Horrores y comisiones
¿Será que Chávez tampoco estudió órdenes de magnitud?
El Gobierno ha tratado por todos los medios de desviar la atención del asunto de los containers podridos de Pdval. Pero es tan grave, que sigue fijo en las mentes de muchos millones de venezolanos.
Todas las encuestas reflejan el inmensurable disgusto de toda la población, sin distingo de estrato económico o tendencia política. Somos bien particulares los venezolanos: en vez de que nos uniera algo sublime, nos han unido toneladas y toneladas de comida podrida.
La comida no debería botarse ni siquiera en tiempos de abundancia, menos aún en estos días cuando la inflación nos está llevando en sus cachos. En un lapso de dos semanas, comprando más o menos lo mismo, gasté BsF 400 más. ¿Qué bolsillo aguanta esto?
Y, hay más containers con comida podrida. Conocimos de containers quemados en instalaciones militares. Y supimos de una lancha de «Pdval, soberanía alimentaria» detenida en Aruba con 70 kg de cocaína. Si lo que no es comida es cocaína, ¡cuánta podredumbre tenemos como sociedad!
Sin embargo, el Gobierno que castiga inmisericorde e injustamente en muchos casos a sus opositores -nadie ha podido explicar por qué está preso Alejandro Peña Esclusa, por ejemplo- se hace olímpica y desvergonzadamente el loco cuando le tocan el tema de Pdval.
Chávez, en estos días, dijo que la oposición insistía en el tema de la comida «perdida» (no podrida), cuando no era otra cosa que «errores y omisiones». ¿Y es que Chávez no sabe de órdenes de magnitud?… No es una cena la que se perdió: fueron millones de platos de comida. No fueron cantidades de dinero marginales. ¡Fue el equivalente al 10% de las reservas internacionales de Venezuela! «Errores y omisiones»: ¡qué manera de tergiversar la realidad! Es como si una fractura abierta de fémur se descartara como si se tratara de un pisotón.
Y no son omisiones las que deben buscar, como dijo el presidente Chávez, sino las comisiones que cobraron y se embolsillaron. Aquí esperamos investigación exhaustiva, responsables aprehendidos y castigo ejemplarizante. No podemos conformarnos con menos. Si esto no pasa, dentro de un par de meses aparecerán dos mil containers más, llenos esta vez de quién sabe qué…
Lo que es obvio de toda obviedad es que la podredumbre no está sólo dentro de los containers.