Lucena se bailó el librito
Hacen las leyes y también las interpretan.
Hace dias que no blanden el librito azul. Lo guardaron en una gaveta. Difícil mostrarlo a diestra y siniestra al tiempo que se lo bailan sin el menor decoro.
Tibisay Lucena, la presidente del Consejo Nacional Electoral nos dio una gran clase ayer. Lucena reinterpretó la ley electoral y la Constitución para aseverar que un funcionario de gobierno, es a la vez un actor político y los derechos políticos de esos actores, están por encima de las limitaciones que impone la ley. Vale decir; siendo un actor político tiene derecho a participar en la campaña electoral y por eso no puede impedir que el presidente participe. Tamaña pisoteada a las leyes. Interpretación torcida y amañada para complacer al jefe de la revolución.
La legislación está provista de una limitación a los funcionarios públicos a participar en las campañas electorales y lo hace expresamente, sobre la base del ventajismo que representa la acción de los funcionarios en dichas campañas. La legislación también impide el uso de los símbolos patrios en dichas campañas. Todo eso es válido, salvo para los funcionarios rojos. Si Ramírez lo podía hacer, haciendo uso de la famosa frase de: “somos dojos…dojitos” con más razón nos brincamos la ley cuando es el presidente comandante quien la viola.
Razón tenía el comandante presidente cuando la semana pasada a pleno pulmón preguntaba quién era el guapo que le impediría participar en la campaña electoral –a él pues, al jefe de la revolución- que no tiene quien lo gobierne. Se le abren las costuras de la legalidad, empujados por la imperiosa necesidad de cerrar la brecha que indican las encuestas. El miedo es libre.
Es tarde. Estas elecciones no se resuelven en tres semanas, no se cambian de tendencia y no se mueven de color en estos últimos días. Aquí lo único que puede pasar es que pierdan más votos, pues cada día se descubre una nueva noticia de corrupción, de ineficiencia y de mentira. Estas elecciones se resolvieron hace rato en las mentes de los venezolanos que observan este desmadre que han organizado en todas las áreas de la acción del gobierno.
Toda la maquinaria del ineficiente gobierno está convertida en una máquina electoral. Aquí lo único que importa es ganar votos e impedir los votos contrarios. Hasta el calendario electoral se mueve a capricho, para los fines de esta extenuada revolución. Todo se vale.
Lo único que no se puede hacer en unas elecciones es engañar al pueblo. Quien lo ha intentado en el pasado, llevó palo parejo. Es una ley universal; a los pueblos no se les engaña en las urnas, pues se levantan y rugen. Robarse cinco por ciento de los votos es posible, pero convencer a una nación de que no se los robaron, es imposible de lograr. Perez Jiménez entendió tarde ese teorema. No se les ocurra avanzar por esos oscuros caminos. El veintiséis no dejes de votar. Cada voto cuenta en la cuenta.
Enrique Pereira