Pinocho ahogado, electrocutado y devaluado
Todo crecimiento tiene su ritmo y su límite. También la nariz de madera del célebre Pinocho, debe crecer a un determinado ritmo, a medida que el personaje miente, pero hasta cierto ritmo y no más allá del tope que le corresponde. Ni siquiera en cuentos se puede mentir ilimitadamente, mucho menos en la vida real. Acá tiene vigencia plena aquel sabio adagio: “Se puede engañar a una persona todas las veces, se puede engañar a todas las personas una vez, pero NO se puede engañar a todos todo el tiempo”.
La grave situación por la que atraviesa Venezuela desde hace meses, con escasez de agua, de electricidad, de seguridad, de empleos, de calidad en los servicios, sobre todo en las áreas de Salud y Educación, había empeorado con la implosión del montaje bancario inescrupuloso que, con complicidades en los más altos niveles oficiales, hizo desaparecer miles de millones del erario público y ahorros de particulares, beneficiando a improvisados banqueros, de patenelsuelos a multimillonarios en muy corto tiempo, y también -por supuesto- a sus cómplices en el cogollo del poder. Y como en aquel otro divertido refrán popular, “éramos muchos y parió la abuela”, a todos estos vicios ahora se le suma la macrodevaluación, que en la práctica reduce a la mitad el poder de compra de las grandes mayorías.
El gobierno, es decir, su único funcionario con poder de decisión, el muy locuaz animador aficionado a las cadenas de radio y TV, que cumplirá ONCE años en la presidencia el próximo 2 de febrero, a estas alturas persiste en culpar al Imperialismo, a los gobiernos anteriores y, de ñapa, al fenómeno natural conocido como El Niño.
Cuando se tienen ONCE años en el gobierno, ya no hay posibilidad de que los gobiernos de la mal llamada cuarta república, que eran quinquenales, puedan asumir los errores, las incapacidades, la ineficiencia, la inmoralidad y la corrupción desatada de un gobierno ONCENAL, cercano a la pubertad y ya con prontuario espeso.
Cuando se mantiene el flujo constante de petróleo hacia el imperio denominado enemigo, cuando el primordial ingreso del Estado proviene de los EEUU, cuando las anacrónicas políticas de invasión de propiedades privadas, expropiación arbitraria de fincas y empresas, no son el resultado de planes trazados en Washington, cuando a los gobiernos de Bush y Obama no les correspondía el mantenimiento y gradual aumento de la capacidad de generación de electricidad y agua, ni fueron funcionarios gringos los que apadrinaron a los compradores compulsivos de empresas y bancos, como tampoco ordenaron depositar gigantescas remesas oficiales en las centrífugas malandras que los trasladaron a esas misteriosas cuentas Offshore, bien lejos de los hospitales y escuelas en que debieron ser invertidas, es cuesta arriba tratar de culpar al imperialismo yanqui y, siendo los USA nuestro principal cliente-proveedor, pretender seguir autodenominándose antiimperialista.
Cuando El Niño es un fenómeno natural y cíclico, que ocurre regularmente y con altibajos en su intensidad, pero sobre todo, afecta a una considerable porción del continente americano, alterando el clima de los países sujetos a la influencia de esta corriente cálida, así como aleja de las costas a los peces y disminuye el volumen de sus cardúmenes, resulta absurdo adjudicarle la culpa, cuando en los otros países que sufren también sus efectos, no hay similares crisis ni racionamientos de agua y electricidad.
Cuando se ha declarado hasta la saciedad, en cadenas insoportablemente largas de radio y TV, que la crisis que azotó los mercados financieros de casi todo el mundo, no iba a repercutir en la economía venezolana, llegando a afirmar prepotentemente que estábamos blindados, y que no se producirían más devaluaciones de nuestra moneda, es cínico en extremo el imponer -entre medianoche y gallos- y simultáneo a la ridícula consigna de “Patria, Socialismo o Muerte”, una medida estrictamente capitalista y de cuño ultraliberal, que para colmo tiene como propósito esencial producir más bolívares para beneficiar exclusivamente al oficialismo en un año electoral, ante la baja evidente de su popularidad, y persiguiendo básicamente comprar votos, aunque la exagerada devaluación de inmediato cercene drásticamente el poder adquisitivo de las grandes mayorías y nos empuje a una espiral inflacionaria que superará este año el 40% y nos hará más dependientes aun de las importaciones, dado el afán destructivo del aparato de producción del país.
Pinocho ha hecho increíbles esfuerzos por convencer a sus cada vez más reducidas audiencias de su versión mentirosa de los hechos. La Electricidad y el Agua ya no son suficientes para la población venezolana, pero él nada tiene que ver con el origen de este desfase entre la demanda y la oferta de ambos renglones. En todos los países medianamente civilizados del orbe, los gobernantes tratan de seleccionar a los profesionales y técnicos más capaces en sus respectivos campos del conocimiento, este equipo se encarga de, por ejemplo, considerando que toda población crece, proyectar el tamaño de esa población a diez, veinte, cincuenta años en el futuro, y calcular cuánta electricidad habrá que generar a mediano y largo plazo para satisfacer la demanda de esa población futura. Igual pasa con los embalses, acueductos, sistemas de bombeo, para prevenir que la oferta alcance o supere la demanda en el futuro. Sobreentendido que lo mismo debe ocurrir con el número de camas, enfermeras, médicos, equipos e insumos en la red hospitalaria, así como salones, pupitres, libros, maestros y profesores para los diversos niveles educacionales. En la Venezuela de la charlatanería permanente, ni se han previsto las construcciones y ampliaciones para aumentar lo existente en 1998, ni tampoco se hizo el mínimo esfuerzo por mantener lo que estaba funcionando, y hoy buena parte de esos recursos está en condiciones de baja operatividad, cuando no convertido en chatarra inservible.
El caudillete, oculto en catacumbas desde su fugaz militancia en el PRV hasta el violento y fracasado golpe del 4F, tuvo gracias a una breve declaración a los medios un enorme capital inicial en el campo político, en virtud de dos factores: haberse aparentemente rebelado contra los vicios presentes en los gobiernos de AD y COPEI, y asumir la responsabilidad por el alzamiento militar, con su famoso “por ahora”. Ambos factores le ganaron simpatías de los descontentos con la administración guanábana, pero han sido revelados como falsos por el propio desempeño del redentor autoritario, cuyo gobierno resultó peor que cualquiera de los denostados de AD y COPEI, a pesar de los ingresos por más de novecientos mil millones de dólares (lo que demuestra que esa presunta rebeldía era la máscara para su ambición de poder, sin intención ni capacidad para cambiar positivamente todo lo que cuestionaban quienes nos malgobiernan desde 1999). Y el sistemático empeño en imponernos su versión de cada hecho de la Historia y de la realidad contemporánea, en prepotentes cadenas y apoyado en su control de los poderes e instancias dependientes del ejecutivo, también demuestra que era falsa aquella cualidad que le asignó el 4F de asumir sus responsabilidades. Miente con descaro, y cuando las circunstancias exigen que aparezca un responsable, lanza a la hoguera a los patéticos funcionarios, por él elegidos, humillados, destituidos y colocados otra vez, en sucesivos enroques que son una burla al pueblo.
Lo importante y evidente es que antes, cuando un gobierno duraba cinco años, el pueblo se daba cuenta de sus defectos y limitaciones, y le manifestaba rechazo ya en el cuarto año de mal desempeño, dedicando entonces el quinto año al proceso electoral en que calibraba otras ofertas y, casi invariablemente la mayoría votaba por una opción en apariencia diferente, pero por lo menos había el voto castigo. Hoy, con más dinero, menos escrúpulos, y un desvergonzado control tramposo del CNE, el peor gobierno que los venezolanos hemos debido soportar en los pasados 62 años, a fuerza de mentiras, reparto de dádivas, facilitación de la Corrupción, nula Contraloría, ha pasado once años destruyendo Instituciones, Economía, Moral y Ciudadanía, pero las consecuencias de la increíble incapacidad a todos los niveles, la inexistencia de obra importante, el despilfarro de la mayor cantidad de ingresos que tuviera jamás el país, y sobre todo la doble evidencia del anacronismo en las propuestas y la hipocresía en la praxis cotidiana, han disminuido el innegable y valioso caudal de respaldo que llegó a tener el caudillo estalinistoide, y ve reducir inexorablemente al conjunto de quienes ayer lo respaldaron, hoy divididos en tres grupos: *Los que ahora le hacen oposición, luego de descubrir que son mitómanos e incapaces los que prometían el cambio, *los que se apartan y pasan a engrosar la tendencia NiNi, y *los fanáticos-oportunistas, que siguen haciendo su papel de focas complacientes, estimulados por migajas o grandes ganancias, respectivamente.
Cuestionan hoy lo que practicaban ayer, practican hoy lo que cuestionaban ayer. Eso es lo que los lleva por la calle de la amargura, les drena apoyos en el plano interno y en el internacional, donde ya Maisanto es sinónimo de payaso, un obseso del poder y el hipócrita que, tras la fachada del Socialismo del siglo 21, persigue simplemente lo que han perseguido todos los megalómanos de la Historia, hacer su voluntad, lograr que le rindan pleitesía, sentirse poderosos, y disfrutar de privilegios hasta el fin de sus días, aunque ello represente castrar las posibilidades y esperanzas de la mayoría social por una o varias generaciones. Ni siquiera es original el animador frustrado de Barinas, ya Stalin, Mussolini, Hitler, Pol Pot, Kim il Sun, Strossner, Salazar, Franco, Perón, y por supuesto su admirado Fidel, han transitado esa senda del totalitarismo militarista ultra nacionalista, todos -en mayor o menor medida fracasaron, si consideramos lo que sus respectivas sociedades obtuvieron-, y alcanzaron un puesto en la Historia, indudable, pero sin gloria, y vinculados a los mayores crímenes y despropósitos. La antítesis de los verdaderos grandes hombres, con una praxis vinculada al discurso y llena de privaciones, Nelson Mandela y Mahatma Ghandi. Qué ironía, Chávez en la Historia va a ser vecino de Pinochet, de Noriega, y de todos los mediocres desalmados que buscaron su beneficio, engañando y causando destrucción.