¿Qué Es la Verdad?
La verdad es un concepto tan elusivo y difícil de definir, que no es posible conceptualizarlo en una breve frase o párrafo.
Necesitamos variadas versiones y diferentes puntos de vista para poder realmente arribar a ella—y aún así no pocos no aceptarían que puedan existir diferentes “versiones” de la verdad; afirmando que la verdad “es una sola”—pero no es tan fácil como pudiera parecer.
El ejemplo más patente y popular es pedirle a diferentes personas que describan un vaso lleno de agua hasta la mitad; al hacerlo obtendremos respuestas que son verdades pero diferentes—no sólo en cuanto a la descripción física del objeto, sino de su significado y consecuencias.
En el argot militar se llama a la verdad “inteligencia”, y sólo se llega a ella cuando se han obtenido respuestas verificables que respondan a las siguientes preguntas: ¿Qué se dice?, ¿Quién lo dice?, ¿Porqué lo dice? y ¿Qué dejó de decir?
Y la principal característica de la verdad científica: que en principio debe ser refutable, se contradice con uno de los conceptos de la verdad del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española: “Propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna”—es decir; según la citada academia la verdad es absoluta, mientras que para la ciencia es dinámica (sujeta a cambiar).
La verdad es a veces tan elusiva que no es posible determinarla con precisión y por ello sólo puede definirse en términos probabilísticos—y hasta existe el Principio de la Indeterminación de Hesisenberg, que en el ámbito de la física cuántica, establece que existen ciertos pares de propiedades físicas (como posición y momentum) que no pueden ser conocidos con precisión; más específicamente, que cuanto más preciso sea el conocimiento que poseemos de una propiedad física de un objeto, menos preciso será nuestro conocimiento de la otra propiedad física que va a la par con ella—y día a día, los meteorólogos nos demuestran porqué no podemos saber con precisión las verdades sobre el clima, sino sólo en términos probabilísticos.
Y cuando contextualizamos la verdad en términos culturales, ésta prácticamente desaparece inmersa en una maraña de tradiciones, creencias, hábitos, costumbres, estereotipos y supersticiones, que hacen imposible que algo que es realmente cierto en algún lugar del planeta Tierra, no lo sea en otro lugar distinto.
Al saber esto, vemos como la trillada frase: “La verdad os hará libres” puede significar muchas cosas, cualquier cosa, o ninguna.
Ante esta innegable realidad debemos concluir que la verdad es eminentemente relativa; que no es posible definirla fuera de un extenso contexto, y que lejos de ser absoluta, es muy dinámica, permanentemente cambiante, lo que nos debe llevar a cuidarnos de todo aquél—o aquella—que se crea dueño de la verdad.
Es decir, es evidentemente sensato y racional, dudar de cualquier “verdad” hasta que hayamos podido reunir suficiente información adicional para contextualizarla; es decir, entenderla, debidamente.