Desgobierno
Con las erráticas políticas que cada día asemejan más la situación del venezolano con las pésimas condiciones de quienes habitan encarcelados por la maléfica dictadura de los hermanos Castros en ese pérfido Mar de la Felicidad (léase la Cuba de la satrapía), el gobierno de Hugo Chávez está impulsando el desgobierno.
Un gobierno centrado en involucionar, en convertir el progreso alcanzado durante las últimas 4 décadas del siglo pasado en retroceso ideológico, político, institucional, económico, cultural, social e informativo, al extremo que Venezuela comienza peligrosamente a ser etiquetada de país narcotraficante y aliado del terrorismo.
En lo ideológico se está asumiendo postulados fracasados como es el socialismo; en lo político se reconcentra el poder en vez de profundizar la descentralización. En lo institucional las organizaciones del Estado no actúan apegadas al marco democrático sino como apéndices del gobierno; en lo económico se destruye el aparato productivo; en lo cultural se restringe sólo a un sector ideológico; en lo social se reduce a políticas de mendicidad y en lo informativo se intenta controlar los medios para anteponer la censura a la libertad de expresión.
El desgobierno que observamos, expresado en aspectos que abarcan de lo máximo a lo mínimo, desde el racionamiento eléctrico hasta la inexistencia de alimentos básicos, necesariamente tiene que pagar por los errores cometidos, por esas engañosas y erradas políticas que en el fondo atentan contra la condición humana.
Más aún, tiene que pagar por la política de hostigamiento, persecución y detención de ciudadanos (Rosales, Alvarez Paz para citar sólo a dos), usando la complicidad de los Poderes Públicos Nacionales, convertidos en instrumentos serviles del régimen.
El momento estelar de demostrar el malestar contra las políticas engañosas del gobierno nacional, avaladas por los secuaces diputados oficialistas, es protestar institucionalmente pero, sobre todo, votar 26-S.
Resulta imperativo participar en jornadas de protestas de rechazo a las detenciones – ahora de Alvarez Paz – sin perder que el norte es la fuerza del voto el 26-S, con el fin de evitar la total destrucción de la República.