Declaración del embajador Arria en respuesta a los ataques de Chávez
Declaración del embajador Diego E. Arria
en respuesta al ataques del
Presidente Hugo Chávez
a raíz de la invasión y robo por parte
del estado de la finca La Carolina.
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En sus declaraciones del día 8 de mayo, transmitidas por Venezolana de Televisión en un acto de su partido político, el presidente de Venezuela tenient coronel (r) Hugo Chávez Frías ha confirmado que la apropiación indebida de mi finca La Carolina, en el Estado Yaracuy, se debe única y exclusivamente a una decisión política suya.
El presidente Chávez dijo textualmente «si quiere la finca tendrá que ‘tumbar a Chávez porque esto es ahora de la revolución”. Igualmente confirmó que fue por orden suya que funcionarios del Instituto Nacional de Tierras (INTI) asaltaron a mano armada mi casa y, sin ningún tipo de asidero legal, se apoderaron de la Hacienda La Carolina.
Con sus precisas declaraciones, el presidente Chávez contradice las afirmaciones de sus funcionarios acerca de las bases legales o agrarias de la decisión de apropiarse de mi propiedad, y aclara que no hay otra motivación que la retaliación política contra mí.
El presidente de la República dejó muy claro que es cómplice en la sustracción de mi propiedad. Sus propias palabras demuestran, irrefutablemente, que en esa decisión se violó el debido proceso y no hubo respeto alguno por mis más fundamentales derechos como ciudadano ni menos aún por el atropello de nuestros trabajadores.
El presidente Chávez será mi más valioso testigo en los juicios que llevaré adelante para recuperar los derechos a los que tengo derecho como venezolano. Estas actuaciones no pueden quedar impunes en Venezuela, ni en los tribunales internacionales adonde voy a llevar adelante todas las gestiones para la defensa de mis derechos, y los de miles de otros venezolanos que han sido saqueados impunemente debido a decisiones arbitrariamente tomadas, apoyadas, promovidas o toleradas por el teniente coronel Hugo Chávez Frias .
El teniente coronel no tiene necesidad de retarme a que lo tumbe: le regalo la finca para que se retire allí, siempre y cuando nos devuelva el país y la paz a los venezolanos. Es hora de que se vaya.
Por nuestra parte, esta semana cumpliré con el ritual de entregar – nuevamente – toda la documentación de la titularidad de La Carolina que prueba de manera absoluta nuestros legítimos derechos. Lo haré en acto público para los venezolanos y para los medios nacionales e internacionales.
Es de sobra conocido que soy un fuerte crítico del gobierno de Chávez y de la manera como está empobreciendo y coartando las libertades y los derechos civiles de los venezolanos. Igualmente que la orden del Presidente de invadir mi finca ha sido por las repetidas y documentadas denuncias que vengo haciendo por doquier sobre su régimen.
Sobre ese particular no tengo la más mínima duda que más temprano que tarde Hugo Chávez será objeto de sumo interés para la justicia internacional y en particular para instancias que me son familiares por ser yo uno de sus reconocidos promotores.
Durante años me ha tocado lidiar y participar en problemas mucho más serios y con personajes de peor tenor, pero de mayor sagacidad que el presidente Chávez tales como los que él llama “sus hermanos”: Saddam Hussein, Muhammar Gaddafi, Robert Gabriel Mugabe. El presidente Chávez no se puede imaginar como se veía de pequeño Slobodan Milosevic en el tribunal en La Haya cuando fui uno de los principales testigos en su juicio.
En septiembre regresaré a ese mismo tribunal como testigo en el juicio a Radovan Karadzic, otro criminal de los Balcanes que evadió la justicia por quince años. Esta historia reciente debería ser motivo reflexión para constatar el final que tuvieron aquellos que pensaban estaban por encima de la ley y fuera del alcance de la justicia internacional.
El presidente Chávez busca acabar con la propiedad privada porque sabe que es la base y el sustento de la libertad. La gran mayoría de los venezolanos claman por el derecho legítimo y constitucional de ser los dueños de un país y de su destino. Es intolerable vivir en un país donde los únicos propietarios con derechos sean el Presidente, su familia, sus jerarcas y sus asociados.
Los venezolanos estamos hartos de la incompetencia del presidente Chávez, de su irresponsabilidad, de sus vulgaridades y de sus abusos. Después de malgastar, malversar y regala 95 mil millones de dólares en 11 años, no hay café, ni carne, ni aceite, leche, ni electricidad con la cual cocinar, iluminar nuestros hogares o ver televisión.
Millones de venezolanos viven racionados y atemorizados en ciudades y pueblos en guerra. La inflación ha acabado con la calidad de vida de todos.
No aguantamos la muerte violenta como modo de vida, la impunidad como política de estado, el desastre como destino seguro.
A esta tragedia que se profundiza día a día, se suman las decenas de presos políticos, el cercenamiento de la libertad de expresión, el secuestro de los medios de comunicación, el criminalizar la justicia como política de estado para perseguir a la disidencia y el abuso de utilizar la Fuerza Armada para someter y pisotear los derechos ciudadanos.
La realidad es que Hugo Chávez Frías ha condenado a muerte el futuro -sobretodo de los más pobres y de los más jóvenes.
Impedir que ejecute esa sentencia es la máxima prioridad para poder vivir en paz, para reunificar al país reconstruirlo para beneficio de todos los venezolanos.
Al invitarme a que le tumbe para que se me haga justicia el teniente coronel Chávez se erige desafiante en el equivalente al Muro Berlín.
La historia es clara. El muro cayó cuando la gente se hartá. El poder ciudadano es indetenible cuando se activa.