¡Otro cambio de nombre!
Con motivo de la noticia de uno más de los actos de los “juristas del horror”: el inconstitucional, ilegal y dictatorial arresto de Oswaldo Álvarez Paz, me acabo de enterar de otro cambio de nombre de los que tanto le gustan al comandante que desgobierna al país. La Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) de lo que antes era Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia y ahora se llama Ministerio del Poder Popular Para Relaciones Interiores y Justicia (MINPPRIJ), ahora se llama Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN).
A quienes les gusta jugar con los acrónimos tal vez se les ocurra que SEBIN debe ir más bien por “Seguro Encadenamiento Bajo Indicación Neofascista.” Por otro lado, si los cambia-nombres de los oficialistas hubiesen sido más fieles a sus ideales tan cercanos al fascismo y al nazismo, recordando que en el Tercer Reich el Servicio de Seguridad del Estado se llamaba “SD” (por Sicherheitdienst ) han podido rebautizar a los servicios de inteligencia y prevención con el nombre “SDS”, por “Servicios de Seguridad”. Y es que el cambio de nombre de los ministerios que ahora todos son “Del Poder Popular”, tiene su origen en el fascismo italiano en el que el ministerio de la Cultura se llamaba “Minculpop”. A los cubanos les gustó eso del “Poder Popular” y el comandante siguió el ejemplo de sus amos.
Ese mismo comandante y sus acólitos están convencidos de que con los cambios de nombre van a cambiar al país, van a lograr que la mal llamada revolución se imponga y se logre el también el mal llamado socialismo del siglo XXI. Para entender que los cambios de nombre no cambian las cosas hay que leer a Shakespeare. En efecto, en Romeo y Julieta, en la segunda escena del segundo acto, cuando se da el diálogo de Romeo, desde el jardín, con Julieta, en su balcón, surge el problema que parece separarlos y es que Romeo tiene el nombre Montagu y Julieta es de los Capuletos. Julieta le dice a Romeo: “¿Qué hay en un nombre? Lo que nosotros llamamos rosa también tendría el mismo suave aroma con otro nombre.” La diferencia está en que el gobierno del comandante, el cambio de nombre tiene el mismo olor nauseabundo que había con el antiguo nombre. DISIP y SEBIN despiden el mismo olor, el del horror, el de la opresión.