Del escenario Pudreval al escenario totuma
Este domingo se decide el rumbo, al menos en el horizonte corto, del tipo de comunismo que quiere el país, pues, si nos guiamos por los discursos del líder intergaláctico y los próceres socialistas, no hay duda de que Venezuela es comunista y quiere mantenerse así, como Fidel Castro, hasta la eternidad.
A unos días de la medición, para Chávez no hay otra opción. Solamente vale ganar. Y así lo dice. Operación demolición. No volverán. Morderán el polvo de la derrota. Tiene los reales y el poder para hacerlo, pero eso supone que nada le hace mella. El cuadro de calamidades no es cosa sencilla. Un país sin trabajo, con empresas cerradas, con empresas casi quebradas, con una delincuencia que manda más que un ministro, con líneas aéreas públicas paralizadas por alta peligrosidad, endeudado hasta más allá del 2030 y, solo por mencionar algunas cosas, con todo el aparato institucional destruido y arrodillado. Esto es apenas un vuelo a baja altura sobre la demolición del país que ejecuta con serio empeño el líder intergaláctico y su cúpula militar. Pero nada de eso importa. El hombre es mago. Mientras peor lo hace, mejor le va.
De allí que desde ahora perfectamente se pueden proyectar al menos tres escenarios sobre lo que viene.
Escenario Pudreval: Chávez, no hay más candidatos, logra 125 parlamentarios y la oposición a duras penas, 40. Catástrofe para la disidencia, pero un resonante triunfo para la revolución. Un resultado así le permitirá al chavismo terminar de dinamitar lo poco que queda parado. Sidor, entre quiebra y quiebra, puede terminar en manos de los chinos. Pdvsa, con Ramírez consolidado, puede cerrar su ciclo vital vendiendo kerosén a Burundu y bencina para carretas a Haití. Cilia Flores será presidenta de la Asamblea Nacional el mismo tiempo que le falta a Chávez en la presidencia. Es decir, unos 50 años más.
Escenario Conviasa: El chavismo obtiene 115 parlamentarios y la oposición 50. Este resultado permitirá a Chávez igualmente mantenerse al frente del tractor y seguir tumbando todo lo que se mueva. Entre exprópiese y nacionalícese puede convertir a toda Venezuela en un Sambil tipo Candelaria o en una cuadra tipo plaza Bolívar de Caracas. Un peladero impresionante. Donde antes habían empleos o donde se generarían trabajos, hoy ni siquiera las milicias de Lina Ron pasan por ahí. Unas veces vuela, otras veces aterriza de emergencia y otras veces se estrellan. El escenario Conviasa, más o menos como el actual, implica una menor velocidad de demolición, pero igualmente destructiva.
Escenario Totuma y velas: el peor de todos. El chavismo arrasa. Fidel Castro se muda a Miraflores y Zelaya a La Casona. El último apaga la luz.
