Opinión Nacional

Tercera carta a Ramón Guillermo Aveledo

Don Guillermo, mezquino sería desconocer su trabajo en la coordinación de la mesa de la unidad. Al decir de Teodoro, usted y los allí sentados lograron el “milagro”, en medio de dificultades inmensas, y la razón se impuso. Se logró juntarlos y escoger según criterios de formal sensatez. Pero la sensatez para que trascienda necesariamente debía superar lo muy útil significativo, los acuerdos de consenso o de primarias, pero en ello podía no estar los trascendente. Digo mejor no está. No se trataba solo de escoger a quienes tuviesen maquinarias medianamente organizadas, lo que ya es suficiente entre otros requerimientos de fuerza, sino que el problema era y es otro. Si me permite, Don Ramón, lo replanteamos de nuevo. Si sabemos que escogíamos gente para la AN, pasaba, entonces, por establecer cuales condiciones, cual la idoneidad, en mi óptica la condición necesaria, de a quien se va a escoger para el desempeño cabal de esa función, ser legislador. La condición de suficiencia bien pudiéramos dejarlas a las particulares dotes del elegido o elegible. Lo primero tiene que formalizarse cuidadosamente. Alguna vez dije que para ser rector era necesario saber leer y escribir, saber leer y escribir de algo, algo. A esta altura el solo se que no se nada, en esas bocas no es humor, ni ironía, lo era en Sócrates. El sabia que sabia mas que el resto, pero para poder avanzar entre ellos, esa confesión era útil y si se pensaba en los inmensos conocimientos y saberes de sus antecesores, ya era, pues, humilde ese reconocimiento. Pues bien, si nuestros rectores supiesen eso –todas las autoridades universitarias, decanos, jefes de gremios, etc. – leer y escribir bien por sí mismos de algo bien, podría ser que las universidades no caminasen aceleradamente hacia su entierro con pancartas sobre la autonomía y el presupuesto justo. Cadáveres enterrando a sus muertos.

La democracia cava su propia tumba cuando ignora, desconoce, subestima, le pasa por encima al arte y a la ciencia y a la ética. Cuando es mero juego de cantidades. El voto es bueno, al menos puede ser, pero no sirve cuando se manipula y ello es mucho más sencillo de hacer que ir al baño a resolver cosas de las necesidades. La democracia es un fracaso cuando sus legisladores, sus dirigentes todos, viven fuera del planeta tierra, en este caso de esta nuestra. Y eso es grave. Vivir en la tierra es saber que en breve visitará el hombre a Marte. En breve se podrá cambiar, como quien quita una tubería, casi todo el sistema circulatorio de los seres humanos. En breve se podrá poner en la estructura molecular enanitos que combaten la división y la multiplicación de las células con cáncer. En fin, en este planeta que juega al softball, al tenis, futbol, en donde Dudamel y tantos jóvenes artistas venezolanos, andan por ahí diciéndole al mundo que si bien pudiéramos no existir, empero, está reconstruyendo el mundo en una de sus formas trascendentes, la música.

Pero el mal está hecho. Ganó la democracia esa que está fracasando en todas partes, de modo que eso de fracasar no es exclusivo ni del tal comunismo donde quede, si hubo, de Fidel en la Habana o del Monstruo de Corea del Norte. Me dicen que lo que más o menos queda de Cuba son los oficios milenarios y que allí se encuentran unas mulatas que cobran por asir a los turistas para en su vuelo llevarlos de la tierra al éxtasis. Y en los países de alto desarrollo, la democracia ha avanzado cualitativamente y para que pueda perfeccionarse se demanda cada vez más de exigencias mayores. Una por ejemplo, que quienes desempeñen cargos y funciones técnicas del estado deben cumplir los requisitos que la función demanda. Y las funciones de político grande, hay celoso cuidado por su formación académica y tomar en serio para sus decisiones a los científicos, artistas, técnicos. Pero, que se le va a hacer. Nuestra unidad se conforma mucho mas como relación de poder que acuerdos del deber. La mesa de la unidad se sirvió para repartirse el banquete y cada quien se traga lo que puede y, probablemente, embolilla algo para que no lo vean. Pero o se escogieron mudos sin ideas o se escogió a una importante cantidad de venezolanos que no sabe qué hacer con su candidatura. El gobierno ha puesto el mondongo al aire libre. La corrupción es el alma de esta revolución. La incapacidad es el fundamento de esta revolución. Cada ministro, no imputa si ministra, es un tanto peor que el anterior, a pesar de que con Aristóbulo se pensaba que, en educación, nadie lo podría hacer peor que él. Pero, no! Cada nuevo es peor que el anterior.

Pues bien, he escuchado a los candidatos, prometer lo que no pueden hacer. Lo que no tienen por qué hacerlo. Ello en parte se justifica porque la elección por circuitos los “ata”, y reduce su cabeza para asumirse no como diputado al parlamento, sino el representante de un circuito electoral ante la AN. Y claro, cada candidato creará escuelas, mejorará los problemas de la salud, la inseguridad desparecerá, el presidente no viajará mas, ni dará mas reales a quien le de su gana, y así comprarlos. Por su parte los otros, prometen lo que les dice Chávez que repitan. Incluso cuando hay motivaciones muy extrañas como los afanes de Mario Isea por Manuel Rosales. Y el Zulia qué? El país qué? Y el Mundo qué, donde queda, que se hace?. Que pregunta, dirá cualquier lector, si para esos el país no existe o se reduce a Chávez. Quienes gritan Uh AH, Chave no se va! y los que con la misma intensidad pero con mas miedo, Uh Ah, Chávez se va ya! En nada esencialmente se distinguen.

Que se podría hacer? Mi carta, esta tercera, propone, primero: que se creen comisiones de expertos, con tareas específicas según su especialidad, con tiempo finito muy finito para dar respuesta a los problemas y orientaciones para superarlos. Así por ejemplo, debe haber una comisión de asuntos jurídicos, o algo así. No se quien es pero me resulta sabio un señor abogado, profesor de la UCV, creo que defendió a CAP. Lo he visto en la TV. Pienso que firma Arteaga. Y que sea él quien decida cuantos JURISTAS deben integrar un equipo para impugnar la inconstitucionalidad de las leyes Chávez, allí donde hubiere que hacerlos, que es en todas partes. Con alegatos claros, incluso graficados, para que puedan ser comprendidos por todos y, de manera especial, por el mundo chavista. Un hombre de la estura académica de Hiram Gaviria y otros seleccionados con criterios cuando menos analógicos, bien pudieran dedicarse a dar las respuesta a los problemas agrícolas, etc. Sería necesaria una comisión excelente, de carácter político, que de respuestas sistemáticas a las cosas de Chávez. Expertos en educación, pero que sepan de eso. No debe haber rectores ni cosas de esas, salvo que su obra les dé méritos para coparticipar. Tampoco a los “maestros” consagrados del pedagogicismo. Son más reaccionarios, conservadores que los “sabios” chavistas. Así podríamos seguir largamente; pero, lo que se quiere precisar que el país no puede quedarse sin respuestas y que estas se acompañen de propuestas.

Me ha parecido oportuno, Don Ramón, sugerir que usted presida con Petkoff un equipo que se dedique a dar las respuestas políticas en el sentido mas restringido pero mas de principios. El pueblo chavista y no chavista necesita saber, digo más conocer, que es el socialismo del siglo XXI y cuales son las respuestas que se proponen como alternativas, para superar tamañas aberraciones “teóricas”, con el perdón de los eruditos en cosas de la lengua. Dirá, lector, con aparente razón, que sean los chavistas los que trasmitan su “despelote” pseudo-teórico que los anima, donde mi comandante es el eje, el jefe, el ductor, el “sol naciente con la verdad al hombro”; pero, de ese despelote se nutre la ideología del chavismo, y, en consecuencia, debe deshacerse sus argucias, porque es la única manera de quitar la venda al alma del ser social e ir creando gradualmente consciencia para la toma de decisiones adecuadas.

Naturalmente que usted y la mesa de la unidad y quizá el propio Teodoro dirán no sin razón, y quien este para darnos consejos y recomendaciones. Ha lugar la observación. Pero por nos ser nadie bien les permitirá levantar los hombros y cuando mucho regalarme alguna expresión castiza, joder!. Pero a la par, por no ser importante, ni nada ni siquiera ser algo al lado de ustedes que son tanto, carezco de intereses especiales y obviamente no tengo las fuerzas para exigir recompensas por mis sugerencias, o cuotas de poder o algo así en compensación a mis “esfuerzos”. Pero he escuchado un discurso no en esta dirección sino en exigencias para que la oposición diga algo que sea escuchado por los Niní y por los chavistas. Palabras, ahora sí de mucha trascendencia, como el Profesor Pascuali y algunos obispos Honostos cuya prédica se afinca en principios y no en la enfermedad del antichavismo, mal que padece el propio Chávez, habida cuenta que ese estilo chavista de hacer del odio el medio de su guerra, tarde o temprano servirá para que le saquen los ojos, si es que ya no están fuera, según pudiera pensarse por lo que padecen sus oídos, el comandante no escucha a nadie. Razón tiene Teodoro, hay mucho de chacumble en Hugo. Y desde hace mucho rato, a mi se me ha parecido a Atila, salvo que éste no tenía el propósito de hacer el socialismo, ni cosa parecida; sabía latín, conoció por dentro al Imperio Romano y no se sabe por qué no tomo a Roma, luego de una conversa con el Papa León I. No es importante recordar la cosa con exactitud, solo sí es oportuno, recordar que ese papa no se parece a nuestro cardenal ni al obispo Porras y quizá por eso nuestro Atila de los unos de Barinas no se rinde ante ellos.

PS. Ayer escuché a unos cuanditos con buen discurro general para legislar y frenar desde allí a los bárbaros, Atila a la cabeza, solo que no hablaron como expresión de la unidad, sino de su partido. No es bueno eso!.

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