A quien pueda interesar
Yo, Carlos Fernández Cuesta, venezolano, civilmente hábil (por ahora), residenciado en esta ciudad de Caracas (por ahora) y titular de la Cédula de Identidad personal Nº…, hago constar por medio del presente documento lo siguiente:
Primero: Que conozco desde hace varios años de vista, maltrato, amenazas e incomunicación al gobierno de la llamada revolución bolivariana y a su único indiscutido conductor. Que sé y me consta que está integrada en las masas, aún no del todo desengañadas y que siguen a la espera de algo bueno de ella, por personas ingenuas pero en su mayoría decentes y honradas y, por la cúpula, en una camarilla mediocre, siniestra y corrupta sin precedentes registrados en la historia antigua y moderna de Venezuela.
Igualmente me consta la humillación que han hecho de los más pobres utilizados como piezas de escala de una elite burocrática, codiciosa y depredadora, quienes dicen actuar en su nombre y beneficio sepultando los ideales que decían profesar y que compartimos que la expresión popular legítima, elaborada con imaginación y destreza, noble en su origen, contiene la cuota de legitimidad más alta imaginable para elevar al hombre por intermedio de la cultura.
Segundo: Doy fe y puedo asegurar del conocimiento que de este gobierno tengo y de quien se encuentra a su mando, que no solamente han torcido todas las formas y reglas de la convivencia civilizada, destruido toda noción de derecho y justicia, promovido el odio entre sus nacionales, la guerra social, la persecución política por el hecho de opinar distinto a la línea y consignas gestadas desde lo alto de los organismos oficiales del gobierno, de su partido, o a la de los caprichos del jefe del Estado insertados en una diarrea de ideas anacrónicas, personalistas, militaristas y premodernas, agregándose a todo esto la abominable traición a la soberanía de la nación invitando a una nación extranjera a la invasión de su territorio, al desfalco de sus bienes y a la entrega gratuita a este y a otros de la riqueza y patrimonio de los venezolanos.
Tercero: Por tales argumentos, no pongan a estos tipos donde haya real de otros, un destino público, persista la paz, exista algo en pie o donde siquiera se sospeche que haya armas, solamente recomendaría a estos sujetos y a quien viene dictándoles las órdenes, que comparezcan en el plazo más breve, a objeto de preservar lo que queda de país y comenzar sin demora la ardua tarea de reconstrucción, que sean juzgados ante un tribunal imparcial dando cuenta de sus responsabilidades, al tiempo que se haga todo por que predomine la justicia, clave para erradicar que se imponga el histerismo de una venganza indeseable y desintegradora.
Sufragar el 26S por la Unidad democrática contra los mayordomos del servilismo totalitario, es camino a ir recuperando el país de sus demoledores, inquisidores y verdugos.
