¿Volverá la Cuarta?
El último cartucho que le queda al chavismo que goza del poder es amenazar al país con un hipotético regreso de lo que había antes de su llegada. Ya abdicó de todas sus promesas de redención social, visto el resultado de sus casi doce años de desgobierno.
Ya no habla de lucha contra la corrupción, bandera principal del fracasado golpe de 1992 y de la campaña electoral de 1998. Las focas de la Asamblea Nacional no han querido investigar los casos de Pudreval y la destrucción de Pdvsa y las empresas de Guayana (hoy, gracias a los genios chavistas, Venezuela importa gasolina, acero y aluminio). Cuando Chávez califica a alguien de corrupto siempre se trata de un adversario. Hasta ahora ningún alto funcionario ha sido acusado ante los tribunales por evidente enriquecimiento ilícito.
La lucha contra la pobreza se ha diluido (lo poco que se ha hecho) con la crisis económica. Y no es por culpa de la caída del precio del petróleo. Los méritos del pésimo manejo de la economía nacional son del gobierno en exclusividad. El acoso a la propiedad privada, el despilfarro y el robo descarado de los dineros públicos han traído como consecuencia la devaluación y la inflación que golpean a todo ciudadano que paga algo. La cifra del decrecimiento económico es maquillada como la del desempleo. Ya el Banco Central no sólo perdió su autonomía sino también la credibilidad.
Al abandono de los hospitales y al desastre en el que se encuentra la red cubazolana de Barrio Adentro, se contesta con paja ideológica para atacar a la medicina privada que les hace el relevo y no se da abasto para atender a tanto paciente rebotado. Nada se hace por remediar los bajos sueldos y el intermitente y deficiente aprovisionamiento.
La inseguridad que siente todo venezolano en la calle y en su casa es para el gobierno motivo de risa. Los 19.000 muertos de 2009 no le interesan. Chávez nunca habla de las víctimas de la violencia en Venezuela. A veces se alarma por los asesinados en Irak que al año, estando en guerra civil, son una cuarta parte de los que mata el hampa aquí. Eso es “pornografía periodística”, un chiste que hace reír al presidente de la cadena Telesur.
La restauración de la llamada Cuarta República es imposible (aunque persistan algunos de sus protagonistas en no dejar el escenario) porque nada en la historia se repite, las condiciones de hoy son muy diferentes. Pero la realidad es que lo malo de la Cuarta nunca se fue. Al contrario, todos los problemas se agravaron y se sumó la eliminación de la independencia de los poderes públicos y el declive del Estado de Derecho. Se implantó la discriminación política (Tascón se murió pero la lista sigue viva), la soberanía nacional es compartida con Cuba y se estrecharon relaciones con países que no reconocen los Derechos Humanos. Chávez sabe que él es peor que la Cuarta. Mucho peor.