Ocurrió un 4 de Agosto
Antes hablábamos de los “Sueños Azul Pizarra”, para referir el orgullo de quien en algún momento integró el Cuerpo de Cadetes de la EFOFAC. Inicialmente en Villa Zoila, donde aún retumban los bulliciosos pensamientos del nacer de una Institución otrora orgullo nacional, la Guardia Nacional de Venezuela.
Pareciera un cuento de hadas, cuando muchos de los oficiales que integramos las promociones sin estigma de esta querida Fuerza, recorrimos los patios y pasillos de las tres sedes que tuvo la “Vieja Guardia”, hoy sumida en un sopor inmisericorde que se nos estruja como un mea culpa por no haber descubierto o desmadejado este conflicto ideológico que se nos vino encima y amenaza por destruir hasta cenizas nuestro orgullo, sin reservas ni paradigmas. Pero era difícil concebirlo a pesar del desgaste neuronal que nos hacía reflexionar, cuando percibíamos que algo andaba mal.
Decíamos hace poco tiempo, que la fiebre o enfermedad infantil tildada al comunismo, se venía cultivando y crecía en las dos casas estudiantiles del uniforme azul, con sus grandes salones enfrentados. Y que la paranoia romántica roja rojita, sin sentido ni fuerza ha venido destruyendo el sentimiento venezolanista que constituyó el orgullo del honor de la divisa. Ese honor que empinó a la Institución como una de las más importantes del país en su uso contra la maledicencia. Sin dudas, fue el gran éxito del gobierno del general en jefe Eleazar López Contreras, que sin proponérselo, creó la institución necesaria para su objetivo: institucionalizar al Ejército, desarrollo que fue racionalizándose hasta 1983, cuando se le da un nivel igual a las otras Fuerzas.
Pero pareciera una paradoja, que, desde 1999, cuando se le incorpora como un componente orgánico de la Fuerza Armada Nacional, se inicia su desventura. Se le ubica como componente a la par del Ejército, la Armada y la Aviación, que constitucionalmente tendría como responsabilidad básica la conducción de las operaciones exigidas para el mantenimiento del orden interno del país, considerado éste como el estado en el cual se administra la justicia, se consolidan los valores de libertad, democracia, independencia, paz, solidaridad, bien común, integridad territorial, convivencia e imperio de la Constitución y la ley. Todo ello armonizado en un escenario donde predominan y practican los principios constitucionales y preceptos bolivarianos, en un clima de absoluta participación democrática; pero lamentablemente, todo esto quedó en el texto de la Constitución, toda vez que con el devenir, se le transformó en el cuerpo pretoriano de represión política más poderoso del Estado. Ayer, fue la defensora y la resguardadora de la libertad de los ciudadanos. Hoy, es la garante de la restricción de esa libertad, al servicio de una tolda política que admite la división social y ampara las mayores desventuras alimentadas por la corrupción.
Ocurrió el 4 de Agosto de 1937. Fecha que marca su inicio como un servicio de policía, integrante del Servicio Nacional de Seguridad, Pudiéramos decir, que con esta organización, nace la Policía Nacional de Venezuela. Antes, el 17 de Septiembre de 1.936, se había producido, también mediante decreto, la creación de la Escuela del Servicio Nacional de Seguridad, donde comenzó la formación del recurso humano de los cuerpos que tendrían a su cargo el mantenimiento del orden público y el resguardo de las fronteras. Ella, la Guardia Nacional, es hija legítima de la centenaria Guardia Civil Española y hermana de la Guardia Civil Peruana. En todas ellas, “su divisa es el honor” No fue casualidad, que nuestra Guardia Nacional se impulsara con el empuje que tuvo y no nos queda más remedio que preservar la esperanza, ya que dentro de poco tiempo la volveremos a tener como el bastión policial de la eficiencia. Esta desventura servirá para corregir los errores que se mantuvieron por la desidia y la estupidez militar de algunos mandos, que no llegaron a comprender que la Guardia Nacional no era otro Ejército.
La fecha es propicia para establecer algunas comparaciones y para traer a la mente de los venezolanos un axioma: “no es necesario inventar el agua tibia”; ella es el producto del equilibrio entre el frio y el calor, pero la Guardia Nacional, si no existiera habría que inventarla. Venezuela no puede continuar con dislates como el de querer constitucionalizar la Policía Nacional militarizando a la Guardia Nacional, para quitarle el poder moral y el poder del conocimiento policial capitalizado. Sin dudas, pasados estos años de inopia, que va a ocurrir muy pronto, volverá a resurgir como el “ave fénix” que engalana su escarapela.
Sin dudas, que este dislate en decadencia con conducción de un mesiánico inventado con la pretérita vocación de unos majaderos de boina roja y cerebro de corderos, nunca se han paseado por la historia de esta Institución, para resaltar en lo recóndito de un subterfugio, al poeta, escritor y diplomático venezolano Rufino Blanco Fombona, quien sin versos y sin prosa retórica asomó la idea revolucionaria que trajo al mundo de la seguridad la quijotesca Guardia nacional como solución para dos entuertos: la curtiembre del Ejército y el orden en el desorden público.
En Octubre de 1936 fue inaugurada la Escuela de Policía Nacional, teniendo su sede en la Mansión “VILLA ZOILA” que otrora fuera residencia presidencial del General Cipriano Castro. Ojalá y que los lustrosos jerarcas de la seguridad hoy, quienes se laceran tratando de encontrar el eslabón perdido, la Policía Nacional, comprendieran que ella existe y no podrán eliminarla ni de la mente ni del cuerpo. Ella volverá rugiente y vibrante como las voces del coro o la nota de un arpa. Resurgirán los espíritus de los 136 alumnos que integraron los dos primeros cursos de la Guardia Nacional y los bordones ancestrales del CICPC. ¡Volverán!
Por la independencia no en vano la sangre fue derramada por la patria y el rojo no podrá ser maldecido por su uso inmerecido. El azul del tiempo en la lucha orgullosa por la herencia de libertades siempre recordará la formación del liderazgo y el sacrificio militar por esa patria. Y el amarillo con su riqueza nos prepara para la guerra con la fortaleza de sus armas y los servicios militares. Pero los héroes de azul pizarra, los Guardias Nacionales, nunca podrá empañar su campo de «Gules Purpurado» que simboliza el Valor, el Coraje, la Audacia, la Temeridad, el Honor y la Defensa de la Fe, llegando incluso al sacrificio del derramamiento de sangre en aras del triunfo para cumplir la misión asignada.
Jamás un Guardia podrá olvidar el “Gonfalón” de su Escudo, que le representa el Tricolor Venezolano con toda su riqueza heráldica, constitutiva de la más eximia expresión del gentilicio y la identidad de la Patria. Allí presente está la exaltación y la demostración de los más acendrados ideales que le animan el pensamiento y su sentir. Allí encuentra el Eje de su Vida, su Razón de ser, su Misión y su Acción.
LA ESTRELLA centrada le recuerda el Brillo de las Virtudes Personales y Profesionales que han de adornarle, y su presencia en plata (blanco) le señala la Integridad, la Claridad y la Elocuencia que debe acompañarle. Pero la mayor impresión está en LA BALANZA, el Símbolo de la Justicia, que siempre ha de recordarle el Equilibrio requerido para llevar a cabo las tareas de protección urbana y rural que le compete como servicio de importancia capital para el Estado Venezolano. Esa Balanza, que fue Compañera del bravío llanero en la gesta emancipadora y que hoy rememora la Defensa de Nuestras Fronteras a todo trance. Y como Arma temible del aborigen nativo, LA FLECHA nos recuerda las tareas del Resguardo de los Recursos Naturales Renovables.
Estos tres atributos en un haz sintetizan la elevada misión confiada a la Institución y se esmaltan en oro para indicar la Nobleza, la Generosidad. la Alegría y la Constancia requeridos para su cumplimiento, ejercitando la Autoridad con el Ejemplo para salvaguarda de la Soberanía Nacional. Pero el mayor realce se lo da LA CORONA MURAL, que simboliza la República, la Victoria alcanzada merced a la superación de grandes obstáculos y el carácter castrense de la Entidad, mientras que el Gallardete en gules purpurado orlado en oro, contentivo de su Denominación y Divisa, exalta el Origen, la Identidad, el Ideal y el Destino de la GUARDIA NACIONAL DE VENEZUELA, como tributo a todos cuantos forman y han formado para de sus filas, al tiempo de constituir la más alta expresión de su permanente celo e innegable espíritu de servicio en aras del progreso y del engrandecimiento de la Patria.
HIMNO DE LA GUARDIA NACIONAL
Ante Dios y la Patria juramos
con sincera y profunda emoción
que el deber por consigna llevamos
y por alta divisa el honor.
( I Estrofa)
Delincuentes oid, amparamos
amparamos la Ley, del imperio sagrado
del obrero, el hogar, el Estado
la diversa y fecunda misión;
las fronteras, las costas, los llanos,
sierras, campos, ciudad, aldehuelas,
toda tú, toda tú Venezuela
Nos verás contra el vil malhechor (BIS)
(II Estrofa)
Compatriotas o no: garantías,
garantías brindaremos al buen ciudadano,
al inválido, al niño, al anciano
en función de justicia social,
y a tí, Patria, en las épicas lides
o al calor de tus cívicas luchas
llegarán estas notas que escuchas
cual un himno de amor y lealtad (BIS).
LETRA: Gabriel Torres Pulgar.
MUSICA: R. Lleras Codazzi.