Opinión Nacional

Amenazas, represión y violencia

Venezuela está en la hora más menguada de su historia contemporánea. Jamás se habían acumulado tantos y tan graves problemas, todos con tendencia a agravarse. Nunca hubo un régimen tan incompetente como el actual. Ineficacia y corrupción, más la desviación ideologizada hacia el comunismo a la cubana que dirige Hugo Chávez con eso del socialismo del siglo XXI, han sido la receta perfecta para llegar al punto de desastre sin retorno en el que nos encontramos. Sin retorno, por supuesto, mientras estos bárbaros retengan el poder. Pero muerta la esperanza en sus seguidores, desaparecida toda ilusión y enterrado el viejo amor con profundos resentimientos, ellos saben que el final se acerca. La tragedia para el país llegará pronto a su final y con él, se marcará el inicio de lo que podría convertirse en el drama existencial de los protagonistas de la tragedia. La necesaria rendición de cuentas que tratarán de eludir o impedir de cualquier manera. No lo lograrán.

Los tipos saben que no pueden darse el lujo de entregar el poder por las buenas. La restauración del orden jurídico alterado, la vigencia plena de la Constitución y la derogatoria del marco legal de plastilina que utiliza la revolución, ofrecerá instrumentos suficientes para que brille una justicia verdadera que no desaparecerá, a pesar del perdón que puedan recibir algunos. En consecuencia somos testigos del incremento de las amenazas contra opositores, disidentes y medios de comunicación independientes. Todos los días y por cualquier causa las oímos en boca de funcionarios actuando al margen y en contra de sus deberes constitucionales y legales. De la amenaza reiterada se pasa a los hechos. Denuncias ante el  ministerio público, decisiones atropelladas e inmotivadas de jueces civiles y militares privando de libertad a compatriotas o restringiendo el ejercicio de sus derechos fundamentales para imponer la censura, el silencio y el miedo apelando al uso de la violencia física e institucional, están a la orden del día. Harán cualquier cosa para mantenerse en el poder. Nada servirá, pero la insensatez de los gobernantes puede ser muy dolorosa para el país.

La sociedad democrática debe analizar todos los escenarios posibles, especialmente los peores. Allí debe ubicarse lista para luchar en cualquier terreno. Si no llegan a darse, pues que viva Dios, pero si se dan que no nos sorprenda la situación. Que los sorprendidos sean ellos por nuestra preparación para combatir. No estamos pastoreando nubes. Tenemos los pies bien puestos sobre la tierra. Esto es particularmente válido con relación a las elecciones del próximo 26 de septiembre. Somos mayoría y la victoria está al alcance de la mano, pero…”los rusos también juegan” y se la van a jugar completa. Nosotros también. Aquí no hay espacio para dudas ni vacilaciones, mucho menos para negociaciones por debajo de la mesa, es decir, para complicidades abiertas o encubiertas. Venezuela está en juego.

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