Mauricio y Pudreval
(%=Image(6195068,»C»)%)
Alguien reenvió a mi dirección electrónica este diálogo que transcribo:
-Mauricio, creo que usted hizo mal leyendo en público mi cartica anterior. Ya el truco está muy trillado y parece que esta vez no funcionó. En la literatura universal es un recurso que desde tiempos inmemoriales ha generado intriga, pero ahora ha causado fastidio. También pienso que me equivoqué usando el cliché de que las etapas de planificación y de ejecución se estaban acercando. Tendremos que usar otras tácticas para levantar la audiencia de su programa y hacer atractivos otra vez sus discursos.
-Espero ansiosamente sus recomendaciones -escribe Mauricio-. Allá en mi pueblo se decía “perro que ladra mete la cabeza en tapara”, perdón, creo que era “no muerde”. Usted sabe, me confunden las lecturas de tanta solapa de libro. Ya no sé si Marx insultó a Bolívar o Bolívar a Marx. Aunque no estoy de acuerdo con usted porque, según me han dicho Rafael, Alí y Nicolás, el pueblo se estremeció al oír la carta que usted me envió.
-Bueno, le insisto que ya el tema del magnicidio no tiene “rating”, a nadie le interesa, sobre todo si no se presentan pruebas y las detenciones hechas suenan a burdo y cobarde montaje. El show con el último “terrorista” mandado a La Habana no surtió el efecto buscado. Hasta en Cuba se hubieran guardado las formalidades.
-Querido amigo secreto, siempre he sido admirador del récord de Fidel. ¡¡¡ Haber salido vivo de 794 atentados organizados por la CIA y los gusanos es toda una proeza!!!! Y ya sabe que hay que justificar el gasto mil millonario en escoltas, carros blindados, chalecos antibalas, cercas eléctricas, anillos de seguridad, etc. “Es preferible que digan aquí corrió que aquí murió”, decía mi abuela. Prefiero seguir vivo a tener otro susto como el del 11 de abril. Prefiero “adquerir” fama de “asustao” que de irresponsable.
-Mauricio, lo de irresponsable no se le podrá quitar –escribe el amigo secreto-. Acuérdese que mi asesoría es para crear una “matriz de opinión”, como lo hace su pateado amigo José Vicente. No se confunda: la cosa es hacer creer a la gente que Mauricio trabaja, se preocupa y soluciona. De allí a que lo haga, ya usted debe saber, después de tantos años, que no es capaz, que es imposible. Fíjese, allí está el caso de Pudreval. No ha podido raspar a Rafael. Sólo hay tres presos para tanto escándalo, corrupción y despilfarro. Dejar podrir 160 millones de kilos de comida en un país donde a la gente no le alcanza el sueldo para comprarla (a los que tienen trabajo) y otra tanta pasa días sin comer. Mi abuela (también tenía abuela) diría: “¡Eso clama al cielo!”
-Mire, amigo secreto, ahí se metió con los coroticos del pesebre –escribe Mauricio-. Pudreval es un programa de alta seguridad nacional que ha traído muchos beneficios al pueblo y en especial a algunos amigos. Pero usted sabe que en el comunismo, me contaba anoche Alí, todos somos iguales pero siempre hay algunos más iguales que otros. Me decía en Palacio nuestro asesor cubano-venezolano que hay un librito de un tal George Orwell donde un cochino de nombre Napoleón dice eso. Lo que sí no le voy a perdonar a usted es que dude de mi intención de darle “felisidad” al pueblo (no sólo al venezolano, por supuesto, sino también al cubano, al argentino, al boliviano, al bielorruso, al londinense y al neoyorquino). Desde este momento, usted está entre mis contactos bloqueados. ¡¡Bloquéese!!!
