Opinión Nacional

Unidad opositora es garantía de triunfo

Apreciado amigo:

Las angustias que Ud. refleja en su mensaje a mi persona, son compartidas por muchos. No obstante, la situación política del país requiere de nosotros una actitud fría y racional que nos permita ver el vaso medio lleno y no medio vacío (más ajustado a la verdad del momento: el vaso lleno hasta las ¾ partes y vacío en ¼ parte). De allí que en búsqueda de esa visión y en aras de darle una respuesta a su amable solicitud (y de paso, sistematizar mis propios pensamientos), quiero hacerle varias consideraciones al respecto de la unidad opositora y de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), desde mi modesto punto de vista.

1.- La MUD se conformó en junio de 2009 como un clamor del pueblo opositor en búsqueda de una salida unitaria (la única posible por la vía democrática) a la tragedia nacional en que vivimos desde hace 11 años. A ella se sumaron 16 partidos políticos y más de 40 organizaciones ciudadanas. El documento inicial de conformación de la MUD puede leerse en:
http://politica.eluniversal.com/2009/06/08/pol_esp_documento-leidodura_
08A2375005.shtml.

Luego de laboriosas discusiones originadas por la miríada de visiones en torno al hecho político, las normas de la MUD para la escogencia de candidatos a diputados a ser electos el próximo 26 de septiembre de 2010, fueron aprobadas el 9 de diciembre de 2009 (puede leerlas en:
(%=Link(«http://www.juanjosemolina.com/pdf/Reglamento%20Primarias.pdf «,»juanjosemolina.com«)%)).

De manera que todos los ciudadanos sabían desde entonces cuáles serían las reglas de juego, a las cuales la MUD tendría que atenerse rigurosamente si quería mantenerse como una instancia con sólida autoridad moral para llevar adelante una empresa nada fácil como era la de lograr esa unidad representada allí por unas 60 organizaciones políticas y ciudadanas, cada una con su particular visión del país. En ese sentido es de alabar el equilibrio con que los directivos, en particular Ramón Guillermo Aveledo, llevaron adelante este compromiso. Cambiar las reglas del juego en la mitad del partido hubiese sido inaceptable bajo todo punto de vista. En tal sentido lo invito a leer (%=Link(«http://twittervenezuela.ning.com/profiles/blogs/las-cartas-sobre-lamesa-de-la «,»twittervenezuela.ning.com«)%)

De manera que una vez conocidas y aceptadas por todos los jugadores
las reglas de juego, no es cuestión de cambiarlas a última hora para complacer a unos en perjuicio de otros. En ese reglamento y luego de arduas discusiones, se establecieron los criterios que privarían para llegar a consensos, a primarias, a decisiones finales compartidas por todos los participantes de la MUD. Para elaborar y cuestionar las normas hubo el tiempo necesario, desde junio hasta diciembre de 2009. ¿Me preocupé entonces por participar? ¿Me incorporé a las discusiones locales que la MUD regional sostuvo desde junio de 2009 hasta la fecha? Yo no, de manera que no puedo ahora reclamar. Mi silencio de entonces necesariamente significa ahora aceptación de las normas acordadas y los resultados obtenidos. Más aún, a estas alturas considero un milagro que hayamos llegado hasta aquí luego de atravesar momentos cercanos al naufragio. Creo que este desenlace es un signo de madurez política que, espero, perdure en el tiempo para conseguir los objetivos planteados para el porvenir.

El reciente comunicado de la MUD (29 de abril
(%=Link(«http://www.eluniversal.com/2010/04/29/pol_esp_comunicado-de-lames_29A3824855.shtml «,»eluniversal.com«)%)) es claro al respecto y lo invito a leerlo.

Todos sabemos que es imposible complacer a todo el mundo, no hay suficientes camas para tanta gente. De manera que se hizo lo posible para llegar a un delicado equilibrio. El Grupo La Colina, un grupo especializado en análisis político, nos informa en los diarios de hoy viernes 30 de abril que en su evaluación de los candidatos presentados, 20% de ellos son independientes, 48% son de 5 partidos políticos que habían consolidado 75% de los sufragios en la elección de 2008 y 32% pertenecen a organizaciones nacionales y regionales cuya votación en 2008 no superó el 25%, todo lo cual, a juicio del Grupo La Colina significa que la lista de candidatos a la Asamblea Nacional expresa en gran medida la diversidad política del país democrático. Podrían hacerse otras lecturas de estos datos, pero para mí, ellos revelan un delicado equilibrio conseguido a base de pulso.

2.- La antipolítica, esa nociva corriente de pensamiento según la cual los partidos políticos son dañinos para un ejercicio vigoroso de la democracia, es la que precisamente trajo a Chávez al poder. Coincido con muchos en que fue la degeneración de los partidos (y no su existencia) una de las muchas causas que condujeron a la catástrofe de 1998 cuando los principales partidos, a falta de candidatos sólidos propios, se plegaron irracionalmente a los supuestos encantos de una ex-Miss Venezuela cuya solidez intelectual y política aún está por verse. La oportuna (para él) aparición de Chávez en el firmamento político como representante de esa nueva legión de “antipolíticos” fue ayudada no sólo por el descrédito hacia los partidos políticos (cuando en realidad debió ser hacia los líderes que los dirigían) sino por muchos intelectuales que trabajaron ardorosamente para adornar al teniente coronel con virtudes que no tenía. ¿Con qué fin? Estoy convencida de que quienes así actuaron (muchos de ellos hoy en día ardientes opositores de quien hasta no hace mucho se vanagloriaron de apoyar) lo hicieron porque creyeron con arrogancia que su altura intelectual les garantizaba la manipulación de personaje tan primitivo para lograr que hiciera lo que ellos quisieran. El muchacho les salió zamarro: no tenía ni tiene cultura y apenas un barniz de formación intelectual, pero sus habilidades para hacerse con el poder absoluto no tienen límite y acabó manipulando a los manipuladores. De manera que, repito, el producto acabado de la antipolítica es justamente Hugo Chávez.

¿Queremos seguir por ese despeñadero?.

3.- En una sociedad moderna, cada ciudadano tiene un papel que cumplir: yo soy científico, mi vecino es médico, el otro es ingeniero, más allá vive un plomero, una maestra y así vamos. Lejos estamos de las sociedades primitivas en las que todos hacían de todo, porque era muy poco lo que había que hacer o muy pocas las alternativas. El progreso de las sociedades es el que ha hecho necesaria la diversificación de oficios, dado que nuestro tiempo es limitado. Cada quien ocupa el suyo no sólo para ganarse la vida ejecutando el oficio o la carrera para la cual se ha preparado sino también para –desde allí- hacer su aporte a la nación. Hacer política es también otra manera –muy visible- de aportar al país, un oficio que hay que aprender, que requiere de formación, madurez y solidez, si se quiere hacer bien (como toda profesión, por cierto). Muchos de nosotros, interesados en el hecho político, apenas tenemos tiempo para dedicarlo al asunto, precisamente porque nuestras ocupaciones profesionales no nos dan tregua. ¿Qué hacer entonces? Se fundan partidos políticos cuyos integrantes hacen justamente ese trabajo a tiempo completo, como un oficio, teniendo en cuenta que hemos delegado en ellos nuestra representación. Participamos moderadamente para dar a conocer nuestras opiniones, a sabiendas de que ellas son sólo una entre miles y que al final hay que llegar a una decisión que no necesariamente fue la que uno propuso. En eso consiste el consenso: el método por el cual todos cedemos un poco en nuestras posiciones, para llegar a un acuerdo que no satisface ciento por ciento a nadie pero que en grandes líneas nos resulta aceptable. Mal haremos si tratamos de imponer nuestra visión a toda costa, a guisa de autoritarismo, el mismo que tanto criticamos en otros. Por las razones expuestas en las líneas anteriores, para mí la “democracia participativa” (esa según la cual todos nosotros debemos estar todo el tiempo participando en el hecho político) no es más que un espejismo posible de ser cumplido solamente en sociedades primitivas, de poco desarrollo, con escasa población; es sólo la democracia representativa la que puede funcionar en una sociedad moderna compleja, numerosa, altamente tecnificada, en donde cada ciudadano tiene una misión que cumplir.

4.- Dije unas líneas atrás que hacer política es también otra manera –muy visible de aportar al país, un oficio que hay que aprender, que requiere de formación, madurez y solidez, si se quiere hacer bien. Al hablar de la profesión u oficio de político, debo referirme necesariamente a quienes pretenden imponerse sin más crédito que su popularidad o carisma. Esta es una virtud (si así puede llamarse) esquiva, traicionera y sobre todo, difícil de mantener en el tiempo.

Carismáticos han sido Mandela, Indira Ghandi, Martin Luther King, John Kennedy (para hablar sólo de figuras políticas). Pero también lo han sido Hitler, Castro, el Ché Guevara. Y muchos otros que han sido flor de un día. En nuestra nación, el ejemplo más acabado y actual es precisamente la figura de Chávez. Todo esto viene a cuento porque con frecuencia nos dejamos deslumbrar por figuras con indudable ascendiente aunque todavía sin suficiente madurez y preparación y dejamos de lado, sin conocerlos, a otros que podrían hacer un muy buen papel si se lo permitimos. La juventud, por sí sola, no es garantía de éxito en una función política. ¿Por qué querer volar sin haber todavía aprendido a gatear? La mejor manera de aprender el oficio político es ir escalando posiciones paso a paso, aprendiendo de errores y aciertos, formándose intelectualmente con solidez.

5.- Menciona Ud. que Alfonso Marquina, candidato escogido en la MUD y no en una elección primaria, para representar a los Altos Mirandinos en la contienda electoral del 26 de septiembre, no vive en la zona y por eso desconoce los problemas locales. Si Ud. lee con cuidado la Constitución vigente, verá que en su artículo 188 ella establece que entre las condiciones para ser elegido diputado está la de “haber residido cuatro años consecutivos en la entidad correspondiente antes de la fecha de la elección” (el artículo 186 establece que la entidad a la que se refieren es la “entidad federal”, o sea el estado, no una población dentro de él). Más aún, entre las funciones de la Asamblea Nacional (art. 187), únicamente el numeral 9 de ese artículo menciona de soslayo a los municipios, cuando establece que la AN debe autorizar: “… los contratos de interés público municipal, estadal o nacional con Estados o entidades oficiales extranjeros o con sociedades no domiciliadas en Venezuela”. De manera que los diputados a la Asamblea Nacional no irán allí para hacer valer las aspiraciones de los municipios, ya que para eso están los Concejos Municipales y Estadales (artículos 159 a 184 de la Constitución vigente). Las funciones de la Asamblea Nacional, especificadas en el art. 187, están relacionadas con una visión macro del país dentro de la cual los diputados darán sus aportes desde el ángulo estadal que representan.

No conozco a Marquina personalmente. ¿Tal vez hubiese sido más satisfactorio escogerlo en primarias? No lo sé. No obstante, es bueno recordar que Yon Goicoechea, quien ahora hizo causa a favor de las primarias en las cuales él participaría, fue tenaz opositor a ellas cuando se trató el tema de la escogencia del candidato a alcalde en 2008, apoyando abiertamente a quien hoy ostenta el cargo en el Municipio Los Salias. De manera que también Yon se mueve al compás de las circunstancias políticas. Las informaciones recabadas en Internet (repito, no lo conozco personalmente ni me ata ninguna relación con él) indican que Alfonso Marquina es una persona de 46 años (ni muy joven ni muy viejo; ni efebocracia ni gerontocracia), egresado de la UCAB, que inició en su juventud su militancia política, ingresando a AD (como tantos que hoy están compartiendo mesa con el actual gobierno y renegando de su propio pasado). En 2000 fue electo como diputado a la Asamblea Nacional por el Estado Sucre, desde cuyo cargo fue un férreo opositor del gobierno de Hugo Chávez. Retiró su candidatura a la reelección en los comicios legislativos de 2005 argumentando fraude electoral (una decisión que por cierto compartimos todos los opositores y que visto los acontecimientos posteriores, fue un error político garrafal). En UNT se desempeña como Vicepresidente de Asuntos Legislativos. Creo importante contactarlo para que participe de alguna actividad pública en los Altos Mirandinos en la que los habitantes de la región podamos conocer sus ideas, programas, etc. De manera que lo invito a que juntos propiciemos ese encuentro como una manera positiva de limar las asperezas y pasar la página de los despechos, a fin de sumarnos al trabajo común de lograr la meta unitaria propuesta.

En todo caso, es oportuno señalar que la AN que elegiremos en septiembre no será un lecho de rosas. Todo lo contrario. Los diputados opositores tendrán que sufrir embates similares a los sufridos por los pocos opositores que formaron parte de la Asamblea Constituyente de 1999 y la Asamblea Nacional que siguió a ésta. Ud. recordará como ellos no sólo eran sometidos a escarnios verbales y presiones psicológicas, sino también a violencia física de toda índole. De manera que no le envidio el cargo a quienes irán a esa asamblea a defender con su verbo, su mente y su integridad física esa democracia que tanto nosotros queremos pero que no defendemos más allá de parloteos con amigos y vecinos. Por el contrario, debemos estar agradecidos a tanta gente valiosa que está dispuesta a luchar por obtener esas curules y desde allí dar la pelea en representación de nosotros, a fin de que nosotros podamos continuar con nuestras vidas en los terrenos que nos corresponden. Lo mínimo que se nos pide es el voto. Yo lo daré, sin condiciones. Y también estaré dispuesta, como en oportunidades anteriores, a servir de testigo de mesa, para vigilar con gran celo nuestros votos.

6.- Si queremos salir del atolladero en que nos encontramos, la única arma democrática posible será la unidad y nuestro voto por ella. Uno de los candidatos me resulta francamente antipático y votaré a mi pesar por él, pero en las circunstancias actuales “con esos bueyes hay que arar”. No es ésta una época de filigranas exquisitas ni piruetas intelectuales; ellas pueden dejarse para épocas tranquilas, cuando la democracia siga un curso normal, sin sobresaltos. No estamos en la década de los 70. Por el contrario, las urgencias del momento nos imponen el sacrificio pequeño de dar el voto unitario al candidato de la unidad, sin matices. Ya habrá tiempo para resolver otros asuntos que en este momento son de importancia secundaria. Bástenos recordar cómo en 2004 los mirandinos le negamos el voto a Enrique Mendoza en castigo por su errática posición en la Coordinadora Democrática, abriéndole el camino a Diosdado Cabello en la gobernación del Estado Miranda, con los resultados que todos conocemos. Hoy nos puede pasar lo mismo, si no miramos más allá de nuestras narices y nos empeñamos en ver las deficiencias de la MUD, que sin duda las tiene, como toda empresa humana. En ese sentido, me parece muy oportuno el artículo que hoy 30 de abril publica el diario TalCual bajo la firma de Alonso Moleiro “La MUD y la Coordinadora Democrática”que invito a leer ((%=Link(«http://http://informe21.com/blog/alonso-moleiro/mud-coordinadora»,»informe21.com«)%)).

Como si fuera poco, la alianza de oposición también ha suscrito un acuerdo de prioridades y políticas públicas: “100 Propuestas para Venezuela” que puede ser leída en varios sitios web, p. ej.,
(%=Link(«http://miguelangelsantos.blogspot.com/2010/04/documento-programatico-100- propuestas.html «,»miguelangelsantos«)%)
.

Este es el resultado de meses de discusión y ha sido suscrito por los casi 60 partidos y organizaciones que participan en la MUD, además de todos
los candidatos postulados. En un país con la herencia individualista y divisionista del nuestro, eso no es poca cosa.

Quiero terminar esta larga misiva, haciendo un paralelo de nuestra situación con la que vivió Chile entre 1973 y 1990. Como Ud. debe saber, a finales de 1970 Salvador Allende asumió la presidencia de la república chilena por votación popular.

Su gobierno propició una serie de cambios en las estructuras de su país que por mil razones condujeron al golpe de estado de Pinochet y su entronización como dictador por 17 largos años. Durante ese oscuro período, tanto los izquierdistas como los demócrata-cristianos sufrieron persecuciones, muerte y exilio. Sin embargo, en esa sociedad profundamente escindida, no lograban acercarse unos a los otros porque los izquierdistas reclamaban a los demócrata-cristianos el haber contribuido con su apoyo a la llegada de Pinochet al poder, mientras que éstos no cesaban de acusar a los izquierdistas por el caos nacional conducido por ellos durante el gobierno de Allende. Fue sólo en 1988 cuando ambos, “con el pañuelo en la nariz”, decidieron acercarse para lograr una mayoría del 56% en el plebiscito del 5 de octubre de 1988, que permitió la salida de Pinochet del poder a principios de 1990 (salida nada fácil porque Pinochet pretendió desconocer los resultados del plebiscito y eternizarse en el poder; curiosamente fue un militar, el General del Aire Fernando Matthei, miembro de la Junta Militar, quien hizo la primera declaración pública de reconocer la derrota en la madrugada del 6 de octubre). Durante el año que siguió, tras un acuerdo entre la Concertación y el Gobierno se plebiscitaron reformas para democratizar la Constitución.

Tiempo más tarde, se llamó a la primeras elecciones democráticas desde el golpe de Estado, el 14 de diciembre de 1989, en las que resultó electo el demócrata-cristiano Patricio Aylwin al frente de la opositora Concertación de Partidos por la Democracia. Esta Concertación se mantuvo gobernando a Chile durante los siguientes años, con cambios periódicos de presidentes constitucionales hasta finales del año pasado, cuando por primera vez la Concertación perdió las elecciones generales. Todo esto se lo cuento porque fue precisamente esa precaria unidad entre demócrata-cristianos e izquierdistas en 1988, pasando por alto las mutuas heridas, la que hizo posible que Chile se encaminara nuevamente por la senda democrática. Como si fuera poco, la Concertación hizo acuerdos con el gobierno dictatorial a lo largo de 1989 para garantizar una transición sin más muertes de las que ya había. ¿Seremos nosotros capaces de pasar por encima de nuestros resentimientos y aunarnos contra el adversario común? ¿O seguiremos en esta pelea de muchachos malcriados, entre nosotros mismos, sin advertir el peligro en que nos encontramos? Quedará en nuestras manos esa decisión y sobre nuestras cabezas, el cargo de conciencia de haber actuado o dejado de actuar en sintonía con la magnitud del problema.

A pesar de la inusual longitud de mi carta, los puntos que he tratado no agotan el tema, pero creo que con ellos respondo a las inquietudes expresadas en su amable mensaje, a la vez que me han ayudado a sistematizar mi propio pensamiento, por lo cual le quedo agradecida.

Investigadora Emérita IVIC
Individuo de Número de la
Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales

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