un fraude en los resultados, eso ya sería un detalle, el que falta, y solo una abrumadora victoria de la oposición y la decisión del ejército de obligar a respetar la voluntad popular puede impedirlo

Ante el hipócrita silencio y complicidad de la “comunidad internacional” es poco lo que se puede hacer para desafiar a las neo dictaduras.

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