Marxiscapitalismo
El líder máximo ha insistido, a pesar del comunismo que inspira sus pasos y del marxismo iletrado que baila joropo entre sus neuronas, que las obras, construcciones, ideas, negocios y demás geniales ideas del jefe máximo de la revolución mundial, deben ser publicitadas con el mismo estilo y técnica que hace el capitalismo para promocionar sus productos alienantes y consumistas.
De hecho, en varias oportunidades, nos ha mostrado sus innatas condiciones de locutor de radio popular, esas voces que marcaron la infancia lejana que entre marimbas al estilo Radio Rumbos y gritos de locutor ronco, daban noticias o anunciaban «todo para el hogar en la ferretería El Tornillo Azul, atendida por su propio dueño el popular Rompe tubo. Desde cemento hasta tuercas. Si no lo hay en el Tornillo Azul, no lo hay en todo el Llano». Esas radios de provincia adentro dejan huellas indelebles en el cerebro, pueden ser tan peligrosas como Mickey o Disney. Son chips instalados de por vida que determinarán la mayoría de las reacciones de un adulto venezolano y si es militar y jefe de Estado, peor.
Una radio provinciana, por allá llano adentro, entre fantasmas, El Silbón, el caimán Patrullero, La Llorona, mapanares, sietecueros, zancudos F-16, la escuelita con piso de tierra pisada, caraotas hoy y caraotas mañana, ñame hoy y ñame mañana; y aquella muchachera en los conucos de patio trasero confundidos entre hermanos y primos, sin duda, determinará lo que será el hombre nuevo 40 años después. La radio provinciana completa el modelaje del futuro líder con guarachas de la Billo’s, mucha ranchera, mucho Javier Solís y Pedro Infante, mucho Julio Jaramillo y, claro, cuñas leídas, gritadas, cantadas.
¿Qué sale de ahí? Nada más y nada menos que el constructor de la nueva sociedad. El marxista que no ha leído ni leerá jamás a Marx. Las líneas de conducta que generan las canciones de Billo’s aderezadas con las lloronas de Julio Jaramillo, y esto lo dicen calificados científicos, producen una cosa que llaman «marxiscapitalismo»; es decir, un poquito de guaracha con un poquito de despecho. Todos los días, a toda hora, en medio de ese solazo. No hay remedio. Usted quedó atrapado en el marxiscapitalismo. Usted es un hombre nuevo.
De allí que en medio de la merengada ideológica, habla horas de socialismo, despotrica de la utilidad, dinamita la plusvalía, pero firma cheques para los consejos comunales sacados de las ganancias de CANTV. Por eso el Banco de Venezuela anuncia sus tarjetas Visa y MasterCard en TV. Por eso esta revolución es un fraude horroroso. Claro, es comunismo.
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