Opinión Nacional

La comedera de piedras

Las continuas amenazas de Chávez de cortar el suministro petrolero a EE.UU. pudieran estar empezando a movilizar cierta preocupación en el norte. Claro que esto no es lo único que les molesta. Sus relaciones con Irán, con los cubanos y con la narco-guerrilla son también temas de creciente preocupación.

No se trata de esperar una invasión de los marines, se trata de que van en aumento los signos que indican que estaría gestándose un respuesta ante tanta guerra verbal y desafíos constantes al “imperialismo” gringo. Desafíos tipo “rugido del ratón”, pero todos sabemos lo fastidioso que resulta el animalito en casa, en especial si su intensión es reproducirse y aliarse con otros roedores.

Lo cierto es que uno no entiende como el embajador designado en Caracas, antes de tocar tierra venezolana, se atreve a hablar de la “baja moral de las fuerzas militares venezolanas”, de “la intromisión de Cuba en el país” y decir estar «consciente de los claros nexos de miembros del gobierno de Venezuela con las guerrillas colombianas”, una guerrilla que según él “mantienen campamentos en Venezuela”, cuando sabe que esto posiblemente le cueste el beneplácito del gobierno bolivariano. Se puede argumentar que el propio

Congreso gringo ha puesto al embajador Larry Palmer bajo fuego y que esas opiniones surgen al defenderse de quienes tienen parada su aprobación- los senadores republicanos- como crítica a la posición “suave” del gobierno de Obama sobre Venezuela. Pero estas ni son las opiniones de Palmer, ni son casuales, él es un embajador de carrera y no tiene opiniones formales propias sino que ellas son las opiniones del Departamento de Estado (DE). Lo que se confirma en el reciente informe sobre Terrorismo del año 2009 del DE.

Por otro lado, Roger Noriega ex- Embajador ante la OEA y ex responsable para el Hemisferio Occidental, en tiempos de Bush, acaba de dejar muy claro que es necesario que Chávez sepa que ellos tiene un plan en el caso de que decida cortar el suministro de petróleo. Este es muy sencillo, primero, el uso de la reserva estratégica de petróleo, equivalente a dos años de las exportaciones venezolanas Y segundo mover a las compañías gringas hacia otros países como Brasil, Colombia y México, y “maximizar su producción y negociar planes de contingencia para aprovechar estas fuentes en el caso de un embargo de Venezuela”.

Quizás Chávez ya ha evaluado este escenario, y por esto habló de que vamos a comer piedras. Mientras ellos siguen disfrutando sus hamburguesas.

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