Opinión Nacional

La encrucijada venezolana

Existe una apuesta por el fatalismo, que muchas veces la confusión reinante nos impone; perdiendo de ese modo la visión dialéctica de los procesos, cegados por las peleas de lavanderas de la oposición y el chavismo, se acaba por ver el bosque y no las ramas menos las hojas. En el lado oposicionista pervive la vieja guardia, ver a Omar Barboza, hombre nefasto, venido de la Unión Republicana Democrática (U.R.D.) originalmente, luego haciendo la fiesta en la extinta Acción Democrática y ahora en el Nuevo Tiempo, con jefatura en el mismo y capitaneando la Mesa de la Unidad, y para colmo referenciando una Agenda Parlamentaria; no mueve al sarcasmo sino al asco, pues que un hombre de tamaña calaña llegue a la Asamblea Nacional de nuevo, no es más que la confirmación de la hegemonía empresarial, ganadera e intereses bastardos, que en el caso del Zulia ha dominado por décadas. Pero otra oposición se ve, oyendo al Agustín Blanco Muñoz, el individuo que ha hecho negocio con eso del Ex país y su cátedra Pío Tamayo; el hombre aduciendo que no hay una salida electoral, en otras palabras aboga por salida militar contra el Chávez, pero no para superarlo sino para impedir la Vencecuba; perdiendo el otrora marxista de manera interesada la concepción de la lucha de clases y el reacomodo de los actores, bien se llamen Amos del Valle o Boliburguesía. Entre un hombre de rancios intereses burgueses y el pequeño burgués seudo marxista del catedrático, nada en lo sustantivo los diferencias, son ascua para obnubilecer al pueblo venezolano.

La comedia sigue, otros personajes aparecen en estado de putrefacción, como el Sultán del Zulia en el Perú, el Manuel Rosales; el hombre entre proclamas apocalípticas como la Del desastre económico nacional, lanza sus dardos desde Lima acompañado de un supuesto violador; mientras la criminología, la Lola Aniyar de Castro, le hace coro al ex dueño del Zulia, la misma hembra que junto a Marta Colomina de Rivera, hicieron cátedra también de odio en la Universidad del Zulia, con aquello de la Criminología de la Reacción Social. Por el otro lado aparece el Henry Falcón, otro populista con cara de buena gente, quien entre un discurso de aparente equilibrio, nada en lo concreto habla sobre la crisis nacional y la salida ante la arremetida de ambos sectores contra el patrimonio nacional, en sí, cómo liderar un pueblo en concreto ante el mar de mentiras, confusiones y entrega de que es objeto. En Miranda aparece el chavo de Enrique Mendoza, hombre sinceramente plebeyo a pesar de su supuesto origen burgués, lo cierto que logra privilegios y se monta por un curul a la asamblea. Ante este panorama, el oficialismo en nada se les diferencia.

Unas supuestas elecciones por la base la venden estos muérganos oficialistas  como la síntesis de la democracia participativa y protagónica, al parecer, un análisis más objetivo está demostrando que muchos de los llamados luchadores sociales, no son más que fichas de los presidencialitos, en que se han convertido los gobernadores y alcaldes del proceso; sin dejar de mencionar los fijos que designa el mandatario nacional. El negro de Aristóbulo vuelve por su curul, emblema de la locuacidad hecha mentira; el hombre más chavista que Chávez, representa ese político cruel, el mismo que venido de las filas de A.D., monta negocio con la Causa Radical , se va al Partido Patria Para Todos y hoy es miembro destacado en el Partido Socialista Unido de Venezuela. Si hay que buscar un socialista sin fundamento, allí tienen a ese zambo. Pero en lo fundamental, qué ha hecho el hombre para tener un nuevo puesto en la Asamblea; sus ejecutorias han sido grises como su color, desde la dirigencia del magisterio, la alcaldía, el ministerio y pare de contar los cargos que ha tenido; en la actualidad sólo sabe habla pistoladas en los programas de supuesta opinión oficial, que no son más que ofensa sin par en nombre de una pureza socialista. En tanto la comedia chavista sigue, nada se dice sobre las memorias y cuentas de la mayoría de diputados del oficialismo, nadie los conoce, hasta unos cantantes folclóricos tienen. La revolución parlamentaria, que se dio en llamar el parlamento de calle, sólo fue un propagandismo cruel; no hay auditoria sobre este ente oficial; las leyes se aprueban a una sola voz y de seguro el bostezo debe ser también igual. El poder legislativo entregado al ejecutivo, una contraloría inexistente, una defensoría de afiche y una fiscala que no convence, son la muestra de un equilibrio de mordaza, de los poderes públicos; que nada aportan al valor agregado institucional venezolano.

El saqueo de la hacienda pública ha sido con furia inclemente; en la actualidad, ante la caída petrolera se cumple lo que bien dijera insistentemente Don Domingo Alberto Rangel en su columna periodística (parafraseo): Chávez ahora subastará las reservas petroleras a las transnacionales multipolares. El nieto de Maisanta desesperado en la coyuntura estructural que él ahondó con creces, se vende cual Caperucita Roja, no es su gestión la culpable de nada; son los burgueses y el imperialismo norteamericano, mas nada de eso convence. Cada día está más solo, esos abrazos efusivos en los encuentros diplomáticos, ya deben resultar tediosos; pues, la caja chica de Miraflores ahora no excreta tantos dólares. Para remedio se declara marxista, habla sin dirección de nacionalizaciones, amedrenta y ofende a los burgueses como él y su grupo de la Boliburguesía; dice que aplicará la ley contra el contrabando, los ilícitos sobre todo; pero nadie sabe el destino de un Cruz Wefer, el caso de Danilo Anderson, el Vallenilla Lanz de de entidad financiera de su primeros años, menos de la vida de un Jesse Chacón y  su hermanito banquero. La ilegalidad es soportada por la legalidad presidencial, para muestra un botón: La amargada de Jenny Cedeño, la misma diputada que tuvo vida de gerente público durante la gestión del escorpión de Arias Cárdenas en la Gobernación del Estado Zulia, tiene expediente que la inhabilitaba para la indicada diputación y la mujer la ejerció sin el control fiscal del policía político, en que se convirtió el Russian.

País no portátil, como título su novela el vivaracho de Adriano González León, quien después de arremeter contra la burguesía con su pluma, murió infartado de conmilitón en uno de los mejores restaurante de Caracas; no, País del Bochinche, como muy acertadamente nos calificó nuestro único gran hombre con talla internacional, Don Francisco de Miranda. Una nación donde la mendicidad es un oficio ganancioso, el extranjero vecino domina la economía local y parte de la nacional, con las fronteras abiertas cual vientre de putica de esquina que se vende por una locha; el contrabando haciendo de la suya sin el control de la Guardia Nacional; economía verdaderamente de Emirato Árabe; espectáculo por la firma de cuanto convenio mundial con empresas que nadie imagina, sin conocer las cláusulas de esos contratos, que de seguro serán leoninos; y un presidente que hizo de su odio su capital político, embaucando de ese modo el verdadero conflicto social y las reales contradicciones de clase, nos impone preguntarnos ¿Qué hacer?. Seguir dando saltos al vacío sería ahondar la muerte, pues, no es más que la cultura de muerte el esquema supuestamente socialista chavista; es exigencia ética-moral reagrupar las fuerzas democráticas, socialistas, humanistas y progresistas de la república; basta de comedia y dispersión, la nación requiere una terapia como la exigida para un demente en cama; nada de paños calientes. La disciplina moral y fiscal es un imperativo categórico; desmontar el discurso chavista y su administración pública paralela debe ser prioridad, para luego incidir sobre los problemas estructurales, hecho que de seguro hará encuentro de Amos del Valle y Boliburgueses, quienes cerrarán filas ante el verdadero imperio de la ley y el control fiscal. No es cuestión sólo de tomar el poder, sino de cómo gerenciarlo, direccionarlo y que sea el ciudadano, verdadero ciudadano, quien realmente pueda en su ámbito de referencia administrarlo o controlarlo. Ahora la pregunta es escueta: ¿Cree usted venezolano que la verdadera salida para el drama nacional es por la vía electorera? Fuerte Tiuna, epicentro del poder militar aparentemente está resteado con Chávez, la burguesía opositora mueve sus cartas institucionales y soterradas; en la gran base un pueblo alienado, drogado de aguardiente, telenovelas y espectáculos; muchos varones afeminados y mujeres envalentonadas, donde cualquier gurú hace su fiesta en pueblo envilecido. La opción no tiene justo medio: Se huye o se va al combate, cada quien desde su trinchera.

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