Opinión Nacional

¿Qué es el chavismo?

No es una doctrina filosófica o política. Tampoco una ideología con un cuerpo estructurado de ideas. Entonces, ¿qué es? Un sentimiento que ha calado en los sectores populares, como fue y es el peronismo en Argentina. Nadie puede decir que profesa el chavismo, como alguien que dice, por ejemplo, que es marxista o cristiano. No existe algo parecido a un conjunto de ideas que abarcan una concepción del Estado, la economía  o la cultura. No calza pues el llamado chavismo ninguno de los criterios doctrinales de las filosofías políticas conocidas en Europa o América.

En Europa  se formaron y prosperaron las tres grandes filosofías políticas que han orientado la acción de los gobiernos: el marxismo, la social democracia y el social cristianismo. El marxismo naufragó con la caída de la Unión Soviética en 1991 y hoy nadie en ningún país civilizado piensa que la dictadura del proletariado, lo que implica negar la vigencia de poderes públicos separados y con controles uno sobre otro, la planificación central como forma de dirigir la economía, el partido único como criterio de la práctica política y el marxismo como ideología de Estado, tengan alguna posibilidad de ser referencia como  modelo de gobierno. Y sobrevive en dos países Cuba y Corea del  Norte aunque hay candidatos a emularlos.  Por su parte la socialdemocracia, se fue deslastrando de su pasado marxista tras la toma del poder en Rusia por el leninismo en 1917 y la instauración de un régimen dictatorial. De allí vino la escisión entre comunismo y socialismo. Concebida por Bernstein y Kaustky, la social democracia  en lo económico plantea una economía mixta entre el sector privado y el Estado,  donde éste regule la actividad económica para evitar el efecto de los monopolios. También traza el uso del sistema tributario como mecanismo para redistribuir el ingreso, lo que en muchas experiencias ha llevado a un desaliento de la inversión. Favorece la social democracia el poder de los sindicatos y el Estado del bienestar mediante el gasto público elevado financiado con impuestos. Todo ello se ha traducido en una mayor participación de los trabajadores en el ingreso nacional.  Asumió la social democracia después de mucho trajinar, la idea de que el gobierno se conquista con votos y no con insurrecciones y lucha de clases y por esa razón defienden la separación de poderes y el pluralismo político al tiempo que niegan que pueda existir una ideología del Estado.

Por su parte, el social cristianismo tuvo su origen el la visión social de las encíclicas de los papas, denominada doctrina social de la iglesia. Esas encíclicas se tradujeron y cristalizaron en fuerza política para diferenciarse de la social democracia hasta conformar los partidos demócratas cristianos y hoy partidos populares en Europa y América. La concepción humanista de la iglesia católica fue a disputarle a la social democracia de origen marxista las preferencias de los electores europeos. Sus principales teóricos, Luigi Sturzo, Jacques Maritain, Alcides de Gasperi, Konrad Adenauer y quien hizo posible el milagro alemán después de la segunda guerra mundial, Ludwin Erhard. En lo filosófico el social cristianismo se basa en la religión católica y la teología que le sirve de sustento. Su idea del Estado no es exactamente la del liberalismo, en el sentido que proclaman  mayor descentralización, también apoyan la separación de poderes y su respectiva independía. A diferencia de la social democracia, creen en la responsabilidad individual lo que se traduce en una menor participación del Estado en los asuntos económicos, bajos impuestos, todo lo cual se plasma en la economía social de mercado, que conjuga la vocación por el correcto funcionamiento del mercado con regulación del Estado, no para interferir sino para que sean más eficientes.

¿Se encuentra en el chavismo algo conceptualmente estructurado como las doctrinas políticas anteriormente descritas sucintamente? Por su puesto que no. Por tanto el llamada chavismo es una especie de colcha de retazos que ahora asume al marxismo cuando ya éste ha sido abandonado en todo el mundo. Dice ser marxista y cristiano al mismo tiempo, es decir ateo y creyente simultáneamente. Bolivariano y marxista, es decir liberal y anti liberal. Suscribe el trueque como medio de intercambio pero acepta limitadamente la economía de mercado y el uso del dinero. Vocifera la separación de poderes pero en los hechos subordina esos poderes al Ejecutivo. Como no hay una obra que recoja de forma compacta sus principios, es mejor que sea Hugo Chávez quien narre sus puntos de vista. Dice en el libro Habla el comandante  de Agustín Blanco Muñoz, editado en 1998, refiriendose a la Tercera Vía de Tony Blair, entonces premier inglés: “En esa misma dirección avanza también el presidente Clinton, me inscribo en ella y seguiremos estudiándola.  Capitalismo, sí pero que se aleje de los extremos. Por eso decimos ‘humanista’”. Más adelante afirma:  “Nosotros, el Movimiento Bolivariano, yo, Hugo Chávez, no soy marxista  pero no soy antimarxista. No soy comunista, pero no soy anticomunista. […] hay que ir más allá del marxismo. […] no es él la solución, especialmente para nuestros países, para estas condiciones, donde yo creo que no hay vestigio de clase obrera”. Y su basamento sería el Árbol de las Tres  Raíces: Simón Rodríguez, Simón Bolívar y Ezequiel Zamora. Hasta allí llega el carburante conceptual del denominado chavismo. Por tanto, no se trata de un cuerpo de ideas harmonizadas sino más bien un programa para la acción política inmediata que surgió en una coyuntura y desaparecerá cuando las condiciones que los motivaron y el desgaste natural lo determinen.

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