El fraude del siglo XXI
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Mucha gente se confunde y no sabe exactamente cuándo está viviendo dentro de una revolución comunista o cuándo anda entre el más pavoroso de los capitalismos salvajes. Se trata de aclarar esos importantísimos detalles ideológicos que a la larga permitirán que logremos la suficiente cohesión para desbaratar al capitalismo mundial e imponer los principios de Marx, aunque no lo hayamos leído.
Además, por simple humanidad, no es justo que un ciudadano de esos de franela y gorrita roja y camisón verde oliva, que hablan de mi comandante como si fueran también militares de cuartel vaya a un centro comercial, se gaste un realero en cachivaches de marca, se baje una 18 años en compañía de sus más cercanos camaradas y huya raudo en la 4×4 alemana que metió por la aduana de Puerto Cabello, y de verdad crea que está en medio de una gloriosa y rígida revolución socialista. Este combatiente revolucionario, sin duda, está enchufado donde a bien tuvo ponerlo micomandantepresidente. Es seguro que encontró algo donde hay y es evidente que ahora cuenta con los elementos necesarios para sobrevivir esta y cualquier otra revolución militarsocialista.
Signos impelables de un régimen que se dice de izquierda con militares a la cabeza. Calles rotas, aceras forradas de basura, delincuencia desatada y aliada del sistema, inflación enloquecida, la economía del tipo submarino, populismo en cadena, ataques constantes contra los medios de comunicación, la Iglesia y la disidencia en general. Recursos económicos del país sin control, a tiro de colchón, y en manos de una sola persona.
Todos los poderes del Estado alineados con el jefe y su proceso. Desempleo disimulado con buhonerismo, asignaciones lastimosas, becas, misiones y trabajitos domésticos con cartelón en la ventana tipo «se agarran ruedos», «se estiran zapatos» o «se venden empanadas».
Empresa privada en caída libre y una regaladera de plata o riquezas naturales a cuanto farsante aparezca por ahí y diga que apoya la revolución y hable muy bien del líder perfecto. La pobreza, claro está, en aumento y a buen resguardo. Mientras más pobres más fuerte es el régimen. Ese es el secreto de mercadeo. Pobre dominado por la eterna esperanza es voto enrollado y metido en el bolsillo. La alimentación del pueblo depende de las importaciones y del dólar petrolero. No se produce nada.
Falla la energía eléctrica, como en Cuba. Hospitales y escuelas, más allá de la propaganda, están en ruinas. Es un régimen que se apropia de todo lo que sirva, pues es incapaz de construir o crear algo.
¿Esto es socialismo? ¿Esto es capitalismo? ¿Esto es una revolución?
No. Ni lo uno ni lo otro.
Esto es simplemente un fraude.