Elecciones “divino tesoro”
Siempre las elecciones fueron momentos de esperanzas aunque el panorama estuviese muy intrincado, a pesar de los cambios de circuitos, a pesar de todas las marramuncias en que se puedan pensar, serán invariablemente un instante de expresión y de reflexión. Si la oposición logra tener participación en todas las mesas y moviliza entusiastamente a su gente, eso vale tanto como el propio voto contabilizado. Venezuela es otra ciertamente, pero pudiera cambiar a partir de las elecciones del 26 de septiembre con una colectividad militante que demuestre al oficialismo que no es mayoría tal como lo preconizan. Llamaría a la meditación a los propios chavistas tan descontentos como la misma disidencia, a los militares que custodian el Plan República como si fuera una tarea de la “revolución” y se involucran descaradamente en la política. Verán como en los cuarteles se vive una realidad virtual y que el pueblo venezolano es quien decide sobre la escogencia del Presidente, advirtiendo que la constitución nadie puede trasgredirla, ni se pueden recibir órdenes personales y cumplirlas como si se tratará del debido deber.
Las elecciones para la disidencia serán un “divino tesoro”. Si contundentemente salen a los centros de votación habrán librado una gran batalla frente a ellos mismos, ante la comunidad mundial, aunque no estén presentes las delegaciones internacionales que tradicionalmente supervisaron los procesos electorales cuando el talante era democrático.
Algo muy importante y que será el elemento nuevo en estas elecciones, será que todas las ventajas de favoritismo estarán a favor de la disidencia, excepto los grupos más radicales de la “revolución”, quienes se creen invulnerables ante doce años de fracasos y que al igual que los viejos partidos de la cuarta republica, no se dieron cuenta como las inconsecuencia se pagan bien caro y el instrumento es el voto. Antes la gente votaba con miedo por los controles posteriores que hace el oficialismo, hoy están conscientes que el voto es secreto y que en este caso es vital para su supervivencia.
Antes pensaban que el chavismo les solucionaría la vida: seguridad, vivienda, atención medica, alimentación, actualmente se dan cuenta que esto fue un cuento y que ocurre lo contrario, y tienen que votar para no perderlo todo, sus casas, sus negocios, su dinero en los bancos, evitar los cierres sistemáticos del régimen a través de los organismo recaudadores que tantas perdidas ha producido a los empresarios privados.
El voto constituye una salvación, ya la gente sabe que si Chávez no hizo nada que favoreciera a los venezolanos con los multimillonarios ingresos petroleros, ahora menos lo hará. La “revolución” dejó de ser un negocio rentable para convertirse en asiduidad detestable con cadenas interminables, con persecuciones y cierres de medio de comunicación, y esta sociedad es democrática. Democracia implica libertad y no libertinaje para que los malandros actúen a sus anchas y Caracas se haya convertido en la ciudad más violenta del mundo y con muertos a raudales.
Votar en esta encrucijada servirá para ganar la primera batalla que nos dirigirá hacia el objetivo central en el 2012, cuando ante unos camaradas desmoralizados; la disidencia podrá dictar pautas que se materialicen con la participación.
Está demostrado que los venezolanos no son proclives al comunismo o socialismo que son la misma cosa como lo aseveró Fidel Castro, cuestión que significa inseguridad, hambre, inexistencia de la propiedad privada y por ende vedadas las posibilidades de prosperar con un pueblo sometido, sin trabajo, sujeto a lo poco que el Estado le pueda dar como una libreta de racionamiento. Esto será lo que ocurrirá si Chávez sigue siendo beneficiado con los votos del miedo, antes en algunos casos habían quienes iban a las marchas de oposición e igual asistían a las oficialista, y a la hora de votar lo hacían por el oficialismo quien era su empleador o quien les proveía los negocios, en el momento es lo contrario su voto será para salvarse, para evitar que le quiten lo que hayan obtenido durante su vida o para no perder sus trabajos porque la “revolución” no da para tanto. Venezuela está quebrada, agotando sus postreras reservas y con gente capaz de gastarlo todo con tal de perpetuarse en el poder, importándole un bledo la desgracia ajena. Así que estas elecciones podrán ser un “divino tesoro” y la salvación de Venezuela