Mamá subióse al tejado
El abuso de autoridad, el descaro, las tropelías, el caradurismo del Gobierno son tan ilimitados, que hasta rayan en lo ridículo. La inseguridad, el problema número uno de todos los venezolanos, es minimizado, ninguneado e ignorado por el Gobierno.
En una sola semana vimos a Andrés Izarra reír a mandíbula batiente en una entrevista internacional cuando Roberto Briceño León dio las cifras de los asesinatos (de paso, debo comentar el insulto a la inteligencia que resultó la explicación de que Izarra se reía era de los bigotes del doctor Briceño).
Escuchamos a Marelis Pérez declarar que el Gobierno viene trabajando «arduamente» para resolver la inseguridad, pero que los medios están en campaña para decirle al pueblo que «no se está haciendo nada».
Y supimos que Héctor Navarro APLAUDIÓ la política de seguridad ciudadana, aunque los «resultados» se verán en el «mediano» plazo, que después de once años de gobierno, no sé qué será «mediano» para él. Chávez habló de veinte años.
La prohibición a El Nacional y Tal Cual parcialmente revocada -por ahora- de publicar imágenes, contenidos o publicidad que aticen la violencia, es tratar de tapar el sol con un dedo: si no lo digo, no existe.
Toda esta situación me recordó un chiste de Fritz y Franz que contaba mi papá: Fritz se fue de vacaciones y dejó su gata al cuidado de Franz. La gata, persiguiendo un ratón, subió a la platabanda y en la carrera cayó desde tan alto, que se mató. Franz le envió un telegrama a Fritz que decía: «tu gata se mató». La sorpresa de Fritz fue mayúscula y el disgusto por la forma en que Franz le dio la noticia, aún mayor. Lo llamó por teléfono y le dijo que la próxima vez que tuviera que darle una mala noticia no lo hiciera de un sopetón. Que le mandara un primer telegrama que dijera: «tu gata subióse al tejado». Un segundo que dijera: «tu gata corrió en el tejado». Un tercero: «tu gata se cayó del tejado». Un cuarto: «tu gata grave» y un último en el que finalmente diera la noticia de la muerte. Franz entendió. A los pocos días, Fritz vio nuevamente interrumpidas sus vacaciones por un telegrama de Franz que decía:
«Mamá subióse al tejado». Tomen nota, Miguel Henrique y Teodoro, para cuando los vuelvan a censurar. Y es que aunque sea en cuti seguiremos hablando, aunque sea en parábolas nos haremos entender.
