Opinión Nacional

El Grupo de Las Cuatro

Cuando la presidenta del Poder Electoral (llamado también CNE), Tibisay Lucena, afirma que el sistema electoral de Venezuela “es  de los más avanzados del mundo”, su aseveración encierra una gran incertidumbre.

La lisonja de parte de quien preside una institución que, precisamente, no necesita de halagos sino de actuaciones ajustadas al marco de la Constitución Nacional y las leyes, crea la misma duda que despertó en el César su mujer, Pompeya, y la cual lo llevó a afirmar  la célebre frase “no basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo”.

Visto los últimos procesos electorales en los cuales las mujeres dominan este Poder Público Nacional, es fácil percatarse que la actuación del Consejo Nacional Electoral dista mucho de ser equilibrado y justo, como lo exige la Constitución Nacional.

Basta observar el comportamiento de las féminas del CNE en los procesos electorales para percatarse que invierten el carácter imparcial del máximo organismo electoral para intentar favorecer abiertamente al gobierno nacional y sus candidatos, aunque finalmente la voluntad de los electores se les impone en sus narices y el gobierno cae vencido.

Por ejemplo, con el voto mayoritario de las mujeres, el CNE permite el uso y abuso de los recursos del Estado por parte del gobierno nacional; el excesivo rol a la Fuerza Armada Nacional que más allá de cuidar el proceso juega a impedir  su libre desenvolvimiento; la publicación de encuestas dudosas del bando oficialista; y ahora, para más desfachatez, que militares activos participen inconstitucionalmente en el partido oficialista PSUV.

Pero uno de los aspectos más graves y que hace dudar de esa aseveración de Lucena es la negación del CNE a la veeduría internacional en las próximas elecciones del 26 de septiembre de instituciones calificadas como la OEA, ONU, y de los países de la Unión Europea.

A pesar de los mil millonarios recursos económicos y sofisticados equipos tecnológicos, ese sistema electoral de Venezuela – “de los más avanzados del mundo” (Lucena dixit) – ha sido incapaz de dar las cifras exactas de las elecciones del Poder Legislativo del año 2005 y del referendo constitucional del año 2006, los cuales se quedaron anclados en dos o tres boletines oficiales.

Más aún, cuando gana la tendencia oficialista el proceso de anuncio de los cómputos semeja una película de Alfred Hitchcock poniendo en tensión al país como ocurrió en el referendo constitucional del 2006 y con los resultados de las elecciones regionales y municipales del 2008.

Mientras en Colombia más de 50 observadores internacionales de 20 países presenciaron las elecciones presidenciales en su primera vuelta, con un propósito estrictamente técnico de constatar la votación y los resultados, acá en Venezuela el Grupo de Las Cuatro (Tibisay Lucena, Sandra Oblitas, Socorro Hernández y Tania D’ Amelio) niegan esa posibilidad.

Ese Grupo de Las Cuatro sabe perfectamente que “el mejor sistema electoral del mundo” es, a ciencia cierta, el más parcializado sistema electoral del mundo y, a pesar de ello, de esas actitudes injustas, la voluntad de la gente volverá a imponerse el 26 de septiembre.

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