El miedo chavista
Todas las declaraciones y expresiones del chavismo denotan un miedo terrible, parecieran darse cuenta que su final está próximo, que el fracaso ha sido tan grande que no hay manera de enmendarlo para dar apariencias que en Venezuela se vive una “revolución”. Fue una estafa gigante y está a la vista de todos, rompieron los récords de incapacidad y para ello no se precisan pruebas, son doce años de evidencias para el pueblo venezolano, para el mundo, vedlo allí a lo largo y ancho de esta tierra.
Empero, se aprecia que por primeras vez no se presentan como una opción ganadora e irrebatible, mendigan los votos que perdieron aunque el maestro Aristóbulo Isturíz diga: “ellos nos liquidan o nosotros los liquidamos a ellos” con miedo y arrogancia pero más de lo primero, Las encuestas tampoco los acompañan en esta oportunidad y mucho menos la expresión popular que palpamos a diario en la calle. Todo es un desengaño, hay que ir a votar para recuperar el país. De verdad que debe dar miedo mantenerse en el poder sostenido por intimidaciones y con la compra de armamentos innecesarios, muchísima gente anda armada y no debería estarlo, alimentando el parque de los delincuentes, y encaminando todos esos pertrechos hacia el hampa.
El mayor error de los camaradas es cuando señalan que la “revolución” está armada, no sabemos si para a atemorizar a los propios venezolanos o porque se lo creen de verdad y cavilan ser los dueños de las fuerza armada, cuando las lealtades no se compran; se le puede pagar a alguien para que sirva de escolta o custodio, pero su lealtad se sabrá una vez que estén comprometidos sus intereses o los del protegido, y defina hacia donde la enrumbará. También se lo creyó Pérez Jiménez que, dos días antes de su partida sostenía en una alocución que contaba con el apoyo irrestricto de las Fuerzas Armadas, y todos sabemos cual fue su final. El otro gran problema son las últimas declaraciones de Fidel Castro, las cuales dejan huérfana a la “revolución” y a la falseada imagen que pretendían vender de la “isla de la felicidad”. Ahora todo está en la mayor ruina y sólo los salvaría un cambio de rumbo total, ya no les alcanza con el petróleo que le facilitan sus homólogos venezolanos.
Pero el miedo cunde en las filas del chavismo cuando ven las posibilidades de alejársele la “guanábana” como escribían antes o cuando saben que se acerca la época de rendir verdaderas cuentas a esta nación despojada, allí radica el máximo y efectivo miedo, lo demás no importa como el “socialismo del siglo XXI” ni cuales venerables principios. Llegará la hora de la verdad donde habrá que aclarar en qué se gastó la hacienda publica, los obsequios al exterior y cuanto vandalismo se haya cometido. Aquí se halla todo, lo restante son agregados producto de una pésima administración, de gente torpe para el ejercicio de cargos públicos, por eso, se va la luz a cada instante, porque no saben arreglar las cosas ni con dinero adelantado, todas las evidencias están a la vista, como la ruina del campo, el cierre de empresas, la inseguridad, quizá el mal supremo que actualmente nos ocupa, la inflación que batirá todos los récords acabando con los bolsillos de los ciudadanos y no hay nada que puedan hacer para revertirlo en lo que queda de año. Sumando todos estos factores, sobradamente deben sentir muchísimo miedo los camaradas, advirtiendo que están cerca de su salida, allí estará el pueblo que se encargará de eso demoliendo con sus votos está nauseabunda “revolución”
Así que, ese miedo arrogante nunca antes lo habían exhibido los chavistas porque nunca se habían sentido tan cerca del hoyo, es hoy cuando la gente empieza a reaccionar, cuando de nuevo la disidencia regresa a los cerros a llevarle un mensaje esperanzador a los pobres, cuando hay un horizonte para los olvidados y defraudados, siempre lo habrá para que los venezolanos puedan reencontrase, para que de verdad puedan escoger personas quienes los representen y canalicen sus quejas. Este país nunca fue de un sólo hombre ni aceptó calladamente los mandos militaristas, haciendo y deshaciendo. Venezuela es una Patria de tradición libertaria desde sus raíces, nadie cambiará la historia empañando doce años de ella. El miedo en estos casos es justificado, lo sufren los proscritos cuando los busca la justicia, es el que no prescribe ni ante la probidad ni ante el voto redentor