No hay conciliación con el chavismo, ni la habrá
El 26S vota y el 27S celebra. Comunistas nunca, venezolanos siempre.
El teniente coronel felón insiste en que no hay conciliación con la burguesía, no puede haberla, y lo ha repetido por enésima vez. Y él entiende por burguesía a toda la oposición, a todos los disidentes, a todos los que no comparten sus ideas y caprichos y disparates. A los adecos y copeyanos, a los de primero justicia y un nuevo tiempo, a los masista y bandera roja, a los de Podemos y Causa R. A los gobernadores y alcaldes que no son del PSUV. A los empresarios y trabajadores y a los curas.
A los universitarios e intelectuales. A los ricos y a los pobres. En fin a mucho, muchísimo, más de la mitad del país. Al país que cree en la democracia. Al país que no cree en el comunismo. Al país que no cree en militares golpistas. Al país que no siente odios ni rencores ni resentimientos. Al país productivo. Entonces podía ser válida la conseja, parodiándolo a él, que titula este paraninfo.
Pero no, los venezolanos que creemos en los postulados de la democracia, los que creemos de verdad en un Dios Todopoderoso y en Cristo, los que practicamos una ética y una moral ante la vida, los que pensamos que los países se construyen con el aporte de todos sus ciudadanos, los que no creemos en el odio como actitud de vida, los que no actuamos con resentimientos en fin la mayoría, la inmensa mayoría, de los venezolanos, si creemos en la necesidad de una conciliación, más bien podríamos decir en una reconciliación nacional. Los que creemos en la necesidad de regresar a ser un país de ciudadanos respetuosos, tolerantes y alegres, con fe y esperanzas en el futuro, con posibilidades realas de surgir, de mejorar su calidad de vida.
En la necesidad de vivir en una verdadera democracia, donde haya alternabilidad en el poder, donde los poderes públicos sean autónomos e independientes, un país descentralizado, donde no sea más un solo hombre decidiéndolo todo. Claro una reconciliación que, obviamente, no puede implicar impunidad ni olvido. Los responsables de todo lo malo que ha pasado en el país en estos casi doce años tienen que rendir cuentas ante una justicia imparcial.
El teniente coronel y sus secuaces que han despilfarrado los inmensos recursos recibidos en estos años, que han desunido a la gran familia venezolana, los que han destrozado la infraestructura nacional. A los responsables que han dejado sin empleo a tantos padres de familia por el sólo hecho de no vestir de rojo, a los responsables de que muchas familias se hayan desmembrado, a los responsables de tanto robo, de tanta corrupción, de tantos crímenes. En fin a los responsables de que Venezuela se haya convertido en un país de quinta, a un país subordinado de la dictadura más longeva y criminal del planeta. Ellos tendrán que pagar por eso pero, insistimos, juzgados por una justicia imparcial, ajena de presiones e intereses partidistas o bastardos. Pero no más sobreseimientos de causas, ni indultos a condenados. No bajo la consigna de “cárcel o bajo tierra”, como dijera un de los militares próceres de esta revolución comunista, sino bajo la consigna de procesos judiciales donde se respete el debido proceso. Donde los acusados gocen de todos su derechos.
Por eso este 26 de septiembre tenemos la gran oportunidad para comenzar a cambiar todas estas irregulares cosas. Todos tenemos que salir a votar. Todas las encuestas, hasta las pagadas por el propio gobierno, dan una clara ventaja electoral a los candidatos de la oposición, a los candidatos de la unidad democrática. Pero hay que ir a votar.
Sin miedo alguno porque el voto es secreto, no hay forma ni manera para que los comisarios políticos del régimen comunista puedan saber por quién se vota. Ni hay posibilidad que los representantes chavistas del CNE puedan voltear los resultados. Pero hay que ir a votar, hay que tener testigos en todas y cada una de las mesas electorales. Hay que tener las actas debidamente firmadas y selladas una vez cerrado el proceso y luego cotejarlas para que no haya trampas numéricas. Y luego de verificado el indudable triunfo electoral de nuestros candidatos a la Asamblea Nacional estar en la calle, presto a impedir cualquier jugada o marramuncia del teniente coronel.
Lo decimos porque ya lo intentó cuando lo derrotamos en el 2007, en la reforma constitucional, la misma que llamó victoria pírrica, de mierda, pero que buena parte de su alto mando militar lo obligó a aceptar. Y ahora deberá ser igual. Nuestras FAN, a pesar de algunas excepciones, de algunos militares comunistas y pro cubanos, son institucionales, respetuosas de las reglas de la democracia, de la voluntad popular. Y seguro estamos, harán respetar estos resultados y le dirán nuevamente, como en el 2007, que debe aceptar los desfavorables resultados y que debe ordenarle a sus huestes que se queden tranquilos, rumiando en silencio su derrota. Pero hay que ir a votar. A votar por los candidatos de la unidad democrática. A votar a favor de la democracia y en contra del comunismo. Venezuela amanecerá alegre, feliz, radiante, democrática, el lunes 27. Pero hay que ir a votar.