La Pérdida del Poder
Las protestas por las promesas incumplidas se multiplican, las esperanzas populares se desvanecen y el gobierno da golpes a ciegas intentando recuperar el terreno perdido debido a su mala gestión.
Las encuestas muestran un panorama desolador para el oficialismo que se mueve con dificultad entre contradicciones internas y el malestar de las bases por que la dirigencia no la escucha ni consulta decisiones. Heinz Dieterich uno de los ideólogos del socialismo ha comentado que Chávez enfrenta un iceberg capaz de hundirlo.
La lectura de la radicalización del proceso es sin duda “la patada del ahorcado”. Fuera de toda lógica Chávez insista en llevarnos hacia el mar de la “felicidad” cuando las grandes mayorías lo rechazan; ordena expropiaciones a troche y moche en contra del sentir del pueblo; pretenda resolver la carestía con controles de precios y el desabastecimiento con costosas importaciones cuando la solución es pactar y apoyar a los productores nacionales que generan empleo y bienestar verdadero.
La solución de la crisis energética y del suministro de agua se busca con apoyo extranjero cuando el país cuenta con magníficos expertos que en su momento crearon sistemas modernos y eficientes admirados en el mundo entero.
Se pretende penalizar a Internet y al Twitter en contra incluso de sectores oficialistas que los usan como es el caso de aporrea.com. Hordas pagadas atacan las instalaciones universitarias, amenazan a las autoridades y sabotean actos culturales y académicos. Los complejos culturales, salas de teatro y museos han dejado de ser centros de entretenimiento para convertirse en sitios exclusivos de reuniones políticas y de expositores chavistas.
Lo único que puede salvar al gobierno de la debacle es un cambio de rumbo que no se percibe en el horizonte pues Chávez no está dispuesto a hacer concesiones ni a dialogar, por lo cual el poder, que una vez ostentó, terminará perdiéndolo.
